lunes, 8 de diciembre de 2014

LOS HÉROES NO SALEN EN LA TELE

Sor Mary Luz Ibarz, en la cárcel de Estremera  Foto: Ignacio Gil (ABC)

El martes me llegó un mail escueto: "Hoy ha fallecido sor Mary Luz" y con ese breve mensaje y otros que le siguieron se definió ante mí la imagen pasada de un héroe de carne y hueso, frágil en apariencia, que levantaba pasiones e iba sembrando esperanza y vida a su enérgico paso. La conocí en diciembre de 2010, una mañana de frío helador que acabó en nevada, en un erial a 70 kilómetros de Madrid donde se levanta la cárcel de Estremera, ahora habitada por algunos ilustres. Mi compañero Ignacio Gil (uno de los mejores fotógrafos que conozco) y yo asistimos embobados, tras el escepticismo inicial, a su curso de pastoral bíblica, con hombretones de abultado historial penitenciario rendidos a sus palabras y a su despliegue de cariño. 

Un toxicómano casi la tira al suelo ensimismado en su infierno particular; algún funcionario la miraba desganado con un punto despectivo; el exespía del CNI Roberto Flores, condenado por traición la trató con una familiaridad de improbables mundos contiguos... Y allí estábamos Ignacio y yo desconcertados y traspasados por esas vidas quebradas que rezaban y seguían a una monja de 72 años, con una sonrisa permanente y un abrazo dispuesto y seleccionado para cada uno. 

Ese efecto era el que ella causaba en quien no la conocía: primero el estupor y luego la rendición. En esa época iba cada semana a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y le llevaba a Mercedes Gallizo cualquier cosa: una estampa, un verso... mientras le pedía que autorizase permisos a alguno de sus "preciosos" (como llamaba a los presos) al que iba a cuidar. Gallizo le hizo un "salvoconducto" para que la dejasen entrar en todas las cárceles para disgusto de algunos de sus responsables. Sor Mary Luz lo llevaba siempre encima, como un trofeo. "Es ingobernable", solían decir de ella, sin dar crédito a que un interno marroquí siguiera con la misma devoción su curso que el Ramadán. 

La Hija de la Caridad murió el martes tras pelear con un cáncer devastador y terminal. "He estado viendo a Mary Luz, la frágil monjita, que tantísimo ha hecho por los presos y que tan incomprendida ha sido... a veces. Desde ayer ha tenido una mejoría y me avisaron las hermanas del convento para que si quería fuese a verla... Me ha reconocido y he estado hablando con ella más de media hora. Su estado es terminal pero sigue preocupándose por los presos y diciendo a las hermanas lo que tiene que hacer... su sonrisa y la serenidad de sus ojos azules algo borrosos ya, se han quedado conmigo. El domingo en el horario que se la puede ver, aunque estaba muy mal me ha contado la superiora que pasaron por allí cerca de 300 personas. Si los santos existen, estoy seguro de que Mary Luz será uno de ellos". 

Este mensaje es de una de esas personas que se cruzó con "sor Tripi", como la llamaban los internos, por su trabajo penitenciario, nada que ver ni con las Hijas de la Caridad, ni siquiera con la religión. Es elocuente de la huella que esta mujer imprimía en los demás. Ella no salía en la tele y, sin embargo, es una de las grandes heroínas que han conocido muchos hombres y mujeres. Para ti la Paz, Mary Luz Ibarz Bazán. 

Les dejo el reportaje que escribí tras aquella visita a Estremera.    

http://www.abc.es/20101226/sociedad/presos-catequistas-201012252204.html


lunes, 1 de diciembre de 2014

"LO DE LA COMPAÑERA NO HA TENIDO SOLUCIÓN"

No hay nada comparable al dramatismo de las transmisiones policiales cuando ocurre una desgracia. Una vez escuchadas es imposible borrarlas de tu memoria. Si las voces anónimas de los indicativos hablan de un compañero de azul, atacado, herido, en peligro... la tensión, la impotencia, el dramatismo que traslucen es difícil de explicar. Decenas de oídos vestidos de uniforme y de paisano siguieron el atraco de Vigo del pasado viernes a través de esas transmisiones con la garganta seca y los ojos húmedos. La muerte saliendo al paso de una de los suyos: Vanessa María Lage Carreira, destinada en la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la comisaría de Vigo. Cuando a través de la malla un policía informó, con voz metálica y fría, recompuesta ya del llanto "lo de la compañera no ha tenido solución", muchos maldijeron en voz baja y otros se sumaron a esas lágrimas sordas.

El policía al que tocó contar al resto la peor noticia, a través de las transmisiones, era el mismo veterano que poco antes cuando iban a trasladar a Vanessa desde el lugar en el que fue tiroteada informó de que la situación crítica de la agente revertía, que había una leve mejoría. "Era como un padre hablando de su hija. Emocionado y contento", relata uno de los compañeros que esperaba noticias al otro lado de la emisora. Luego, él y los demás, siguieron atendiendo llamadas todas la tarde, algunas fuera de lugar.


Los que nunca hemos vestido uniforme, pero nos sentimos tan cerca de ellos tantas veces, nos preguntamos, yo me pregunto, cómo se soporta una situación extrema como la vivida en Vigo, con una agente muerta y su compañero, el subinspector Vicente Alló, extremadamente grave en un atraco de esos a los que ya no estamos acostumbrados. Enrique Lago Fariñas, el asaltante, salió ese maldito viernes dispuesto a matar con su pistola del 9mm y sus tres cargadores preparados. Pero ni Vanessa ni Vicente ni el resto de los agentes se podían preparar para la muerte. Nadie nunca lo hace, de lo contrario te quedarías en tu casa, o te pondrías enfermo o pretextarías lo primero que se te pasara por la cabeza.


He podido escuchar un fragmento de esas conversaciones agónicas donde un indicativo con la voz quebrada dice: "Pidan una ambulancia para el rehén que lo tenemos con un tiro". Y otro añade: "A ver si me pueden informar quién es la compañera y dónde la llevan". Reciben respuesta, también traspasada de nerviosismo y preocupación. "Se han llevado al compañero, tiene un tiro en el pecho. Al subinspector lo han llevado al Xeral". "Está muy mal", se oye entre medias sin que quien habla precise quién de los dos está muy mal. El silencio que le sigue es aún más elocuente que las palabras.

