martes, 25 de febrero de 2014

LO NORMAL DEL PERIODISTA

Redacción de ABC


Recapitulo el día por orden de aparición. Hoy he hablado por teléfono con un comandante, una inspectora de Policía, un comisario y dos jefes de prensa. He tomado un café (en realidad un zumo de naranja, pero me ciño al convencionalismo de la expresión) con un capitán, un teniente y un guardia, con éstos a la vez. Ahí acabó la mañana (las charlas con los compañeros no cuentan aunque sean profesionales). Ya por la tarde he vuelto a la tarea: de nuevo llamé a la jefa de prensa mencionada, pendiente de la misma gestión, a una abogada a la que tengo gran aprecio aunque nunca me cuenta casi nada, a un comisario que estaba ocupado y me ha emplazado para más tarde y a otra letrada a la que continúo esperando. Hoy ha sido un día tranquilo, de continuidad de algunos asuntos abiertos, de esos en que das gracias porque necesitas un pequeño respiro. 

Si preguntara a los compañeros que se ocupan de estos mismos temas probablemente relatarían una secuencia de llamadas y entrevistas (los correos ni los menciono) más o menos parecida, según las fuentes y los asuntos que en este momento tengan en marcha. Esto es periodismo. Una parte pequeña del oficio, basada en el dato y el contraste por la delicadeza de lo tratado, porque "jugamos" con vidas y con honras. Cuando se ejerce con honestidad y dedicación no queda otra que abrasar permanentemente a las fuentes. 

No siempre podemos comprobar y someter a verificación todo lo que querríamos, pero me consta que casi todos los que nos dedicamos a los sucesos y sus orillas lo intentamos. Nos la cuelan a veces, vaya si nos la cuelan, incluso fuentes por las que habríamos apostado la cabeza pueden fallar un día. Sigo creyendo que es el mejor oficio del mundo (para mí, obvio); me sigo divirtiendo, continúo aprendiendo, me agarro unos disgustos descomunales y no hay mes en que no piense en retirarme. Pero luego el veneno inoculado vuelve a extenderse por el cuerpo y el cerebro y una noticia te vuelve a resucitar. Esto es periodismo. Lo otro es otra cosa. Lo respeto, lo aplaudo si hace falta como ejercicio, como experimentación, pero por favor no me vendan la envoltura de que es lo mismo porque no lo es; ni me cuenten la cantinela de remover conciencias. Solo pido que lecciones las justas. Los que se han pasado muchas horas en la calle y/o peregrinando detrás de una noticia conocen la diferencia. La esencia sigue siendo importante (al menos para mí); la semilla del oficio también. Recapitulo el día casi al cierre (si no suena el teléfono a una hora intempestiva). Mañana les vuelvo a ver y si les interesa les vuelvo a contar. Se llama Periodismo, no lo olviden.      

martes, 18 de febrero de 2014

OSCURIDADES EN EL COLEGIO VALDELUZ



"Es como el hielo. No se inmutó. No dijo nada pese a la gravedad de las acusaciones". Son palabras de uno de los investigadores del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía que estos días han asistido a las víctimas de Andrés D. profesor del colegio Valdeluz, encarcelado por ocho delitos de abuso sexual aunque ya han denunciado quince chicas. "Es un pederasta de libro", señala la misma fuente. En el SAF están alarmados porque la edad de las víctimas ha ido bajando a medida que se recogían más denuncias (la más pequeña tiene solo 6 años) y porque existen indicios de que podría llevar actuando cerca de veinte años. De hecho, el profesor de música, antes fraile agustino, ha sido señalado por una alumna del centro musical de Majadahonda donde dio clases antes de recalar en el Valdeluz y montar la escuela de música anexa, lugar en el que supuestamente cometía los abusos.

Según el atestado policial, el docente cometió también una violación y un delito de exhibicionismo, si bien el juez no le ha imputado ninguno de estos dos delitos. "La lista de los abusos en caso de ser condenado ya acarrea una importante pena, quizá sea una forma de unificar", explican las fuentes, desarmadas ante la actitud del detenido tanto cuando se le comunicó el motivo de su arresto como en las dependencias policiales. Quien se derrumbó y no soportó el interrogatorio fue el jefe de estudios del colegio, este sí religioso. Declaraba como testigo cuando fue detenido. Reconoció que en 2007 una alumna y sus padres le hablaron de esos posibles abusos, que él lo comunicó al director Eustaquio I., pero nadie hizo nada. Ni entonces ni en los casi siete años siguientes. Sentía remordimientos. Una de las últimas denunciantes ha explicado a la Policía que hace dos años recurrió al director para denunciar lo que ocurría y la oyeron como al sonido de la lluvia mansa.   
   
Tampoco el CIASI, dependiente de la Comunidad de Madrid y concebido para ayudar a este tipo de víctimas infantiles, recurrió a la Fiscalía ni a la Policía pese a que sus psicológos dieron credibilidad a la chica de 17 años que acudió a este centro con sus padres en 2007. Tampoco se preocuparon de averiguar si había más víctimas. Hace unas semanas, tal vez meses, algunas de las niñas/adolescentes a las que Andrés persiguió se organizaron a través de un grupo de whatsApp. Tres días antes de ir a la Policía llamaron para ver qué pasos habían de seguir. Llegaron 17 personas de golpe, entre crías (algunas ya son mujeres), familiares y abogada. Y ahí empezó a encenderse algo de luz para alumbrar las oscuridades que habían quedado ocultas tras los muros del colegio y el silencio cómplice.   

No existe ningún indicio de que en el Valdeluz haya funcionado un trama pero lo cierto es que el director de este centro entre 1998 y 2001 Juan Carlos H. también fue arrestado en diciembre de 2012 por tenencia de pornografía infantil en el marco de la operación Espada en la que cayeron otros 347 hombres. Una empresa de Toronto (Canadá) Azov Films vendía las llamadas películas "soft", en las que aparecían niños desnudos y en posturas sexuales. Los investigadores canadienses concluyeron que se vulneraba la ley. 

Pese a que en estas cintas no había pederastia las pesquisas destaparon e identificaron a niños en Rumanía, Ucrania y Alemania de los que abusaban individuos antes y después de las grabaciones. En una operación internacional se detuvo e imputó a todos los clientes que habían comprado ese material y entre ellos estaba el ex director del Valdeluz que en ese momento daba clase en otro colegio de los Agustinos en Málaga (se le requisó gran cantidad de pornografía infantil encriptada) y que fue apartado de la docencia y del centro. 

Muchos alumnos del colegio madrileño sostienen que nunca sospecharon de Andrés D. y sienten que se está atacando al centro y generalizando respecto a una conducta individual. Pero no. La conducta pudo ser individual (la culpabilidad o no la determinará un juez en su momento), pero la omisión y el silencio que se impuso desde la dirección del centro traspasa ese límite. Vuelvo a las palabras del investigador del SAF, harto de ver desfilar por su mesa a todo tipo de desalmados: "Es un pederasta de libro" y los pederastas de libro no paran nunca. Si no los frenan, siguen cazando entre las presas más vulnerables. No sirve mirar a la acera de enfrente.    

jueves, 13 de febrero de 2014

HÉROES Y SICARIOS

Héroes y sicarios parecen términos incompatibles, pero en la pesadilla sufrida por la mujer y la hija del periodista Paco González se mezclan de manera asombrosa desde el primer minuto. Y esa mezcla afloró incluso cuando la vida de las dos mujeres pendió del cuchillo empuñado por dos individuos contaminados no se sabe bien de qué, si de locura, de odio, de envidia... Ese diagnóstico corresponde a otros, igual que las motivaciones y el preámbulo de la historia.

Los datos objetivos parten del 15 de septiembre. Ese día, un mendigo habitual de la Terminal 4 de Barajas conoció una historia por azar y, movido por una responsabilidad que ya podían hacer suya otros, actuó. Fernando acudió a la comisaría de Policía del aeropuerto. "Un individuo calvo y bizco de nacionalidad búlgara", explicó, "al que conozco como Palen y del que no puedo aportar más datos de identidad porque solo he mantenido con él alguna conversación esporádica me ha dicho que tengo que personarme en el domicilio situado en (aquí facilitó la dirección del periodista) donde tengo que informar a una mujer española, morena, de entre 40 y 45 años de que unos sicarios búlgaros pretenden asesinarla. Es importante que esté sola sin su marido".

Fernando siguió contando al agente de Policía Judicial que lo atendió los detalles que conocía. Palen le había mostrado fotos donde un individuo tomaba café mientras contrataba a los sicarios, así como la grabación con la conversación de esa siniestra cita en Madrid. Estaban los matones, el contratante (Iván Trepiana) y una mujer, la obsesiva Lorena Gallego, aunque ni ese policía ni el informador sabían de quiénes se trataba ese 15 de septiembre. El mendigo no tenía ni las imágenes ni la grabación, pero aseguró que podría conseguirlas, dado que Palen el búlgaro las conservaba en su teléfono.