Vanessa María Lage estaba en la primera línea cada día, como todos los agentes que forman las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional. Un día te toca una manifestación y otro un atraco o una riña callejera. Ayer un panfleto digital mancilló su nombre y el de todas las mujeres que lucen con orgullo, pasión y mucho esfuerzo el azul de su uniforme logrado a golpe de tesón. A mí solo me provoca desprecio. Me interesa por encima de todo saber si actuaron conforme a los protocolos; si tenían o no a su disposición los medios necesarios para esa actuación o cualquier otra de las que tienen que afrontar y, por supuesto, por encima de todo la recuperación del subinspector herido. Por él y por su compañera, policías de toda España han salido hoy a la calle y nos han pedido a todos que los acompañemos en su dolor. Es en lo único que podemos estar a su lado. Ellos mientras seguirán oyendo las voces del horror del mundo a través de sus emisoras y viéndolo pasar por delante cada jornada.  

martes, 18 de noviembre de 2014

PÚNICA: EN LIBERTAD POR SU VOZ

Detención de uno de los empresarios implicados  *ABC/Rober Solsona

José Manuel Casado, informático de Collado Villalba, se pasó 36 horas en el calabozo del cuartel de Rivas. Iba a trabajar el lunes 27 de octubre cuando lo detuvieron, sin llegar a colocarle las esposas. Insistió a los guardias en que era inocente. La cantinela de todos, debió de pensar alguno. Le acompañaba su mujer, pero su arresto era tan extraño que ella creyó que se trataba de un secuestro express y él de una cámara oculta o una broma de mal gusto. Los agentes de la UCO le informaron de que estaba detenido por cohecho y pertenencia a organización criminal. Cohecho, un hombre que llevaba más de un año parado y hacía poco que había empezado a trabajar dando clases de informática en un centro de mayores de su pueblo. 


Las horas se le hicieron días. Se sentía como el infortunado protagonista de una película de serie B cuando le hicieron la reseña policial, le leyeron los derechos y le pidieron una abogada de oficio. Incomunicado, Casado ignoraba que su nombre figuraba como objetivo en la lista de más de medio centenar de la operación Púnica contra la corrupción municipal, con el exconsejero de Justicia e Interior Francisco Granados a la cabeza y media docena de alcaldes madrileños, entre otros políticos implicados. 

Pasó todo el lunes y a media tarde del martes le llegó el turno de declarar. Uno de los responsables de la investigación se sentó frente a él en presencia de la abogada que se le había designado y comenzó la declaración en el cuartel. A los cinco minutos de empezar, nada más responder a dos o tres preguntas, el guardia civil le dijo a Casado y a la letrada que esperaran un momento y salió. "Este hombre no es el que hemos oído por el canuto. Este no es el de los pinchazos", les dijo a sus compañeros. Revisaron los nombres de los objetivos y no había error, pero el agente que había escuchado las grabaciones teléfonicas, autorizadas por el juez Eloy Velasco, se fió de su recuerdo. La voz no era la de José Manuel Casado. Fue en busca de la escucha, se colocó los auriculares, y comprobó que estaba en lo cierto. 

"Ha habido un error. Queda usted en libertad de manera inmediata", le dijo el agente excusándose ante Casado pero sin explicarle cómo se había descubierto que no era la persona buscada. Un par de días después se dio con el José Manuel Casado de la escucha y la imputación: un comercial de El Faro de Guadarrama, a quien se acusa de actuar presuntamente como intermediario entre el Ayuntamiento de Collado y la empresa Cofely, en el centro de la trama Púnica. 

Casado fue despedido de la empresa porque al principio no creyeron su pretexto de su ausencia al puesto por estar detenido. Tras la mediación de los investigadores se le readmitió. El error se pudo reparar y algo más: el comandante del Grupo de Delitos contra la Administración y el coronel de la UCO se presentaron en la casa del informático para pedirle disculpas personalmente. El episodio acabó de forma tan cinematográfica como había empezado y José Manuel Casado ha vuelto a ser el informático sin tacha y con empleo.    

martes, 14 de octubre de 2014

UN FISCAL, UN MENOR Y EL ÉBOLA

Viernes 10 de octubre. Un zeta patrulla por un distrito de Madrid. Los agentes ven deambular a un chico negro de rasgos aniñados. Parece menor. Lo trasladan a dependencias policiales y comprueban que se trata de un joven de 16 años, nacido en Guinea Conakry, que llegó a Algeciras de forma irregular el pasado septiembre. Un mes después, en lugar de estar en un centro de protección estaba en la calle a muchos kilómetros.

Los agentes conocen el Protocolo de Menores Extranjeros no acompañados, los llamados MENA, el último firmado a bombo y platillo en julio por nada más y nada menos que cinco Ministerios (Empleo, Justicia, Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, Interior y Exteriores) y el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce. El objetivo es que se coordinen todas las administraciones para atender, identificar y proteger a esos menores que llegan casi a 3.000 en España.

Al chico encontrado en la calle no hubo que hacerle las pruebas médicas para determinar la edad puesto que ya se sabía quién era y los años que tenía. El siguiente paso, siempre según el protocolo, era ponerlo a disposición del fiscal de Menores.

"Cuando los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad localicen a un extranjero no acompañado cuya minoría de edad no pueda ser establecida con seguridad por razón de su documentación o de su apariencia física, éste será entregado a los servicios de protección de menores competentes, para que le presten la atención inmediata que precise, poniéndose tal hecho en conocimiento del Ministerio Fiscal, que dispondrá, en el plazo más breve posible, la determinación de su edad, para lo que deberán colaborar las instituciones sanitarias oportunas que, con carácter prioritario y urgente, realizarán las pruebas necesarias (...) Determinada la edad, si se tratase de un menor, el Ministerio Fiscal decidirá su puesta a disposición de los servicios competentes de protección de menores, dándose conocimiento de ello al Delegado o Subdelegado del Gobierno correspondiente" (Ministerio del Interior)

Los policías cumplieron los pasos. Su sorpresa fue la decisión del fiscal. "Trasládenlo al centro de Hortaleza (de protección) y desde ahí al Hospital Carlos III. Procede de un país caliente y puede tener ébola", les dijo manteniéndose a una distancia prudencial. A continuación les ordenó que aislaran el coche policial y de milagro no acabaron también ellos en el Carlos III. Cuando los jefes de los funcionarios se enteraron pusieron el grito en el cielo y pararon la insensatez. "Si el fiscal ordena eso, que lo haga por escrito", replicaron.

A veces los periodistas asistimos a situaciones, órdenes y contraórdenes que causan estupor. La mayoría no las contamos o las endulzamos. Yo pedí permiso para relatar esta sin aportar datos que permitieran identificar al fiscal o a los policías que acabaron trasladando a un chico perdido y solo, casi seguro que con una historia terrible a sus espaldas, al centro de protección.  

Era viernes y eran casi las tres de la tarde. Uno de esos mandos policiales a quien le quedaba una larga tarde por delante se despidió de mí con el siguiente comentario teñido de ironía amarga:  "Tal vez no era miedo al ébola, Cruz. Es viernes y el fiscal tenía ganas de irse a casa".


domingo, 21 de septiembre de 2014

MATAR A UN GUARDIA VALE 4 AÑOS SIN CARNÉ

El 19 de diciembre de 2009, Juan José Martínez Martínez, guardia civil de Tráfico, señalizaba un accidente en el kilómetro 9 de la A-6 sentido Madrid. Eran las once de la noche. Una conductora lo atropelló y lo mató en el acto. Hace unos días se dictó sentencia: dos años de prisión y cuatro de retirada de carné. Le aplicaron una atenuante por dilaciones indebidas de la Justicia. Como la acusada carecía de antecedentes no ingresará en prisión. He pedido permiso a una amiga del Cuerpo para reproducir la carta que ha escrito la viuda del agente. Sobran las palabras. 
CARTA A UNA CULPABLE
Mi nombre es Beatriz, viuda de Juan José Martínez Martínez, Guardia Civil de Tráfico que perdió su vida el 19 de Diciembre del 2009. Actualmente tengo 37 años, pero el día que usted me quitó parte de mi vida y de la de mis hijos tenía 32, un hijo de 5 años y un bebé de tan solo 8 meses.

El pasado 8 de Septiembre de 2014, casi cinco años después del fallecimiento de mi marido por fin la conocí, estaba sentada justo enfrente de usted en aquella sala de espera de aquellos juzgados; creo que usted no me reconoció, quizás porque esperaba a alguien más mayor o quizás vaya usted a saber por qué. Durante todo el tiempo que coincidimos en este lugar separada de usted por apenas un metro y medio, pude observar y escuchar sus argumentos y los de su abogado preparando su defensa. Oí claramente como comentaban que estas cosas pasan, que fue un accidente, que el vehículo que se hallaba en el tercer carril de la A-6 y al cual mi marido estaba auxiliando también le había pasado. Oí tantas cosas que usted decía…tantas cosas que le decía su abogado… como que no se preocupase, que no le iba a pasar nada…qué razón tenía.

Pues bien señora, lo que a usted le pasó no fue un accidente si no un homicidio, un homicidio porque usted iba drogada, coloquialmente denominada como fumada, usted se saltó todo el control policial invadiendo la zona de seguridad que los agentes habían determinado mediante conos, luces, señales etc. Usted no varió ni un centímetro su trayectoria arrollando todo lo que tenía por delante a una velocidad de 104km/h; entre aquellas cosas que usted se llevó por delante se encontraba mi marido que no tuvo tiempo de reaccionar y ponerse a salvo, a salvo de personas como usted. Circulaba sin control, quizás porque el efecto de las drogas le hacía ser un peligro público al volante o quizás también porque carecía del seguro obligatorio de responsabilidad civil para la circulación de vehículos a motor y pensando usted que aquello era un control rutinario no detuvo su vehículo.

Tras casi cinco años de espera a que usted sea juzgada, la justicia alega dilaciones indebidas, es decir que ha pasado mucho tiempo desde los hechos hasta el día de hoy y por alguna razón que escapa a mi entendimiento la condena que inicialmente pedían tanto el fiscal como mi abogado de tres años de prisión debe ser rebajada porque la acusada ha pasado mucho tiempo con la espada de Damocles encima y de alguna forma hay que compensar dicha espera.

Regresa a su casa victoriosa y triunfante porque tal y como le advirtió su abogado no tenía nada que temer, la justicia de este país es así, inculpa al culpable. Antes de marcharse de aquellas dependencias nos dió a mi familia y a mí la estocada final trasmitiéndonos que usted también había tenido lesiones…y yo me pregunto ¿Qué clase de persona es usted? ¿De qué lesiones me habla? Las lesiones que usted le produjo a mi marido eran incompatibles con la vida debido a la brutalidad del impacto, las suyas fueron por su propia negligencia al volante.

Mi marido no era nadie ni para usted ni para la sociedad, solo era un Guardia Civil de Tráfico cumpliendo con su deber y dando su vida por ello. Pero hay una salvedad, que para nosotros; para su mujer, para sus hijos, para su familia, para sus compañeros y amigos si era alguien, era Juanjo, era mi marido y el padre de mis dos hijos que usted se encargó de dejar huérfanos con tan corta edad.
Sin más dilación como dice la justicia, me despido de usted esperando que algún día, de una u otra forma pague por lo que hizo.

Atentamente

Beatriz Sánchez


sábado, 12 de julio de 2014

MIGUEL ÁNGEL BLANCO NOS CAMBIÓ LA VIDA

Querido Miguel Ángel:

Allá donde estés, te doy las gracias. Lloré cuando te ejecutaron esas malas bestias. Lloramos todos. Tuve el corazón en la boca en esa agonía de 48 horas, que luego fue aún más larga y dolorosa. Lo tuvimos todos. Yo creo que la muerte nunca sirve para nada, salvo para supurar dolor y pérdida. Nos consolamos pensando que de algo valió, en este caso la tuya. La catarsis social, política, todo eso tan dicho y tan aireado por tantos. El pretexto, el aldabonazo que nos hace detenernos y girar la cabeza. La reflexión, las preguntas y a veces las respuestas.

Ese 10 de julio en el que tú ibas a trabajar y seguramente pensabas ya en tus vacaciones, yo andaba muy perdida. Con mi licenciatura de Periodismo bajo el brazo y alguna incursión profesional, había tomado la decisión de dejar de ser periodista. Fíjate, no había esta crisis y esta desesperanza profesional para muchos, pero mi determinación era clara. Había que pasar por el inevitable trance de trabajar gratis para abrirse camino y siempre he pensado que eso atenta contra la dignidad de uno. Como no se me daba mal la hostelería y ya tenía cierta experiencia, había elegido ese camino. Pero algo explotó cuando vi tu ataúd, tu cara, tu valor al enfrentarte en los plenos del Ayuntamiento a las bestias; cuando vi a aquellos millones de personas rebelándose y a decenas de compañeros míos narrando todo ese dolor, toda esa rabia, toda esa injusticia...

Ese día, el día que te mataron, el día que tú conseguiste hacer hablar al silencio, decidiste involuntariamente mi futuro. Y volví a ser periodista, contadora de historias, lo que había soñado desde niña, aquello en lo que había puesto tanta voluntad y tanto esfuerzo. Esa misma noche redacté mi currículo y mis cartas de presentación. Dos meses después, me admitieron y me becaron en ABC. Y aquí sigo. Contando historias, con mayor o menor fortuna. Una buena parte de esa fortuna te la debo a ti. El dolor que cambia vidas, que cambia el mundo. Gracias, Miguel Ángel. Allá donde estés, para ti la PAZ.  


jueves, 3 de julio de 2014

EL PEDERASTA Y LOS RUMORES ENVENENADOS


"Placas al parecer de un individuo que ha raptado a dos niñas en Ciudad Lineal hoy, en una calle paralela al centro comercial Alcalá Norte. Difundidlo a todos los que podáis, da igual el distrito, parece que pudiera ser el violador de menores de Ciudad Lineal. Esta si es una cadena realmente importante". Llevo varios días dando vueltas a escribir o no este post, pero este mensaje falso y otros cinco similares que he recibido en las últimas horas (reenviados por madres de compañeros de colegio de mi hijo) han decidido por mí.