El agente tomó nota. Fernando no sabía por qué Palen le había elegido a él como depositario de la historia, ignoraba el grado de implicación del búlgaro e incluso cuál era la veracidad de la misma. El policía trataría luego de localizar al misterioso búlgaro sin resultado. Tampoco Fernando respondió después al móvil que facilitó ni al correo electrónico. De hecho, no lo volvieron a ver por la terminal o así consta en la minuta o nota informativa que se envió desde esa comisaría a la Sección de Homicidios de la Jefatura Superior de Madrid. El informante salió de Barajas con la sensación de que no le habían creído.

La nota está fechada al día siguiente, el 16 de septiembre. Desde Homicidios de la Policía se envió a sus colegas de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid. La Policía no volvió a tener noticias de Fernando hasta que ya era demasiado tarde: el pasado día 5, horas después de que Iván Trepiana y Lorena Gallego asaltaran a la esposa y la hija de Paco González. Fernando estaba en en un bar de Badajoz (tiene familia en esa provincia) cuando vio en televisión lo ocurrido. Salió disparado hacia la comisaría de nuevo. Allí en la Jefatura Superior volvió a contar la historia. "Nos pareció un personaje estrambótico, pero tomamos nota de todo", relata un agente, "y, por supuesto, lo enviamos a Madrid. Estaba indignado porque decía que no le habían hecho caso, que él lo advirtió y que se podía haber evitado".

Sus motivaciones también son un secreto, aunque lo cierto es que él actuó con diligencia. No solo alertó a la Policía, sino que además puso sobre aviso al propio periodista y este a su vez acudió a denunciar en octubre ante la Guardia Civil. Los agentes lograron detener a Pavel, pero ¿qué sicario o aspirante a o delincuente a las puertas confiesa su pecado? Ninguno y sin pruebas no hay delito. A González y su familia se les hicieron vigilancias discretas. Nadie apareció. Unos días antes del intento de homicidio él mismo habló con los agentes y comentó que probablemente el tipo de la fotografía (Iván de quien solo se tenía una imagen) había desistido si es que alguna vez sus intenciones fueron reales...

La víctima, las víctimas, y los investigadores ignoraban que esos dos personajes contaminados de locura, odio, envidia...lo que sea seguían fraguando su chapucero aunque maquiavélico plan. Desconocían que probablemente mientras esa conversación se producía ellos acechaban cerca, camuflados en el anonimato, alimentados de nada. Maite y María, su hija, se salvaron gracias a su propio coraje y gracias a Jesús, que no dudó en frenar al escuchimizado Iván con la puerta del coche y con un golpe seco en la cara que lo devolvió a la vida real y al dolor y lo hizo huir. Ella, embozada y cobarde, cuchillo en mano, falló y le siguió. El héroe uno quizá sea Fernando, ese confidente capaz de romper el silencio. El dos, Jesús, que vio y oyó chillar a sus hijos paralizados por el miedo en su coche, mientras él se lanzaba contra dos donnadies crecidos con el poder de un arma blanca y las horas de la venganza. Ahora les ha llegado el momento de las horas a la sombra.  


miércoles, 12 de febrero de 2014

DÍAS PARA HOMENAJEAR


Levantarse tarde. Llegar tarde al colegio. Estropearse la calefacción y recordar que hasta los 21 años no tuve calefacción. Llamada de un viejo conocido que asusta. Responsabilidades. Desazón por lo que uno escribe y las consecuencias que tiene. Implicación. Toque de atención. ¿Hasta dónde llegas como periodista y hasta dónde como persona? Visitar una casa (la que fue tu casa). Sentir distancia. ¿Cuántas vidas somos capaces de atravesar, cuántas veces capaces de reinventarnos? Nos bombardean con el mensaje de acomodarse. No. Ese no es el camino. No pasa nada por perderlo todo ni por conseguirlo todo. Relativismo. Moral no. Del otro, todo. Enfermedad. La pareja de alguien a quien tengo gran afecto. Ver en su mirada las ganas de luchar. Recuerdos. La lucha propia. Ganar la partida. Vuelta a un barrio. Golpeado. La obviedad de que siempre pierden los de siempre. 



Comida con Pablo. La hermandad compartida durante 17 años. Recuerdos de tantas risas y tantos disgustos. Caminos separados pero paralelos. Criterio común. Enfoque en su lugar. Adiós a los tiburones. El trámite. Ellos investigan. Reconocimiento mutuo. "Palabra de vor" sigue siendo un referente para algunos. Orgullo. Escribir de madrugada y dormirse sobre el teclado. Horas y horas de insomnio forzoso y de aprendizaje. Saber contar. Saber vivir. Calma. 

Casa. Que te esperen. Que no te juzguen. Que te abracen. Que te cuiden. Él y mi hijo. Uno más uno igual a tres. Somos producto de nuestra lucha. Somos lo que elegimos ser. Nada está escrito. Si te vas a dejar arrastrar, que sea por las palabras más bellas, las elegidas con mimo. 

Hoy quería homenajear al día. El frío ya no me roza. Espero que lo entendáis. Hasta los suceseros tenemos un músculo debajo de la chaqueta. 

sábado, 8 de febrero de 2014

SANGRE DE PERMISO


Rafael Robles García, el asesino muerto durante su persecución


Este hombre, Rafael Robles García, ha muerto hoy en Plasencia. Pero antes ha llevado su ruido y su furia a dos familias y el pánico a una tercera. Desde el día 21 de enero, cuando salió de la cárcel con un permiso de cinco días, ha matado a dos hombres -a los que no conocía de nada- para robar un coche a cada uno y a punto estuvo de acabar también con la vida de un tercero y su bebé. Cincuenta agentes le han dado caza tras perseguirlo en su endiablada carrera hacia la nada. Tenía tres pistolas, una navaja, munición, medicinas, ropa... "No puedo respirar, no puedo respirar", les decía a los agentes que le pusieron las esposas cerca del cobertizo donde se refugió. Cayó fulminado. Ahora se investigará si de un infarto o de la herida de bala que ha visto la forense en su omóplato (sin salida) y que no dejó ni rastro de sangre. "No sabemos aún si hubo un tiroteo o si le ha alcanzado algún disparo", ha explicado el general de la Guardia Civil de Extremadura. 
    
Rafael Robles cumplía condena en Badajoz porque intentó matar a un hombre con el que acababa de tener una discusión de tráfico en 2001. Su lista de antecedentes (agresión con navaja, drogas...) se remonta a 1990. El "angelito" al día siguiente de salir de permiso, el pasado 22 de enero, encañonó a un joven en su garaje de Plasencia y lo obligó a que lo trasladara a la presa del Jerte. Quería llevarse el coche, en el que también viajaba el bebé de la víctima. Este aceleró y logró escapar aunque el delincuente disparó tres veces contra el vehículo. 

El siguiente episodio (aún en investigación) ocurrió una semana después en Cazalegas (Toledo). Allí fue asesinado a tiros otro joven de 28 años que estaba de caza con sus galgos. El asesino huyó con el Kia Sorento de la víctima, que apareció quemado dos días después cerca del tanatorio de Badajoz. Ayer, Robles volvió a actuar y mató a Manuel Tejeda, de 57 años, de un tiro en la nunca en Badajoz. Lo dejó moribundo y huyó con el Ford Focus de la víctima y su teléfono. 

Esta mañana ha sembrado el pánico en las inmediaciones de Plasencia. Lo vio un policía nacional en el coche robado pasadas las diez, conduciendo como un loco. El temor es que el asesino se metiera en una urbanización, que secuestrara a alguien, que volviera a matar. Quería cruzar el río Jerte, pero iba tan crecido que no ha podido. Pasada la una y media de la tarde, tras horas de persecución de la Policía y la Guardia Civil, consiguieron pararlo. Era un permiso ordinario, pero en él dos familias han saltado por los aires. 

Estos han sido los hechos. Acarrean una intrahistoria paralela para mí. Mientras sucedían, necesitaba un pequeño favor (ajeno al asunto) de una de las personas que en esas horas se dejaba la piel y los nervios en busca del criminal. Enfrascada en otros sucesos, desconocía que se estaba produciendo esa persecución. Mi interlocutor, un viejo y querido conocido, con su calma habitual me ha respondido: "Ahora no puedo, Cruz. En cuanto tenga unos minutos hablamos". En menos de una hora tenía mi respuesta. No me ha mencionado ni una palabra sobre la tensión que vivían ni sobre el momento inconveniente de mi llamada. No ha postergado la gestión, solo he notado que tenía mucha prisa. 

La historia se remonta a muchos años atrás, a muchos sinsabores para ambos por la trinchera compartida en ocasiones. Quizá esa sea una de las marcas de identidad del periodismo de sucesos: la lealtad arrastrada en el tiempo; el hoy por ti y mañana ya veremos... Estas pequeñas intrahistorias son las que muchos días nos mantienen atados al oficio, las que otorgan sentido a algún sinsabor a deshora. Él no la leerá, pero eso qué importa. "(...) ya sabes cuánto hay de insuperable en esto de ser hombre"   



domingo, 2 de febrero de 2014

"A ASUNTA NO LE GUSTABA FALLAR EN NADA"




"A Asunta eso la hacía sufrir porque era una niña a la que no le gustaba fallar en nada y eso lo consideraba un fallo". Son palabras de la declaración ante la Guardia Civil de Gail L.B., la profesora de ballet de la pequeña asesinada en Santiago. Gail reveló que la actitud de los padres hacia el ballet había cambiado desde finales del año anterior, o más bien se había acentuado ese cambio porque desde la muerte de los abuelos de la niña, a quienes estaba tan unida, nada volvió a ser igual. "Se produjo una pérdida de comunicación y falta de colaboración por parte de ellos cuando en los cursos anteriores la implicación era total". La profesora explicó un ejemplo muy gráfico. Para el festival de fin de curso tenían ensayos; iban a representar entre otras una danza árabe y ella pidió a las alumnas unos crótalos para los dedos. Asunta llegó sin ellos, pero no por un olvido, la niña especial jamás se olvidaba, "sino porque no se los habían comprado sus padres". Eso para la pequeña era un sufrimiento. 

Desde el 30 de junio hasta el 14 de septiembre no la vio, aunque el 10 de julio la niña le envió un whatsApp preguntándole por las notas de los exámenes. La profesora se las había enviado por correo electrónico a su madre cinco días antes, pero la pequeña no lo sabía (cierto que Charo acababa de salir del hospital, rota según explicó al juez). Gail contó también que antes mandaba la información al padre y a la madre, pero dejó de enviarle correos a Alfonso Basterra. La razón, la explicó la docente con todo detalle en su declaración ante el juez. La actuación final fue el 30 de junio. Las alumnas llevaban varios trajes -danza escocesa, danza polaca, danza rusa, danza árabe y danza africana-; Charo estaba ingresada y la reacción de Alfonso no estuvo a la altura. 

La niña, el jueves antes de la actuación, dijo a la profesora que no encontraba el vestuario para el baile africano y su padre añadió que Asunta no iba a poder participar en esa coreografía, ensayada durante meses. Gail se ofreció a venderle uno nuevo. "No voy a pagar más dinero por un traje". La docente se lo prestó a la niña, pero cuando se lo devolvieron faltaba una falda de rafia. "Se la pedí educadamente a Alfonso por mail y él negó por completo que faltara alguna pieza. Cuando insistí, siempre de forma correcta, ya no me contestó". Gail dijo al juez que esto fue una continuación del cambio de actitud que había empezado tiempo antes. Fue el primer año (Asunta llevaba seis asistiendo a ballet) que no le hicieron reserva de matrícula, de manera que la docente creyó que en septiembre la niña ya no retomaría las clases porque tampoco siguió ningún curso en verano como era habitual. 

Se equivocaba. El 14 de septiembre, la pequeña volvió. Cuatro días después, Charo envió el siguiente mensaje a Gail: "Hola Gail, a causa de una medicación que Asunta tenía que tomar hoy no se encuentra en condiciones de ir a clase. Está muy preocupada por el papel que tenía que llevar hoy cubierto. Yo le he dicho que no hay ningún problema que te lo llevará el viernes. Disculpa las molestias y gracias x todo". Faltaban tres días para que la alumna aplicada y constante fuera asesinada. 

martes, 28 de enero de 2014

LA SELECTIVA MEMORIA DEL ASESINO




Antonio Losilla

Pilar Cebrián, Sonia Iglesias y Marta del Castillo jamás se conocieron. Tienen en común solo su trágico final y la perpetuación en el tiempo del dolor añadido para sus familias porque sus cadáveres no han sido encontrados. El asesino de Marta está en prisión, condenado en firme. El presunto de Pilar, su marido, también duerme entre rejas pero aún no ha sido juzgado y el que era esposo de Sonia disfruta de su libertad, aunque imputado por la desaparición de su pareja. Ninguno ha confesado dónde están los cuerpos de ellas. Su selectiva memoria les alcanza únicamente para zafarse de responsabilidad. Solo Miguel Carcaño, que mató a Marta, ha colaborado tras cambiar media docena de veces sus palabras. Pero esa cooperación tardía, incompleta tampoco ha servido. 
  
Imaginen a un grupo de policías (tres grupos en realidad) dejándose conocimientos, empeño y vida en buscar a esas víctimas, en devolver siquiera la dignidad de la sepultura conocida. Imaginen por un momento su desazón, su frustración, su impotencia... Imaginen, no es difícil, a los padres de la niña rubia de ojos azules tras cinco años de mentiras; a los de la vital y entregada madre de Pontevedra (Sonia), que fue a trabajar y nunca más volvió; imaginen a la familia (una parte) que no concibe la muerte de Pilar y mucho menos que se marchara con unas amigas, como sostuvo su pareja. 

Cuando la oscuridad ensombrece una investigación, si quienes están detrás responden como se espera de ellos buscan puertas, resquicios, cualquier hilo al que seguir aferrados. Me consta que en estos tres casos todos ellos cumplen esa condición. De ahí, la prueba que ya se ha llevado a cabo en uno de los tres crímenes y que se solicitará en los otros dos. Se trata del potencial evocado cognitivo (P300) en busca de la huella neuronal. En teoría hay una memoria acumulada sobre hechos relevantes. Al observar una foto o un texto clave se produce una respuesta cerebral y la altura de la onda es más grande. Si quien se somete al test ha estado en el lugar de un crimen o ha atacado a la víctima, en teoría esa onda se alterará porque el hecho ha quedado grabado en la memoria. Habla el cerebro sin que la persona despegue sus labios. 

Miguel Carcaño
No es una prueba de investigación criminal, sino de diagnóstico neuronal pero con posibilidad de ser aplicada a casos como los descritos. En Estados Unidos, por ejemplo, este análisis forma parte ya de numerosos procedimientos judiciales. Al marido de Pilar, que confesó haber matado y descuartizado a su esposa (luego lo negó), se le realizó en diciembre. Se le mostraron decenas de fotos con frases intercaladas para detectar variaciones. Los resultados analizados no se conocen, dado que el juez de Violencia de Género de Zaragoza que autorizó la prueba mantiene el secreto de las actuaciones. 

A esa misma esperanza se aferra la familia de Sonia Iglesias, que está decidida a solicitarla. En su caso, el hijo de la víctima convive con el imputado que jamás ha reconocido los hechos. Los investigadores solo le barajan a él como autor tras decenas de pesquisas. La juez no se ha pronunciado. Tampoco lo ha hecho, el magistrado que instruyó el crimen de Marta del Castillo. La Brigada de Policía Judicial de Sevilla no se rinde. Sigue investigando y sigue buscando el cuerpo de la menor. Ahora quieren que Carcaño se someta a la P300. Están convencidos de que por fin el autor no miente, pero no recuerda con claridad el lugar donde, según él, enterraron el cadáver él y su hermano (absuelto). 

Los abogados defensores cuestionan no solo la validez y pertinencia de la prueba sino su legalidad. "Rebuscar en el cerebro supone una intromisión que atenta contra un derecho fundamental", alegan. Quienes investigan, ven en cambio un atisbo de salida. "La investigación se complica cuando no aparece el cuerpo y se corre el riesgo de una absolución o una rebaja de la pena. Los cadáveres hablan. Si no los tenemos, el silencio puede cubrirlo todo".  

lunes, 20 de enero de 2014

ASESINO PRÓFUGO Y POLICÍA EN EL ENTIERRO


José Manuel García Barata lleva media vida (solo tiene 24 años) dando esquinazo a la Justicia o mejor riéndose de ella en los bigotes. A los 15 asaltó un chalé en Orense con su hermano y otros tres individuos en el que encañonaron a la dueña; pasó unos meses en un centro de internamiento. No le constan antecedentes penales porque era menor. El 27 de abril de 2010 disparó cinco veces contra un taxi en Salamanca. El objetivo era el pasajero, "el Paloma" un toxicómano que salía de cenar con otro clan merchero como el de Barata (son primos) y con el que tenía pendencias. Lo esperó y no dudó en tirar de revólver. El copiloto se agachó y se salvó, pero uno de los disparos reventó la cabeza del conductor, Ángel Sánchez. Estuvo en prisión solo tres meses y salió en febrero de 2011. Utilizó un Audi TT, que nunca ha aparecido, pese a carecer de carné de conducir y, por supuesto, de permiso de armas. El taxista tenía 60 años, una mujer y una hija discapacitadas a su cargo, y una nieta de la que era tutor.