La secuencia es la siguiente. Desde abril, la Policía de Madrid se deja la piel en encontrar a una bestia que ha raptado a tres niñas, las ha drogado, ha abusado de ellas y luego las ha abandonado tras lavarlas. Ha actuado en todas las ocasiones en el distrito de Ciudad Lineal. El caso tiene prioridad absoluta y un millón de dificultades. "Estamos ante uno de los individuos más peligrosos y escurridizos en años", sostienen desde la investigación. La Brigada de Policía Judicial, flor y nata desde hace muchos años, está volcada; la Jefatura madrileña entera, también. Se han creado tres niveles dentro de las pesquisas y las gestiones se llevan con absoluto secreto. Lo que toca. Lo que debe ser.

Los investigadores cuentan con tres pequeños hilos de los que tirar y a ellos se aferran con la esperanza de atrapar al malnacido antes de que decida actuar de nuevo y elija otra presa indefensa, y con la conciencia de que quizá esa sea la única posibilidad de ponerle rostro. Un dilema que carcome a cualquiera y a ellos más que a nadie. A algunos los conozco y sé que hasta que no lo metan entre rejas duermen lo justo y su vida gira en torno al caso.

No hay matrícula de coche, como divulgan rumores infames (solo un par de números sometidos a millones de combinaciones); no hay grabaciones; no hay ADN y ni siquiera una descripción física rotunda (no podemos olvidar que la víctima mayor tiene solo nueve años). Pero frente a esas espinas ha surgido como tantas veces la infamia y el desconocimiento mezclado con el miedo lícito de miles de padres. Testigos que aseguran a quien los quiera oír que lo han visto y que al mostrarles fotos o interrogarlos sobre determinados aspectos no dan una; personas que buscan revancha señalando a quienes nada tienen que ver; mensajes de terror difundidos a través de las redes sociales, incluso fotografías de supuestos sospechosos.

Ocurre cada vez que un suceso nos sacude o pensamos que nos puede tocar de cerca. No hace falta buscar muy lejos para encontrar la psicosis que se creó tras el 11-M con las mochilas abandonadas en cualquier parte o con árabes a los que se señalaba con el dedo. La vieja táctica de sembrar pánico tan eficaz en la guerra. La Policía, a través de diversos canales, pide calma y prudencia pero el veneno y el miedo se disparan. Hasta tal punto ha llegado esta intoxicación que se ha creado un grupo de agentes solo para separar el grano de la paja. Elocuente. En este caso la paja sobra y el grano sigue libre. Es la única certeza. La mía, además, que lo atraparán. 

Calle donde se produjo el último secuestro *Foto: Ángel Navarrete (ABC)



miércoles, 25 de junio de 2014

POLICÍAS "ATADOS" POR JUECES


"Espero que este tipo no robe en su casa ni en la mía. Espero que no tenga usted la mala suerte de que eso ocurra". El inspector de Policía apretó los dientes y salió del despacho del juez que acababa de denegarle unas escuchas. Sobre la mesa le había dejado decenas y decenas de antecedentes del ladrón y tres identificaciones por huellas tomadas en las tres últimas viviendas que había desvalijado. Pero ninguna era la casa del juez, de forma que no le pareció suficiente para motivar las intervenciones telefónicas.

El inspector que me contó este episodio puso meses después a disposición judicial al delincuente, un bragado madrileño con un historial que rellena varias páginas y que de nuevo está en libertad. Su respuesta al fiscal a punto estuvo de salirle cara. "Normalmente te callas, pero es que lo teníamos, solo necesitábamos un par de teléfonos. El grupo estaba bajo mínimos y con poca moral ya". 

Es la vieja historia en la que, a veces, los investigadores parecen ir por un lado y algunos fiscales y jueces por otro. Tan lejos tan cerca. Esta misma semana un mando policial me contaba con un deje de amargura y frustración dos situaciones mucho más graves de dos investigaciones de enorme calado que aún están abiertas. 


Hace poco más de un mes detuvieron a un tipo por una agresión sexual en Madrid. La mujer lo identificó, pero por un motivo que no se puede revelar todavía el juez de guardia no autorizó a los policías que se le tomara el ADN. Quedó en libertad y volvió a actuar, esta vez con un final más macabro aún. La resolución del caso está cercana, pero la víctima nunca podrá ya saberlo. El responsable de las pesquisas se lleva las manos a la cabeza. "Esto nunca lo contáis", me reprocha. "No podemos si lo ignoramos", le replico. A veces, tengo ganas de decirle, queremos contarlo y sois vosotros, los investigadores, los que ponéis freno. "No me encabrones al juez que bastante hemos tenido" o "sí, los ha puesto en libertad pero le había echado un par". Lo normal, elevado a categoría de insólito. Generalización, obvio, aunque cualquier compañero del negocio ha vivido quejas similares que, probablemente, se dirijan en la dirección contraria si la fuente es un juez o un fiscal. 

Y la última de "juzgado de guardia". Otro grupo de policías necesitaba desesperadamente ver siquiera de refilón el rostro de un desalmado, pederasta, violador, una mala bestia. Las declaraciones de las víctimas no servían para elaborar una descripción física siquiera aproximada. No tenían huellas ni ADN ni casi un hilo del que tirar. Tras revisar calle por calle sin encontrar una sola cámara, al fin dieron con un comercio que sí la tenía. Hablaron con el dueño, esperanzados. "Lo siento, agentes, la tengo apagada. Enfoca hacia afuera y graba 60 centímetros de la acera. Me denunciaron y un juez me puso 12.000 euros de multa. La cámara está pero ya nunca la conecto". Con esas palabras sepultó la última esperanza de una imagen que quizá, solo quizá, podría salvar una vida.





lunes, 16 de junio de 2014

MI MADRE FUMA PORROS

Montserrat González
"Me pidió el favor de guardar la maría a cambio de que si un día yo necesitaba la pistola podría ayudarme. Ese día la llevé a casa. Fue hace dos o tres meses. Cuando llegué mi hija no estaba; la dejé en la habitación. Solo tenía esa maría en esa habitación y un poco en un chisme en la cocina. De vez en cuando me he fumado un porro, pero no soy consumidora habitual. Me he fumado alguna vez un porro yo sola en algún bar". La declaración ante la juez de Montserrat González, en prisión por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, retrata a una mujer alejada del estereotipo de "esposa de comisario" que se limita a acompañarlo a actos sociales y protocolarios. 

Cuando en el registro del piso de su hija los agentes encontraron ocho bolsas de marihuana (600 gramos de grifa) pensaron que eran de Triana Martínez, pero la madre aseguró que eran de ella, que se las había guardado a un tipo de León del que no quiso dar más datos, salvo que le intentó comprar una pistola aunque el trato no cuajó porque el arma era muy cara. Aun así, insistió en que no consume, en que hace años que no se fuma un porro, pese a estar familiarizada con esta droga. "Hace dos años en el bar de Armando fumaban porros". 

Otro personaje que dejó boquiabiertos a los investigadores al conocer detalles de quién era y la aparente familiaridad con que lo trataba Montserrat. Fue a este hombre, Armando, con antecedentes policiales y fallecido en enero del año pasado, a quien compró el revólver Taurus del 32 H&R Magnum que acabó con la vida de Carrasco y apareció 30 horas después en el coche de la policía local Raquel Gago. Lo adquirió dos años antes y pagó por él 2.000 euros, según sus palabras. Al aparentemente poco recomendable Armando le compró también otra pistola, que guardaba en su habitación del piso de la hija, así como munición para llenar varias cajas. La mayoría de las balas dice que se las habían dado. Una vez más omitió el nombre del generoso amigo.   

Montserrat contó, con la mayor naturalidad, que conoció a Armando "bajito y risueño" a través de los mercadillos y luego cerraba los tratos en su bar de Gijón, en la zona de La Calzada. Más tarde, se enteró de su muerte por el periódico. No le preguntó ni la juez ni el fiscal si ya tenía dos armas para qué buscaba otra más, la que pretendía comprarle al supuesto dueño de la marihuana. 

Como una leona defendió a su hija a dentelladas. No solo la exculpó del crimen de Carrasco y se atribuyó ella la responsabilidad al completo, sino que reiteró en la Sala que Triana no sabía nada ni de la droga ni de las armas ni de las balas aunque siempre habían tenido munición en casa. El fiscal intentó apretarle. ¿Cómo ha podido hacer la faena a su hija de llevar a su casa pistolas y marihuana, teniendo además casa en Carrizo y Gijón?, tanteó. "Como estaba aquí en León no podía llevar las chismas, tenía que tenerlo en León. Me equivoqué por hacerle esto a mi hija, pero por eso no tiene que pagar culpas ella". 

La estrategia de "mamá fuma porros" y anda con su parka de Hugo Boss y sus Ray Ban armada como un cuatrero, a espaldas de todo su círculo, no le ha funcionado. La juez imputa los mismos delitos a la inseparable pareja. Las anotaciones manuscritas sobre todo tipo de armas llevan el sello de Triana. El padre y esposo, inspector jefe de Policía, quien sigue con el jarro helado en la cabeza, aportó su peculiar visión de madre e hija al declarar: "Las quiero mucho, pero no me hacen puñetero caso".   


domingo, 27 de abril de 2014

CÁRCELES "DE LUJO"

Módulo de una prisión tipo


Me impresionan las cárceles. Cada vez que he acudido a una por trabajo he salido devastada. Las puertas metálicas que se cierran a tu espalda con un angustioso click, los olores, el desvarío asomando por muchos ojos, la incertidumbre no ya del futuro sino de las 24 horas siguientes, las historias que se susurran, las penas que brotan a borbotones, los expedientes que encierran los armarios, los patios, espejo solo espejo de aire, sol y libertad... Quizá sea una blanda, pero no concibo que nadie pueda ser un poco feliz ahí dentro. Y sé, sin embargo, que es el lugar que corresponde a casi todos los que están: casi 67.000 la semana pasada, el 92 por ciento hombres. 

Algunos son bestias salvajes que han arrancado el horizonte a cientos de familias; otros torcieron su vida y ya no saben si serán capaces de enmendarla, muy pocos han acabado en prisión por error, pese a que esto se repite como un mantra cada vez que hablas con un interno. Llevo 17 años contando los peores crímenes, buceando en la miseria humana y tratando de tú a tú con el devorador dolor de las víctimas. No voy a defender que el Estado no castigue a los culpables, jamás, pero me aterra la imagen que a veces se proyecta, desde el absoluto desconocimiento y el lugar común, sobre los centros penitenciarios. Esta semana, tras la entrada de José Ortega Cano, hemos tocado techo. Las 68 cárceles españolas no son hoteles de lujo, es falso. Ninguna lo es. Son lugares donde se ha intentado, en unos más y en otros menos, que los reos vivan con dignidad y en los que también con mayor o menor fortuna se apuesta por la reinserción. 

Higiene, educación, sanidad y algunos entretenimientos, cierto... esos principios de derechos universales con los que a algunos se les llena la boca pero solo a veces. Es falso que haya televisiones de plasma en cada celda, piscinas climatizadas y hasta baño turco, que es lo que les ha faltado decir o escribir a algunos. Sin duda, las prisiones españolas están entre las mejores del mundo. ¿Y qué?, me pregunto. ¿Estaríamos más orgullosos de levantar un Guantánamo o de ver reportajes en los que las ratas corren entre los internos y las cucarachas se encaraman a los platos del rancho? Yo no. Les recomiendo un libro "Penas y personas" de Mercedes Gallizo, que dirigió Instituciones Penitenciarias ocho años. El castigo no debe anular la dignidad imprescindible. Una última reflexión que me regaló hace años entre los muros el director del centro penitenciario de Estremera: "Ningún asesino es asesino las 24 horas; ningún violador es violador las 24 horas". Os dejo un par de enlaces de dos reportajes míos que hablan de otra cara de los verdugos. 


domingo, 6 de abril de 2014

LOS BUENOS "CAPATACES"

"Niña, desde hoy eres redactora de ABC. Pásate por personal". Ese fue mi bautismo oficial en el oficio, con contrato indefinido y un sueldo que entonces (octubre de 1998) se me antojaba un sueño realizado. El portador de lo que en ese momento fue para mí la felicidad con mayúscula se llamaba Ángel Antonio González, era subdirector del periódico y falleció ayer. Tras darme la noticia, el hombretón altísimo y espigado a partes iguales, a quien yo admiraba y respetaba, también a partes iguales, me dio uno de los abrazos que más recordaré en mi vida. "Te lo has ganado, niña, anda no llores que ya no te vuelves a tu pueblo".  

En ese momento, aparecieron por la puerta del despacho de Ángel Antonio mis dos jefes-compañeros-amigos: el inigualable Ricardo Domínguez y mi hermano profesional desde poco después, Pablo Muñoz. Más besos, abrazos y parabienes, sin pasarse, que para eso eran dos señores y yo, la niña. Unos minutos antes me había despedido de ellos con la idea que me oprimía la garganta de no volver a pisar la redacción de ABC. Acababa de terminar mis prácticas del Máster y, como todos los años, los becarios éramos expulsados a los leones, a buscarnos la vida. Cuatro compañeros habían sido seleccionados para quedarse en la redacción pero en teoría, eso creía, mi nombre no figuraba en esa lista.