Desde febrero de 2011 hasta la semana pasada, Barata ha estado en libertad pese al asesinato del taxista. En marzo del año pasado la Policía lo detuvo en Madrid junto a un hermano con 12.000 euros falsos. Tampoco ingresó en la cárcel. La primera semana de julio se sentó en el banquillo, pero ante las penas que pedía el fiscal y la acusación optó por huir antes de la sentencia. Cuando se la iban a notificar (29 años de cárcel) el 19 de julio, ya había huido. Nadie había pedido que ingresara en prisión. No se montó ningún escándalo. En agosto, el Grupo de Fugitivos de la Policía comenzó su búsqueda y la Audiencia de Salamanca dictó orden europea de busca y captura. Se sospechaba que se había refugiado en Galicia o en el norte de Portugal, pero no se encontró ni rastro.



El pasado 13 de septiembre su padre, Manuel García Nieto, «el Segoviano», moría de un infarto en la prisión de Pereiro (Orense). Cumplía 25 años por el asesinato de su propio yerno, al que culpaba de provocar el accidente de tráfico en el que murió su hija. El jefe del clan proporcionó una escopeta al asesino (enamorado de otra hermana de Barata a la que también aspiraba el yerno) y se quedó a unos metros viendo como acribillaba a la víctima. Los policías se presentaron en el entierro con la esperanza de que el huido acudiera a dar el último adiós a su padre, como sería de esperar en un clan familiar tan «unido» como ese. Alguno de los agentes estrechó la mano de los dolientes; el asesino no apareció.

Los agentes recurrieron en esos meses a varias instancias judiciales y en una de ellas encontraron apoyo. Se pensó que quizá en Navidad contactaría con su familia, pero de nuevo fallaron las previsiones. Ya no se podía perder más tiempo así que se decidió pedir colaboración ciudadana. La respuesta no tiene parangón. Barata cayó en 13 horas. El pasado martes a las nueve de la mañana la Policía pedía ayuda a través de la redes sociales y difundía una foto del individuo con sus inconfundibles cicatrices sobre la ceja y en el frontal izquierdo, y su cara redondeada. A las 22.15 era detenido al salir de un gimnasio de Ponferrada (León). En esas trece horas se recibieron tres correos electrónicos y 17 llamadas, una de ellas clave. 


Fue un día de infarto. Una llamada situaba al de la cicatriz en Sevilla caminando con otro individuo con el brazo escayolado (un pariente suyo lo tiene); un guardia civil creyó verlo en una gasolinera de Madrid; una   taquillera del Metro de Barcelona pensó que era él. Estaba haciendo pesas en un gimnasio de Ponferrada e iba indocumentado. Le rompió la nariz a uno de los policías. Ya duerme en prisión.

Sus abogados le han beneficiado con soltura, rozando la legalidad. Mientras estaba fugado, un hermano de Barata acudió a una notaría de Santiago. Allí se hizo pasar por José Manuel y con esa identidad suplantada (que no detectó o vio pasar de largo el notario y el abogado, el mismo de un testigo del caso Asunta), el letrado presentó el recurso ante el Tribunal Supremo. Hubo otros defectos de forma y se inadmitió, de lo contrario se podría estar debatiendo la condena de un asesino prófugo y con identidad falsificada. Por supuesto, la familia de la víctima no ha recibido ni un euro de indemnización.  

jueves, 2 de enero de 2014

BASTERRA: UN MÓVIL Y UN ORDENADOR CON PATAS

Basterra y Porto, el día 26 de septiembre, tras registrarse sus viviendas *ABC

El ordenador que supuestamente pertenece a Alfonso Basterra y que apareció por arte de magia en su piso de alquiler (en la calle República Argentina) el pasado día 30 no estaba antes allí. Él y su abogada pueden tratar de confundir, presentar escritos imposibles, recurrir, desacreditar a la Guardia Civil, al fiscal o al juez, pero ese portátil fue colocado después de los dos registros (el último el 26 de septiembre) y es más que probable que se pueda averiguar incluso quién lo depositó en esa vivienda, a la vista, para que fuera encontrado. 

El Equipo Central de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil, de probada exhaustividad, revisó cada estancia (un salón, una minicocina y dos habitaciones) del piso el 26 de septiembre, en presencia de los imputados Alfonso y Rosario Porto, de sus abogados, del fiscal y la comisión judicial y no lo hallaron.  "Se inicia el registro por la cocina. Se interviene una fiambrera con la etiqueta albóndigas 21-9; se registra la habitación donde dormía la niña (nada reseñable); se registra el baño sin nada de interés, se continúa por el dormitorio de don Alfonso sin nada de interés ; se intervienen unos tenis de color blanco y gris marca Kalenji que se encuentran en la entrada".  Esto es un resumen de esa diligencia, que fue fotografiada con detalle. En ninguna de las fotos aparece el dichoso portátil que tres meses después sí estaba, en un rincón donde alguien que participó en la diligencia había dejado su maletín.

Los investigadores sabían que tenía uno (al menos) porque Basterra trabajaba en casa como periodista (con escaso éxito o afán al menos últimamente); porque la cuidadora de la pequeña Asunta declaró que habitualmente en la casa de Rosario había tres ordenadores hasta que la pareja se separó en febrero (dos de mesa y un portátil, que utilizaba Alfonso) y porque las conexiones a determinadas web del padre en los últimos meses también lo habían acreditado. 

Es difícil entender a qué viene esta estrategia. Quizá cuando se analice el ordenador (suponiendo que no sea uno que nada tiene que ver con los hechos, algo que tampoco se descarta) sea posible dar con una explicación. No se sabe tampoco (o al menos no ha trascendido) qué portátil era el que solía utilizar el imputado. Pero mientras la estrategia de la confusión está servida. 

Y no solo con un objeto, una supuesta prueba, sino con dos. En un cajón de la mesita del dormitorio también fue encontrado el teléfono móvil (un segundo) que se sabía que utilizaba Basterra, aunque estaba a nombre de Porto y ella pagaba la factura. Es un viejo teléfono y también es una incógnita qué información, fotos, mensajes o rastro de llamadas almacena. Lo que no es una incógnita es que ese móvil tampoco estaba en los dos registros anteriores y ahora sí. Quizá ninguno de los dos objetos guarden memoria o guarden memoria capaz de dar luz a la muerte de la criatura y por eso haya sido tan fácil entregarlos y esgrimir el argumento de la colaboración. Esa que hasta ahora, Basterra, el padre amantísimo ha negado a los investigadores y al juez. Nada hace augurar que este "cambio" sea el inicio de una actitud diferente del imputado. Ha tenido tiempo y solo lo ha utilizado en su beneficio.  

miércoles, 18 de diciembre de 2013

LA AMENAZA DE UN ASESINO MÚLTIPLE


"Le fascinaban las teclas del ordenador. Aporrearlas como si fueran un piano, deslizar las yemas de los dedos por ellas le provocaba un cosquilleo de felicidad recobrada. Siempre había sido así, desde la primera vez, con un teclado duro de muelle de máquina de escribir antigua. De ahí le quedó la costumbre de presionar con energía, más de la necesaria; de cuando en cuando dejaba de mirar a la pantalla y miraba las letras aunque no lo necesitara porque estaban automatizadas en algún lugar desconocido de su memoria. A veces escribía tan rápido, que le ganaba a la máquina y esta, desconcertada, se paraba repentinamente exigiendo su propio ritmo. Pensaba con frecuencia si era ese alfabeto colocado de forma aleatoria el que atizaba sus ideas o al contrario, como era más lógico, porque la palabra precisa o el argumento desarrollado aparecía también con un bolígrafo entre las manos; pero era distinto. Tenía otra cadencia, otro tempo sin necesidad de reescribir.
Ese amor a un objeto siempre idéntico, a una alineación de letras, números, espacios y signos ortográficos fue el que le dio la primera pista, el indicio tenue de que algo se estaba quebrando desde un lugar profundo, absolutamente lejano. La "L" y la "O" se escondían como si bailaran una danza secreta sin música que las guiara".