"No me digas que no lo sospechabas", insistió Ángel Antonio. Y por más argumentos que le di, ni caso. "¿Y estos dos no te habían dicho nada?" Y no, habían callado esperando a que fuera oficial la noticia y a que la decisión no se estropeara. Ese mismo día,  lo celebramos los tres en una de nuestras comidas pantagruélicas en las que el periodismo era el oficio más sagrado del mundo y el eje de nuestras vidas a base de horas y horas en la sección de Sucesos. 

Por esa sección pasaban todas las catástrofes del mundo, los asesinos en serie despiadados, los desaparecidos, los terroristas... allí entraban las llamadas de todos los perturbados que en su soledad recurrían al periódico como si fuera el teléfono de la esperanza y a los que casi siempre escuchábamos; las de los mejores corresponsales que he conocido (Pedro Corral, Juan Cierco, Ramiro Villapadierna, Pedro Rodríguez y una larguísima e insuperable nómina) ofreciendo su excelente "mercancía", las de los compañeros de todas las delegaciones de España... Allí, en esas páginas y con esos dos hombres me hice periodista. ´

Ángel Antonio había sido nombrado no hacía mucho subdirector de Información del periódico. Conocía ABC como a sí mismo (pasó por todo el escalafón), nos conocía y trataba a todos por nuestro nombre, redactores o becarios, con su voz modulada y su visión certera. Era, como ayer lo definía mi otro gran amigo y compañero, Miguel Ángel Barroso, "el más eficaz y respetuoso capataz de la redacción".  A veces discrepábamos (yo a una siguiendo el criterio de Ricardo y Pablo, en pleno aprendizaje) pero el respeto primaba, el diálogo, los puntos de equilibrio. Desde que se jubiló apenas le he visto, unas pocas frases en algún tanatorio. Él nos seguía leyendo y nos daba su opinión: ajustada, alejada de extremos. Siempre será mi primer subdirector, mi puerta al sacrosanto mundo del periodismo de verdad, ese al que te entregas con el corazón y a cambio te permite vivir dignamente. Gracias, capataz. 

Ángel Antonio González, a la izquierda                     *Jaime García

martes, 25 de marzo de 2014

"TENEMOS UN SUBGRUPO ACORRALADO" (CONVERSACIONES 22M)



-"Tenemos un subgrupo acorralado en el paseo de la Castellana".
-"¿A qué altura?"
-"¡Bajen rápido, bajen rápido, que están completamente acorralados!". "Tienen como unas mil personas alrededor".
"Recibido 90- 90. Recibido. Venga que esperen abajo, que van los compañeros. Venga rápido"

Es una de las conversaciones que corrió el sábado por la noche de equipo en equipo de transmisiones de la UIP cuando un grupo de policías quedó a merced de un millar de individuos. El resultado ya se conoce: 67 agentes heridos y 34 manifestantes. Cabezas abiertas, dientes por los aires, traumatismos... volaron los adoquines, los hierros, las bolas metálicas y actuaron los pinchos improvisados. La Dirección General de la Policía ha abierto una información reservada para analizar lo ocurrido durante la manifestación "Marcha por la Dignidad" y depurar responsabilidades. Más que nada porque al día siguiente y, por primera vez en su historia, un nutrido grupo de uiperos se concentraron en la puerta de su base en Moratalaz para pedir explicaciones.  

Ellos estaban allí y saben que las órdenes se congelaron, que no se les dejó actuar con material antidisturbios hasta que pasada media hora era demasiado tarde. Los "Pumas" se iban pasando las órdenes o más bien el silencio, la inacción. 
Que no hagáis nada!. Todo el mundo quieto. 
-Puma 3 para Marte.
-¿Es suyo el subgrupo del Paseo de la Castellana? 
-Que deje de moverse, estáticos, dejemos que se disloquen
 -Recibido. 
 -Ahora mismo no hay lanzamientos. Tenemos separada la manifestación. La hemos cortado
-Puma 3 a Puma 110 Dos detenidos en la zona de Marqués de Braganza con Paseo de la Castellana

Son algunas de las conversaciones que quedaron registradas y que ahora se van a investigar. La UIP está en pie de guerra ante un dispositivo abultadísimo (33 grupos operativos formados por entre 45 y 50 hombres) pero al que se le abrieron las costuras.   

"Ha sido vergonzoso. Puma 70: 35 heridos; el grupo 90 que fue el primero en llegar a apoyarlos 11 heridos. El oficial cinco dientes volados de un adoquinazo y treinta puntos en la boca...Y cayendo como chinches. La orden era: Aguantad, pelotas no...El peor operativo conocido hasta ahora, y no lo digo yo, lo dicen compañeros con 15 o 20 años en unidades... He llorado al ver a mi oficial con la boca cosida... Qué impotencia", explica otro de los policías.

Las imágenes y las palabras forman el retrato en el que mirarse. Las razones de los alborotadores son de sobra conocidas (solo uno de los 24 detenidos ha ingresado en prisión), pero ¿y las de los jefes del operativo? Hoy se celebrará una nueva reunión con la cúpula policial. Mañana, si no hay ceses, aseguran que empezarán las movilizaciones. 

lunes, 24 de marzo de 2014

"APOYO URGENTE. NOS ESTÁN AGREDIENDO. NO PODEMOS MÁS"






"Apoyo urgente, apoyo urgente, nos están tirando adoquines" tronaban los equipos de transmisiones. "Solicito empleo uso material". "Nos están agrediendo. No podemos más". Y al otro lado silencio. El silencio más indigno e incompetente que recuerdan los uiperos veteranos. Eran las 20.20 horas del sábado y las llamadas "Marchas de la Dignidad", autorizadas y legítimas, habían derivado ya en un salvaje espectáculo, una guerrilla urbana con un objetivo: acorralar a los policías y destrozar como una manada en estampida lo que encontraba a su paso. 

Es la tónica de las manifestaciones en Madrid desde hace un tiempo: mudar la lógica y esperable reivindicación de quienes peor lo están pasando en batallas desiguales y consentidas. Pero lo de ayer marcará un punto y aparte porque mientras los valientes guerreros embozados atacaban con hierros, palos, adoquines de un kilo y armas blancas a un grupo entero de la Unidad de Intervención Policial (el grupo 7) en el Paseo de Recoletos y estos pedían ayuda desesperadamente a través de las emisoras, al otro lado sus jefes callaban y los abandonaban a su suerte, según denuncian quienes estaban de servicio. El comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona, el jefe de las UIP, José Miguel Ruiz Iguzquiza, y el jefe de la Primera UIP, Francisco Javier Virseda Serna ("Puma") estaban muy cerca y durante más de media hora no ordenaron ni que se actuara ni que se les apoyara. "Estamos aislados. Solicito empleo uso material" (es decir, material antidisturbios: salvas y pelotas de goma).  