Este pequeño texto es lo máximo que logré escribir tras esos primeros días oscuros de hace cinco años cuando la amenaza de la Esclerosis Múltiple se presentó en mi puerta, en mi vida, en mi inestable equilibrio emocional y en mi más asentada posición profesional. En unas horas la palabra desmielinización lo arrasó todo, impuso el desconcierto, el miedo, la duda, una nube negrísima cubriendo mi horizonte vital. La parálisis física, el estancamiento, el aplastante dolor, las ganas de tirar la toalla y cerrar los ojos acostada en una cama mientras esperaba a que cesaran los movimientos involuntarios de mis extremidades, el cansancio paralizante, la boca con sabor a hierro consecuencia de la cortisona en vena, el punzante alarido de la columna vertebral traspasada por una aguja...todo eso. 

La fortuna del carácter no la elige uno; le acompaña desde que nace y se va forjando. Voluntad y carácter, apego vital, incapacidad para la rendición. Ese equipaje que condiciona tu evolución personal. Lo mejor de esos meses de travesía del infierno fueron las personas que me arroparon y me demostraron un cariño no sé si merecido. Fueron muchos y ellos saben quiénes son. Algunos ya no están cerca, pero mi gratitud hacia ellos se mantiene intacta. Me gustaría escribir y escribir sobre ese tiempo, recobrado de cuando en cuando, pero me siento incapaz de desnudarme más...

La amenaza del asesino es ahora pequeñita, casi inexistente... Sucede, sin embargo, que en mis recurrentes consultas a mi adorada neuróloga (vaya por delante mi homenaje y mi respeto a los profesionales del Hospital Gregorio Marañón a los que estaré eternamente agradecida) he visto a gente como yo, devastada, con su vida patas arriba, sacudida por un hecho inesperado. La esclerosis múltiple es aún una gran desconocida, afecta de manera distinta a cada paciente, apenas se puede predecir cómo va a evolucionar. Algunos pueden hacer una vida casi normal; otros se quedan en la cuneta. Sus víctimas suelen ser gente muy joven a las que parte en dos... Este texto, a corazón abierto, es mi pequeño homenaje a todos esos a los que querría mirar a los ojos y decirles que no tiren la toalla y hagan todo lo que esté en su mano para luchar y vivir. La actitud personal influye y mucho. Los abrazos y el cariño recibido, también. Mi abrazo cariñoso es para espantar a ese maldito asesino silencioso.    

miércoles, 11 de diciembre de 2013

TOGAS AL SERVICIO DE LA MAFIA




Alexander Ivanovich Romanov eligió Mallorca tras ser condenado en Rusia. Se le considera el blanqueador en España de la Taganskaya, una organización criminal que se dedica en esencia a los Raider: rapiñar empresas hasta apropiarse de ellas por la fuerza o asfixiando a clientes y proveedores. En su país, fue el artífice de una de estas operaciones en la que se movieron más de cinco millones de euros. En la isla empezó a montar su chiringuito societario y financiero a partir de 2010, fecha en la que compró a través de testaferros el hotel de Calviá "Mar i Pins". Como es habitual en este tipo de grupos mafiosos la familia trabaja unida: en su caso colaboran con él su mujer Natalia Vinogradova y sus suegros, Boris y Margarita, todos prestos a encubrir de dónde procede el dinero y cuál es su destino. 

Pero el apoyo más importante, en una habitualidad que empieza a ser más que inquietante, se lo ha prestado un despacho de abogados palmesano, que ha proporcionado el soporte legal tanto a la organización como a la empresa matriz "Natali Mar y Pins", a través de al menos de cuatro sociedades instrumentales. Las crearon y las liquidaron con la colaboración de otros tres testaferros. El bufete ha proporcionado toda la cobertura para defraudar a Hacienda, es decir, a usted y a mí, y ha contado con la inefable colaboración de otro español, en este caso el gestor financiero del grupo en España. 

La opacidad empezó desde el minuto uno. Quien participó en la compra del hotel fue la madre de una asalariada rusa del despacho de abogados, que en su carta de presentación se proclama como especializado en asesorar y dar cobertura legal en adquisición de inmuebles y en inversiones de extranjeros en España. 

El Servicio de Información de la Guardia Civil y la Fiscalía contra la Corrupción y el Crimen Organizado, tras investigarlos durante 20 meses y escucharlos, llegaron a la conclusión de que ese despacho era el bunker donde se custodia la documentación de todos los fondos ilícitos e, incluso, que el abogado, con el que también ha colaborado su hermano, guardó parte de esos comprometidos papeles en su propia casa. Hoy esos dos lugares han centrado buena parte de los registros llevados a cabo. 

De momento, hay ocho detenidos, acusados de un delito continuado de blanqueo y asociación ilícita, pero la lista delictiva que pende sobre ellos y que en buena parte encierran los papeles intervenidos es bastante más larga (falsedad documental, extorsión, amenazas, coacciones y revelación de secretos, entre otros). A la operación Dirieba le queda aún mucho recorrido, dado que esos papeles guardan el secreto.   

martes, 3 de diciembre de 2013

ASUNTA: UN MICRO "PARA ROMPER EL PACTO DE SILENCIO"

"La colocación de un micro no solo permitirá romper el pacto de silencio que actualmente reina de forma sorprendente entre ambos progenitores. Se dice que de forma sorprendente porque si no hubiera complicidad, el no implicado solicitaría explicaciones al otro. Dicho pacto de silencio no regirá entre ellos (...)" Esta es parte de la justificación que el juez Taín recoge en el auto en el que autoriza a la Guardia Civil a grabar las conversaciones de Alfonso Basterra y Rosario Porto en los calabozos de la Comandancia de La Coruña el pasado 25 de septiembre, solo cuatro días después de que apareciera el cadáver de su hija Asunta. La controvertida medida, utilizada con cierta frecuencia en detenciones de etarras para contrarrestar su estrategia de denunciar torturas policiales, a buen seguro recibirá contestación por parte de las defensas de ambos. No es habitual en este tipo de crímenes y solo se entiende a la vista de que el instructor está convencido desde el principio de que ambos actuaron de "mutuo acuerdo", "al menos uno con el consentimiento del otro en una sucesión de actos cuyo número y complejidad apuntan a la existencia de un plan preconcebido", tal y como señala en otro auto de 3 de octubre, que consta en el sumario.  
  



Esos actos se van desgranando a lo largo de los cinco tomos de la causa: unos a través de evidencias y otros traspasan las numerosas declaraciones que aparecen, tanto de profesores como de amigos, vecinos y muchos muchos profesionales de la medicina. Solo con estos últimos se puede elaborar un inquietante mapa vital de los últimos años de esta pareja, que se convierte casi en una radiografía si nos ceñimos al verano. Idas y venidas a psiquiatras, médicos de cabecera y farmacias..., especialistas que relatan otras visitas anteriores; pastillas y más pastillas, para dormir y para estar estar despiertos, o como sospechan el fiscal y el juez para acabar con la vida de su hija.

"Le puse un ejercicio musical conocido por ella y comprobé que empezaba a fallar en cosas que no eran habituales saltándose compases, confundiéndose con los dedos, la lectura y la ejecución (...) se tambaleaba y casi se cae (...) Me dijo que no veía bien, que veía doble, que la estaban engañando, que su madre le daba unos polvos" Este episodio ocurrió el 23 de julio en la escuela de música donde Asunta acudía a clases de violín. Solo se conoció tras el crimen. 

Poco después contó a una amiga y a la madre de ésta que el 5 de julio había entrado un individuo en su habitación y la había intentado estrangular. Su madre intervino con un cuchillo. Porto acudió a comisaría pero finalmente no denunció. Relató a los agentes el gravísimo episodio la noche en que acudió a denunciar la desaparición de Asunta, no antes. 

El 18 de septiembre, solo tres días antes del crimen envió el siguiente sms a la profesora de ballet de la niña: "Hola Gail, a causa de una medicación que Asunta tenía que tomar hoy no se encuentra en condiciones de ir a clase. Está muy preocupada por el papel que tenía que llevar". Ese día tampoco fue al instituto Rosalía de Castro. Al siguiente, Porto envió una carta al tutor de la pequeña, con membrete del Consulado de Francia, justificando la ausencia: "Por motivos de salud para realizarle unas ineludibles pruebas médicas le prescribieron un fármaco que le ocasionó graves vómitos y mareos". 

Ese mismo día o al siguiente, la testigo no recuerda bien, Alfonso Basterra acudió a un herbolario y pidió unas pastillas para la alergia que dijo sufrir, igual que su hija, explicó. El episodio que contó con lujo de detalles dejó a las dependientas impactadas. Asunta, les narró, debido a su fuerte alergia se había levantado a las dos o las tres de la madrugada, se había vestido con la ropa del colegio y se había colgado la mochila para ir a clase. Ellas le recomendaron que la llevara a un especialista. 

Las señales estaban ahí y con ellas (hay más) han trazado los investigadores el recorrido de culpabilidad y premeditación de los padres; de hecho lo hicieron esa misma madrugada ante las reacciones de ambos. Por eso, la Guardia Civil antes de detener a Basterra pidió al juez (todo apunta a que de común acuerdo) autorización para sonorizar los calabozos. "Estando previsto practicar la detención de Alfonso Basterra en el día de hoy, una vez finalice el registro de la casa de Montouto, en el que se encuentre presente y estando previsto recibirle declaración en las próximas horas para el esclarecimiento de los hechos se solicita sonorización y grabación de los calabozos". Taín tardó diez minutos en conceder el permiso. El objetivo, aún no cumplido, era claro: "romper el pacto de silencio". 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

YUNCOS: EN BUSCA DE DE UNA 9 MM PARABELLUM

Román Gómez Maestre, guardia civil de 37 años, está consciente pero malherido. El pasado miércoles ingresó en la UCI del Hospital Nacional de Parapléjicos donde siguen evaluando si sufre una lesión medular. Lleva desde el 5 de octubre ingresado, con su vida pendiendo de un hilo. Tres atracadores le dispararon a quemarropa en el aparcamiento de un supermercado de Yuncos (Toledo) que acababan de asaltar. Una bala le entró por el cuello y le salió por la espalda. El botín: 1.500 euros y el pánico y la violencia sembrados a su paso. Los individuos lograron huir y desde ese día la Guardia Civil mantiene un dispositivo abierto para darles caza. Tienen algunas pistas, pero cuando se trata de un compañero herido la prudencia aconseja no errar, sorprenderlos y reunir las pruebas suficientes para que les condenen.

La semana pasada se difundieron las imágenes de los atracadores en plena acción. En una de ellas, se ve con cierta nitidez a un asaltante pistola en mano. Los investigadores recogieron en el aparcamiento seis casquillos de una pistola 9 mm parabellum a la que siguen la pista. Con ella dispararon tres veces a Román. Se les perdió la pista en Puente de Vallecas tras huir en el Seat Toledo que habían robado horas antes en Ciempozuelos.

"No han dado ni un paso en falso y eso es malo porque indica que son bragados. No es su primer palo ni mucho menos. Ningún atracador dispara a un agente a la primera. Hay que mover el avispero a ver si se ponen nerviosos", señalan desde la Guardia Civil. Saben que el botín fue exiguo, de manera que si se les detiene y no encuentran nada que les vincule con el asalto los investigadores corren el riesgo de que queden en libertad, mientras su compañero lucha por su vida en el hospital. Paciencia les sobra y oídos y ojos dispuestos a colaborar, también.

Fotograma de los tres atracadores difundida por la Guardia Civil

NINGUNA CÁMARA GRABÓ A BASTERRA

"Qué más quisiéramos que tener grabado a Alfonso Basterra. Pero no. Todavía ahora, dos meses después, se miran y se remiran las cintas por si se ha colado algún detalle". El juez Taín no tiene, de momento, elementos para situar al padre de Asunta ni en la finca de Teo, donde supuestamente la pequeña murió asfixiada, ni en la pista forestal donde se halló su cuerpo. Él declaró que, tras la comida del sábado 21 de septiembre, no salió de su casa de la calle República Argentina hasta que su exmujer lo llamó para decirle que había desaparecido la niña. El reloj ya había marcado las 21.30 de la noche.

Los agentes han repetido el recorrido del Mercedes de Porto desde Doctor Teixeiro hasta su finca una y mil veces. Han revisado las grabaciones hasta dejarse las pestañas y ni rastro de Basterra. Se barajó al inicio que el padre hubiera eludido dos cámaras que le habrían captado si hubiera caminado desde su casa hasta la de su exesposa. ¿Cómo? Adentrándose en un aparcamiento subterráneo con tres salidas que hay frente a su edificio. Se descartó. Ni un solo dato en ese sentido. De haber sido así, sería muy difícil que no hubiera quedado reflejado, minutos después, en la cámara de la gasolinera en la que madre e hija aparecen con nitidez y por la que pasaron, como se comprobó. De hecho fue esta grabación la que dio la primera pista de que Rosario mintió en su declaración inicial ante la Policía. 

Alfonso Basterra, padre de Asunta, poco antes de ser detenido     *ABC

En segundo lugar, por apurar posibilidades, los investigadores barajaron que Porto hubiera recogido a Basterra directamente en su portal, con Asunta en el asiento del copiloto y que él se hubiera camuflado en la parte trasera del coche. En ninguna cámara se tiene a foco esa parte (a pesar de que el coche carezca de cristales tintados, el espacio más reducido y la curva del techo provocan una menor iluminación. Esta posibilidad se investigó con más intensidad, pero tampoco ha sido fructífera. 

El juez, ni en el auto de prisión de Basterra, ni en el de levantamiento del secreto de actuaciones donde recoge un somero relato de hechos, sitúa a Basterra entre la comida (cuando en teoría la pequeña ingirió la dosis tóxica de pastillas) y el momento en el que ambos progenitores acuden a comisaría a denunciar (llegaron a las 22.17 e interpusieron la denuncia a las 22.31). Son horas cruciales, horas en las que la niña fue drogada y asesinada, según el fiscal y el juez. Ambos consideran de igual modo al padre presunto responsable del asesinato, pero las cámaras no le han grabado. Habría facilitado la investigación, pero como ironiza un agente con un rastro de desazón: "No está y lo que no vamos es a dibujarlo". 

martes, 12 de noviembre de 2013

CAROLINA, ASESINADA E INCENDIADA SU MEMORIA

La madre de Carolina solo piensa en venir a España para llevarse a Perú lo poco que queda de su niña: un tronco con su bebé de siete meses en las entrañas que la Guardia Civil desenterró de entre cal y cemento. Carolina, asesinada por su pareja en Cifuentes (Guadalajara) el 30 de septiembre, no tiene a nadie que la defienda. El padre de sus tres hijos la maltrató (hay en vigor una orden de alejamiento) y el padre del cuarto, José Miguel Batanero, la mató, la descuartizó, ocultó parte de su cadáver y mintió tanto que aún no se ha encontrado el resto del cuerpo de la joven. Los investigadores son pesimistas. "No tenemos muchas esperanzas. A saber qué hizo...", comentan escépticos espantando las elucubraciones. Los dueños de rehalas de perros de caza a los que el acusado dice que vendió las partes no halladas no pueden aportar más luz que lo que ya han declarado. Las mentiras a medias del autor han complicado el camino.
  
Conté la historia de Carolina Calderón el domingo en ABC -"Carolina acabó entre cemento, cal y fauces de perro"- y me dolió cada palabra que iba escribiendo mientras una bellísima mujer me miraba asomándose al imprevisible futuro. En Cifuentes, la peruana era una extranjera. Algunos deslizan comentarios de esos surgidos de las profundidades de pueblos anclados en el peso de la tradición, el nombre y el supuesto conocimiento vecinal. Esos no eran los lazos de Carolina. Aun así, sus pocos amigos le levantaron un pequeño altar en la puerta de la casa-carnicería en la que vivía con Batanero. Un sencillo jarrón con flores y unas velas. La frágil memoria agazapada en la endogamia y la tradición. Este fin de semana, alguien profanó esa memoria, lo único que queda de su rastro y prendió fuego al minihomenaje. Llamas para arrasar y para marcar territorio. 


Un amigo de Carolina me ha enviado esas fotos. Siente rabia, pero siente más el silencio cómplice del pueblo. Antes de irme: la madre de Carolina no tiene dinero para repatriar a su hija. Dudo que le alcance para volar hasta España. Sus tres nietos están con su padre, ese que no podía acercarse a la madre por maltrato. Fue a recogerlos cuando el asesino se lo pidió. Hasta entonces les había puesto la comida y cuidado con devoción como si la madre de las criaturas se hubiera fugado en lugar de estar sepultada unos metros más allá y quién sabe adónde más.    

P. D. No puedo olvidarme del último caso de violencia machista ocurrido hoy en Torremolinos. Una mujer ha sido asesinada por su pareja, que ya había maltratado a otra mujer con la que convivió. A la víctima se le habían concedido dos órdenes de alejamiento de otros dos hombres, una en 2004 y otra, en vigor, en 2011. Llevaba "sentenciada" casi una década.  










lunes, 11 de noviembre de 2013

NADIE MATÓ AL SEÑOR DE LA TOGA

Hay abogados que llevan el crimen escrito en la toga y no me refiero al de la defensa de sus clientes. Letrados que bordean el límite, con un pie permanente en el acantilado, que coquetean con narcos, con sociedades fantasma, con cuentas opacas... Algunos, incluso se ponen a sueldo de organizaciones criminales a cambio de cheques con menos límites de ceros que su ética profesional. Pero a veces el trabajo a caballo pasa factura. Llegan las amenazas, las vendettas o la muerte. No sabemos si este fue el caso del penalista Alfonso Díaz Moñux y probablemente nunca se logre esclarecer quien puso precio a su cabeza: 60.000 euros y una semiautomática redondearon el círculo. Sus temores (había denunciado amenazas de muerte ante la Policía) no eran infundados.