Los grupos en reacción se encontraban a solo unos metros y no se les dejó apoyar. El uso de material antidisturbios solo se permitió cuando ya era tarde. Consecuencia: 67 policías heridos, 40 de ellos del grupo 7 de la UIP.  A Pedro, inspector, el jefe de ese grupo le abrieron la cabeza. Le quitaron el casco a puntapiés y le siguieron pateando. Su cabeza cosida con once puntos no necesita más aclaraciones. A otro de sus hombres, el subinspector, le asestaron dos puñaladas con lanza casera y tornillo. Si no hubiera llevado el chaleco antitrauma, lo habrían matado. 

"Nunca vi nada igual. Veíamos llegar continuamente Samur y sabíamos que era para atender a nuestros compañeros. Se les oía gritar y pedir auxilio, decían que no aguantaban más... La rabia y la impotencia que sentí es difícil de explicar". Habla un agente que lleva más de veinte años en el Cuerpo, casi una década en la UIP. "No hubo órdenes de mover grupos para apoyar a los compañeros; los estaba atacando... Creo que ha sido la peor experiencia de mi vida. Los equipos de transmisiones mudos esperando la orden y nada. Bastaba con decir: "uso de material ya. simplemente eso". Me hirvió la sangre", cuenta este veterano.

Había nada más y nada menos que 33 grupos operativos desplegados formados por entre 45 y 50 hombres cada uno, llegados de Madrid, Sevilla, Valencia, Pamplona, Canarias, Valladolid y La Coruña. "Puma" estaba al frente, por encima de él, Marte, y Puma 1, 2 y 3 eran los tres coordinadores a las órdenes de Puma, con varios grupos a su cargo. Un engranaje, en teoría, bien engrasado al que ayer le chirriaron las piezas. "Éramos los número uno en orden público, la envidia de Europa. Hasta ayer. Además había ocho observadores internacionales para ver nuestro trabajo y nos cubrimos de gloria".

Los cuatro sindicatos que aglutinan a casi todo el Cuerpo (SUP, CEP, UFP y SPP) van a convocar una concentración el próximo miércoles a las puertas del centro policial de Moratalaz, donde tiene su base la UIP. Es el inicio del calendario de movilizaciones, si para entonces Interior no ha cesado a los máximos responsables de lo ocurrido ayer a juicio de los agentes: el comisario general de Seguridad Ciudadana, el jefe de las UIP y el jefe de la 1 UIP "por su inoperancia ante los graves hechos acontecidos". 

"Ayer ganaron ellos, pero perdimos todos", reflexiona con amargura el agente. 24 detenidos, 67 policías heridos y la creciente sensación de impunidad. Era una marcha por la dignidad, pero ni los manifestantes (entre los que se colaron los de siempre) ni los mandos aguantan un pase de fotos o vídeos de Recoletos a cámara lenta. "Nos dejaron solos". Quizá sea el mejor resumen. 


lunes, 17 de marzo de 2014

EL PEDERASTA ESCUDADO EN ALÁ Y JEHOVÁ

Grover Morales, al ser detenido; a la derecha, su víctima
La pequeña Nada ya está en Barcelona. Ha recorrido tinieblas paso a paso en los últimos siete meses, mudada de país primero y luego de aldea en aldea como una yegua comprada o robada en el mercado en un país desconocido, entre extraños que ni siquiera hablaban una lengua que ella entendiera. De momento, le han retirado la custodia temporalmente a sus padres por mucho que este fin de semana se manifestaran y aseguraran haber sido víctimas de un engaño. El juez les imputa un presunto delito de abandono de familia, aunque podrán ver a su hija en un centro de atención a la infancia de la Generalitat de forma "controlada". La UCO de Guardia Civil asegura que la dejaron salir de España con un poder notarial (aparentemente firmado por ellos) para que fuera de vacaciones con su vecino boliviano, Grover Morales, porque la cría jamás las había tenido. Este individuo aseguró que viajaron a su país para comprar oro y revenderlo aquí dada la precaria situación económica de los progenitores de la menor, que tienen otros dos hijos. Pero Nada ni ha tenido vacaciones ni ha traído oro. Fue secuestrada, obligada a recoger hoja de coca, a caminar por senderos de barro y lodo en medio de la selva, a bautizarse y a vivir con su captor como su esposa.

Grover Morales, 36 años, con aspecto de selenita, sabía bien lo que quería. Le gustan las niñas (estuvo preso, aunque solo unos meses, por violar a sus dos hermanas menores). Cuando salió de la cárcel en Bolivia y lo desterraron de su pueblo eligió España, adonde llegó con una identidad falsa y donde ha subsistido hasta el pasado mes de agosto. Unos días después ya no permitió más a Nada hablar con sus padres por teléfono. Ellos corrieron a denunciar, pero han hecho falta siete largos, interminables meses para hallar a la secuestrada y al raptor, que la había confinado allá donde el teléfono, la carretera, la luz y el agua no llegan: en la zona selvática más inaccesible de El Chapare.    

Me llamó la atención desde que conocimos el caso, aparte del evidente aspecto de semiiluminado de Morales, su flirteo con creencias religiosas dispares, antagónicas, en apariencia al servicio de sus propósitos de estupro. En unos meses pasó de declararse seguidor de Alá y visitar la mezquita de Hospitalet de Llobregat proclamando su inminente conversión al Islam a buscar cobijo en iglesias de la secta AEMIMPU (Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal), seguidores de Jehová, que consideran la agricultura como la primera empresa creada por Dios para la humanidad (incluido por supuesto el cultivo de coca). No se sabe si los seguidores de este grupo le ampararon o no, pero sí que obligó a la niña a bautizarse siguiendo el rito al uso y a cubrirse la cabeza con pañuelo, mientras la arrastraba de aldea en aldea al saberse perseguido. Su madre lo encubrió, pese a que lleva más de un mes encarcelada por hacerlo.

En la entrevista que realizaron colegas bolivianos a pie de celda a Morales, el individuo declaró sin empacho que Fátima la madre de Nada le había autorizado a que se casara con su hija porque el Islam lo permite (la pequeña tenía nueve años cuando fue secuestrada y ha cumplido diez durante su cautiverio). También argumentó cuando la salida islamista no parecía convincente que es habitual entre los seguidores israelitas, algo que tampoco parece que se acerque a la realidad. En ambos casos, desde luego, contraviene la ley boliviana para cuyas autoridades el individuo ha cometido trata de personas, asociación delictiva y abuso sexual. Ya está en una cárcel de Cochabamba en la que sus argumentos con Alá y Jehová como escudo a buen seguro que no calarán en la conciencia de otros reos.  


lunes, 3 de marzo de 2014

PALABRA DE CALÓ



"No queremos que vea nunca más a sus hijos y el siguiente paso es cambiarles los apellidos. No tiene derecho a nada después de lo que ha hecho". Sinaí Giménez es gitano, despliega una educación exquisita al hablar pero sus palabras son rocosas, sin concesiones. Nada de medias tintas. Es el secretario general de la Sociedad Gitana de Galicia y se ha convertido en la voz de otros Jiménez, estos con jota, la familia de Lupe, asesinada por su marido la pasada semana en La Coruña. Para las estadísticas es un crimen de violencia de género, con maltrato previo no denunciado; ellos no quieren que sea catalogado así y de hecho los hijos (ha dejado seis huérfanos, cuatro de ellos menores de diez años) han renunciado a una ayuda económica para las víctimas de crímenes machistas, ofrecida por la Xunta, porque consideran que de esa manera niegan cualquier derecho al padre, José Luis Cortiñas, ya encarcelado. 