           Díaz Moñuz, primero por la izquierda durante un juicio               *ABC
Dos sicarios le esperaron el 18 de diciembre de 2005 cuando entraba en su garaje de Chamartín junto a su pareja, la también letrada Tania Varela, que fue novia del hijastro del capo Laureano Oubiña y que ahora sonreirá desde el lugar en el que se oculte (está en busca y captura tras ser condenada a siete años por narcotráfico). La Audiencia de Madrid juzga estos días a ocho sicarios, cuatro colombianos y cuatro españoles. ¿Pero quién les pagó? El fiscal reconoce en su escrito de acusación que la persona que encargó el crimen "sigue sin nombre y apellidos". La nómina de sospechosos da para un capítulo de novela (desde narcos gallegos hasta el jefe de la mafia georgiana Zakhar Kalashov pasando por condenados del 11-M, puesto que a todos ellos los asistió) y, sin embargo, cinco años después se celebra el juicio sin saber quién patrocinó el trabajo. Los asesinos a sueldo se enfrentan a penas que oscilan entre los 15 y los 24 años de prisión, pero aun así no abren la boca. 

Moñuz ya era un letrado conocido para la Policía. En los 90 defendió al histórico capo gallego Sito Miñanco. En 2006, con los clanes de la droga en plena reconversión, el letrado asume la defensa de David Pérez Lago, hijastro de otro peso pesado de las rías: Laureano Oubiña, y de una abogada supuesta novia de Lago: Tania Varela y socia junto a él en el negocio más rentable de Galicia. Estaban en prisión por un millonario alijo de cocaína. La relación profesional de las togas derivó en personal y Varela y Moñux se convirtieron en pareja. Meses antes de su asesinato, el abogado acudió a la Policía y a un juzgado madrileño. Contó que lo seguían, que tenía miedo y que Lago quería asesinarlo desde la cárcel. En ese momento se investigaba al abogado por un presunto delito de blanqueo y se trataba de determinar si había tenido alguna participación en el robo de una partida de cocaína a "señores de la droga" colombianos, de esos que anotan cada nombre de un traidor en su cuaderno hasta que arrancan la última hoja.


Moñux no se arredró y una semana antes de su muerte asumió una defensa compleja: la del "ladrón en la ley" georgiano Zakhar Kalashov, otro tipo poderosísimo que aún no estaba acostumbrado a no manejar a la Policía, los jueces y los fiscales a su antojo. Dada la coincidencia temporal, tras el asesinato saltaron las alarmas porque además en el intermedio aparecían otros dos "señores de la toga" abonados a los claroscuros. Los investigadores concluyeron que el mafioso no ordenó el crimen; curioso porque aun hoy se ignora quién lo hizo. Estos días los abogados de los sicarios insisten una y otra vez en su tesis: el testimonio de Tania Varela que escapó a dos asesinos a sueldo y al fragor de una semiautomática es clave. Pero nadie sabe dónde se oculta la letrada gallega, condenada a siete años y engullida por la tierra. Hay abogados, dice un investigador amigo, que llevan el crimen escrito en la toga.  
  
  

  

sábado, 26 de octubre de 2013

¡POLICÍA, LA CIA NOS ESPÍA!



Los diarios españoles llevan a la portada de sus digitales la siguiente noticia que mañana el semanario alemán Der Spiegel desarrolla a bombo y platillo: "EE.UU tuvo equipos de espías en Madrid y en otras capitales europeas". ¿Cómo que tuvo? ¿Acaso nos consideran ya tan ingenuos para intentar colarnos ese pretérito? Todos los servicios de inteligencia están diseñados para espiar a países y ciudadanos en el exterior que no sean los suyos. Es su base, el sentido de su existencia, sobre eso no hay discusión. Las oficinas no cuelgan el cartel de espionaje en su puerta ni se anuncian en el Segunda Mano, es obvio; pero igual de evidente es que están implantadas, consolidadas y consentidas por los Gobiernos correspondientes. Tienen agentes reconocidos con los que se trabaja de forma bilateral o multilateral en seguridad, terrorismo, crimen organizado o lo que toque, y agentes que se camuflan y pululan por las alcantarillas o las superficies deslizantes siguiendo las consignas recibidas.   

Con esta premisa me resulta pueril e inocente alarmarse porque la CIA nos espía. Agárrese amigo, porque no solo la CIA nos espía; nosotros también los espiamos a ellos. En el mismísimo corazón de Manhattan, el CNI, los nuestros, mantiene una oficina desde la que posiblemente espíen con atención y sin licencia de apertura a quien corresponda o se decida en ese momento porque constituya una amenaza para intereses españoles o bien porque pueda aportar claves económicas o políticas. En ella, me contaron hace un tiempo, trabaja un superviviente de un atentado sufrido por agentes españoles en el exterior, que sigue al servicio de la Casa. Todo muy peliculero, pero con suficientes dosis de realidad. 

Quizá la alarma suscitada por la noticia (Margallo ha convocado al embajador norteamericano en España) derive del nombre en la diana. No es lo mismo espiar al presidente de una empresa telefónica o de un banco -clientes habituales de los servicios de inteligencia- que apuntar directamente al presidente de un país, en este caso a la canciller Angela Merkel. Claro que de ser cierta la forma en la que grabaron su teléfono móvil (identificado supuestamente como "GE Chancellor Merkel") más valdría recurrir a John Le Carré y mandar a los chicos de la CIA a trabajos forzados.  




viernes, 25 de octubre de 2013

ENSAÑAMIENTO DE TETAS


Activistas de Femen protestan en el Congreso         *ABC/JAIME GARCÍA

Sí, ya sé lo de las tetas feministas en el Congreso ocurrió hace tantos días que la historia no sirve a estas alturas ni para envolver pescado, pero varias charlas con amigas me han devuelto al episodio surrealista. "¿Tú crees que la polémica habría sido la misma con imágenes de otras tetas?", me dispara una de esas mujeres con las que comparto vocación literaria. A., como yo misma, ya ha rebasado la barrera de los cuarenta lo que se traduce en un conflicto permanente entre la aceptación externa y la revolución interna; entre la mirada que una proyecta hacia sí misma y la que sospecha que refleja para los demás. Un lío. 

Somos, además, una generación a caballo en consignas y prácticas feministas. Un ensayo no acabado. Muchas nos debatimos aún entre una educación machista contra la que empezamos a rebelarnos desde que nos alcanza la memoria y una perpetuación de estereotipos que seguimos cumpliendo, casi siempre a nuestro pesar. Aumenta el lío y el caos interno. "No se nace con el carné de feminista ni la convicción de igualdad y ese aprendizaje supone un sobreesfuerzo y un agotamiento que a veces te coloca al borde de tirar la toalla", me razona otra mujer a la que admiro.

Con todos estos condicionantes y muchos otros que me reservo, reconozco que me desazonan esas protestas de las activistas de Femen con las tetas al viento (yo que estoy abonada a la crítica). Quizá tenga razón mi amiga A. y sienta envidia malsana ante esas anatomías cuasi perfectas que capta el objetivo o sufra el producto de una educación tradicional en la que el cuerpo propio se guarda para la intimidad. Ambas razones son posibles. Pero aun dándolas por buenas, lo que realmente me perturba es la exposición como objeto aunque sea deliberada y personal. Al fin, mostrar las tetas, ese ensañamiento (enseñamiento) tetero carece de argumentación, de solidez. Me resulta pueril, casi inocente en su aparente provocación. ¿Dónde está el mensaje? ¿Dónde el argumento de peso? 

Como provocación y llamada de atención funciona. Pero ahí se queda. Un mensaje de tinta negra tatuado sobre una piel firme y blanca con demasiada escasez de palabras, que son al fin las conductoras de ideas, las que cambian el mundo. Quizá sea esa disyuntiva en la que continuamente vivimos casi todas la que me condiciona. Sin embargo, miro y miro las fotos y sigo pensando que un párrafo reivindicativo de seis líneas, bien argumentando, barrería de un plumazo seis pares de tetas macizas.  
   

martes, 22 de octubre de 2013

EL COMISARIO EXPERTO EN EL QUIJOTE

Losada en su toma de posesión al frente de Policía Judicial
El currículum profesional del comisario José García Losada incide en que es un experto en delincuencia económica y financiera. Rigurosamente cierto. Como lo es en crimen organizado, en drogas y en salvajes atracadores y narcos a los que ha perseguido durante años. Losada es, en realidad, un especialista en todas las vertientes de "La Pringue", como se conoce a la Policía Judicial, la cuna de la investigación, que él mamó desde su ingreso en el Cuerpo (1973). 

Su currículum personal es menos conocido pero igual de admirable. Pocos saben que este hombretón, pegado a un paquete de cigarrillos negros, es un enorme conocedor de El Quijote, que lo ha estudiado a fondo y que ha diseccionado en varios escritos la delincuencia en el siglo de Oro español, la anatomía de los personajes que pululaban por las calles y los rasgos de trepas y chorizos que se han perpetuado hasta hoy. Su pluma es soberbia, precisa, rigurosa; no sobra ni falta un verbo o un adjetivo. 

Cuando le conocí, a finales de los noventa, Losada ya era todo un comisario, prestigioso y querido por sus hombres, al frente de la Brigada Central de Estupefacientes y yo una advenediza de los sucesos deseosa de aprenderlo todo sobre las organizaciones de traficantes. Fue él quien me explicó cómo funcionaban los circuitos de la "brown sugar" que seguía dejando cadáveres en sórdidos rincones, quién era el legendario Urfi Cetinkaya, alias "el Paralítico", y cómo antes o después atraparían a Francisco Javier Martínez Sanmillán, "Franky", que metió toneladas de cocaína en España y al que persiguieron durante 12 años. Era una de sus particulares bestias negras tras huir ya condenado por la "Operación Nécora" y cambiarse las huellas dactilares por las de los pies, ayudado por narcos colombianos. 

Losada es un tipo generoso en sus explicaciones sobre los resortes criminales, pero parco como nadie a la hora de revelar un detalle que pueda exponer a su gente. Lo saben ellos y lo sabemos quienes le hemos frecuentado menos de lo que hubiéramos querido. En 2002 el PP lo nombró comisario general de Policía Judicial y en dos años le dio la vuelta a ese templo de la investigación. Cuando Zapatero ganó y asoló, como hace cada Gobierno de turno, los puestos de responsabilidad de la Policía (eso que nunca pasa en la Guardia Civil), Pepe fue enviado al ostracismo, pese a su reconocida no militancia ni aproximación política. Aun así siguió en primera línea con su peculiar y entregada forma de entender la Casa. 

El PP lo rescató al ganar de nuevo y lo nombró director general del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado. Un puesto a su medida, que fue celebrado por algunos de los mejores investigadores de este país. Ya en ese momento todas las quinielas lo situaban de nuevo al frente de la Comisaría General de Policía Judicial, pero alguien movió el sillón y el puesto fue ocupado por otro comisario, Enrique Rodríguez Ulla, el más fugaz en ese destino en toda la democracia. Menos de medio año salpicado de dimes y diretes sobre el ático de Ignacio González, las investigaciones de delincuencia económica con atajos de corbata y trajes caros, y una situación insostenible que se resolvió con el nombramiento de Losada para el puesto, en julio de 2012.

Losada con el comisario Serafín Castro tras recuperase el Códice
Pepe volvió a la Judicial en la que tenían responsabilidades algunos comisarios, inspectores jefes, inspectores y policías con los que había trabajado en muchos momentos de su vida. Unos días después comparecía con Serafín Castro, tras recuperarse el Códice Calixtino. Ambos se remangaron y redactaron juntos las diligencias urgentes, un viernes de julio por la tarde, para que Rajoy pudiera devolver unas horas después la joya robada a la Catedral de Santiago. La vuelta ha sido efímera: poco más de un año de intensidad, disgustos (como el descubrimiento del error de la perito del caso Bretón) y grandes informes contra la corrupción (caso Palau, caso Bárcenas...) y el crimen organizado, llevados a cabo por su gente y rubricados con su firma. No gustó el del marido de Ana Mato, ni alguno de Bárcenas (quien pidió a sus antiguos amigos en el PP que pararan los pies a la UDEF); no gustaron los de Convergencia y el Palau y mucho menos que desde esa Comisaría General se negaran los falsos borradores, cocinados en las alcantarillas, y no por los auténticos investigadores. 

Hace unos días la cuerda se rompió, pese a que Rajoy ofreciera como "prueba de vida" en el Congreso, el pasado agosto, que policías, jueces y fiscales al frente de las investigaciones de Gürtel seguían en sus puestos. Bajo el paraguas de gran remodelación de los servicios centrales de la Policía, Losada se quedó en el cabo deshilachado de la cuerda. No estaba cansado del puesto, o eso creo yo sin preguntarle, sino de que el puesto sea utilizado para deshacer entuertos y corruptelas. La siguiente partida ya está servida. Eso sí con otros protagonistas del nuevo Quijote.       
  

sábado, 12 de octubre de 2013

LA BOLSA, EL POLÍTICO Y UN CRIMEN (HOMENAJE SUCESERO)



Esta semana he fantaseado con haber podido dar la noticia de que la gran Alice Munro ganaba el Nobel de Literatura, con escribir una pieza sobre sus cuentos despojados de irrealidad y traspasados de vida, de hundimientos y salvación. Pero no. Esta vez tampoco me tocaba redactar un texto sobre mi pasión por algunos escritores, sino intentar añadir algo de luz al espantoso y hermético crimen de la pequeña Asunta. Desde que ocurrió, cada información que tengo que contar sobre esta niña me remueve. Siento una extraña cercanía hacia alguien que pudo ser mi hija y a la que dibujo en mi imaginación con una asombrosa proximidad. Empatía o afinidad, no sé bien. La imagino leyendo, concentrada en su abultada agenda que a cualquier adulto le habría costado seguir, primorosamente dedicada a sus tareas de clase y con ese punto de lejanía que debía sentir al saberse distinta, especial...

Al hablar o escribir de su muerte, de esas circunstancias tan poco claras, ese punto de sordidez o intención que se intuye y se deduce de los autos de prisión de sus padres, intento adivinar qué sentía ella; si había cruzado ya esa frontera que condena la niñez y miraba asombrada hacia el acantilado de la compleja adolescencia. Hago un esfuerzo y orillo a Asunta en mi cabeza para centrarme en esas respuestas que esperan los lectores y los espectadores y que yo, como el resto de compañeros que se dedican a esta información, busco sin cesar. 

No sé si alguna vez se han detenido a pensar en que los suceseros andamos en permanente equilibrio inestable, como subidos a un alambre frágil e incapaz de quedarse quieto; con un pie en una comisaría y otro en un juzgado; con una oreja en la calle y la otra en un teléfono que nos confirme o desmienta. Nos pagan por ello y, además, creo que casi todos lo vivimos con pasión, casi como un sacerdocio porque creánme no hay otra forma de dedicarse a este negocio, si no es con entrega absoluta y sepultando el reloj en el cajón más lejano. Aun así, nos exponemos continuamente, cometemos errores de bulto que otros se ahorran. Sí, sí, se los ahorran porque el material con el que trabajan no es la vida y la muerte, la honra y el honor de las personas, la amenaza de la cárcel o el infierno de acabar en ella. Hay una diferencia sustancial entre contar que las acciones de Bankinter se desploman o que el ministro de turno lanza su última astracanada (con todos mis respetos para ambos tipos de información) y que un padre está imputado por matar a su hija, por volver al terrible caso.

La diferencia del material informativo no necesita más aclaración. Por eso estos días he sentido desaliento, estupor y en algún momento casi rabia al oír y leer las necedades de algunos periodistas que se dicen compañeros criticando de modo furibundo el trabajo de quienes nos dedicamos a los sucesos. Nos acusan de alimentar un circo, de sordidez, de revelar secretos, de actuar como jueces y de no sé cuántas sandeces, pero cuanto más lo pienso más llego a la misma conclusión: quizá solo nos acusan de hacer ese trabajo que ellos son incapaces de conseguir. La calle es dura; nuestras fuentes están abonadas a la desconfianza, pero una y otras son nuestro territorio natural y ahí deberían darnos las lecciones justas. 

(HOMENAJE a Pablo Muñoz, Manu Marlasca, Dani Montero, Mayka Navarro, Nacho Abad, Luis Rendueles, Mavi Doñate, Ángel Moya, Alfonso Egea, Malena Guerra, Fernando Lázaro, Jesús Duva, Carlos Hidalgo, Maria José Álvarez, Jorge Rodríguez, Mónica Ceberio, Ana Terradillos, Marino Holgado, Gema Martín, Roberto Ballesteros... y, por supuesto a mi adorado Ricardo Domínguez, allá donde esté, y a Don Manuel Marlasca Cosme, que sigue ejerciendo su magisterio en la sombra. La lista es más amplia, pero todo es finito)