Conversar con Sinaí me ha hecho reflexionar sobre este tipo de violencia de la que no escapa ningún grupo social, ninguna etnia, y cómo afecta a las mujeres gitanas. Desde 2009 existe un grupo de violencia de género, creado en el seno de la Fundación Secretariado Gitano, y que cuenta desde hace un par de años con un protocolo específico para ayudar a las víctimas. Pero frente a esos avances, se imponen atavismos difíciles de quebrar. Lupe es un ejemplo. Estaba embarazada de su séptimo hijo y su marido la acusaba de que ese hijo no era suyo. Ella le había ofrecido que en cuanto naciera la criatura le hiciera una prueba de paternidad. A él no le sirvió. 


EL FARO DE VIGO       *Gustavo Santos


El maltrato había empezado mucho antes. Una mujer acudió a denunciarlo hace unos meses. Cuando la juez preguntó a Lupe, ella lo negó. "No quería delatar a su marido, llevaban más de veinte años juntos. Tenían seis hijos y dos nietos. Hizo lo que hacen las gitanas: pedir ayuda a la familia", explica Giménez. La mujer acudió a sus cuñadas y a su suegra en busca de apoyo. Se lo negaron, le decían que mentía y que estaba loca. Ahora, los parientes de ella y también los patriarcas culpan a los que no la escucharon cuando estuvieron a tiempo, por eso los han desterrado de las provincias en las que se puedan encontrar con allegados de la víctima. Ellos lo denominan "orden de alejamiento". Pero no la ha dictado un juez, le insisto. "Los jueces a veces aprenden de nosotros", me suelta Sinaí sin inmutarse. 

"Si la ayuda de la familia no sirve, se acude a los patriarcas, al consejo de ancianos y si después de intentarlo todo eso tampoco vale, entonces la mujer puede separarse. Pasado un tiempo, cuando se vuelva a casar él, ella también puede hacerlo. Hay muchas gitanas divorciadas", aclara Sinaí Giménez. La costumbre presidiéndolo todo. Le reitero que Lupe negó a la juez que sufriera malos tratos. "Es nuestra forma de actuar y casi siempre funciona". Sinaí parece tener respuesta para todo. "Mire, los gitanos no matamos a nuestras mujeres ni a nuestros hijos. Va contra la naturaleza". No es el primer caso, y le recuerdo dos antiguos crímenes en Madrid y Alicante. "Esos casos se analizaron en las Asambleas nacionales y se supo que ellos no eran gitanos puros, tenían mezcla".  

Merece la pena la charla con Sinaí, mientras al fondo se oye a los niños de Lupe y a sus hermanas. Acabamos hablando del papel de la mujer gitana (su hermana me atendió pero rápidamente le pasó a él el teléfono excusándose por no saber lo que debía decirme); del culto (la Iglesia Evangélica en torno a la cual gira la vida de muchos de ellos) y, por supuesto, de la víctima que dejó a su familia en Vilaboa (Pontevedra) para ir a vivir a Lugo cuando se casó siendo casi una niña. Allí volvió para buscar refugio. Pero nada le sirvió ante la furia ciega y los ardides de su marido, el padre al que los hijos han jurado no volver a ver. "Más vale que cualquiera de ellos se aleje si hay un pariente de la pobre Lupe cerca", dice Sinaí, al tiempo que insiste en que el destierro persigue evitar la venganza y devolver la paz a las familias. Palabra de caló.  

Os dejo este enlace sobre el trabajo en igualdad de género que desarrolla la Fundación Secretariado Gitano. Me gusta el título del vídeo "Sinelo Romí" (Soy Mujer)

http://www.gitanos.org/que-hacemos/areas/igualdad_de_genero/index.html

martes, 25 de febrero de 2014

LO NORMAL DEL PERIODISTA

Redacción de ABC


Recapitulo el día por orden de aparición. Hoy he hablado por teléfono con un comandante, una inspectora de Policía, un comisario y dos jefes de prensa. He tomado un café (en realidad un zumo de naranja, pero me ciño al convencionalismo de la expresión) con un capitán, un teniente y un guardia, con éstos a la vez. Ahí acabó la mañana (las charlas con los compañeros no cuentan aunque sean profesionales). Ya por la tarde he vuelto a la tarea: de nuevo llamé a la jefa de prensa mencionada, pendiente de la misma gestión, a una abogada a la que tengo gran aprecio aunque nunca me cuenta casi nada, a un comisario que estaba ocupado y me ha emplazado para más tarde y a otra letrada a la que continúo esperando. Hoy ha sido un día tranquilo, de continuidad de algunos asuntos abiertos, de esos en que das gracias porque necesitas un pequeño respiro. 

Si preguntara a los compañeros que se ocupan de estos mismos temas probablemente relatarían una secuencia de llamadas y entrevistas (los correos ni los menciono) más o menos parecida, según las fuentes y los asuntos que en este momento tengan en marcha. Esto es periodismo. Una parte pequeña del oficio, basada en el dato y el contraste por la delicadeza de lo tratado, porque "jugamos" con vidas y con honras. Cuando se ejerce con honestidad y dedicación no queda otra que abrasar permanentemente a las fuentes. 

No siempre podemos comprobar y someter a verificación todo lo que querríamos, pero me consta que casi todos los que nos dedicamos a los sucesos y sus orillas lo intentamos. Nos la cuelan a veces, vaya si nos la cuelan, incluso fuentes por las que habríamos apostado la cabeza pueden fallar un día. Sigo creyendo que es el mejor oficio del mundo (para mí, obvio); me sigo divirtiendo, continúo aprendiendo, me agarro unos disgustos descomunales y no hay mes en que no piense en retirarme. Pero luego el veneno inoculado vuelve a extenderse por el cuerpo y el cerebro y una noticia te vuelve a resucitar. Esto es periodismo. Lo otro es otra cosa. Lo respeto, lo aplaudo si hace falta como ejercicio, como experimentación, pero por favor no me vendan la envoltura de que es lo mismo porque no lo es; ni me cuenten la cantinela de remover conciencias. Solo pido que lecciones las justas. Los que se han pasado muchas horas en la calle y/o peregrinando detrás de una noticia conocen la diferencia. La esencia sigue siendo importante (al menos para mí); la semilla del oficio también. Recapitulo el día casi al cierre (si no suena el teléfono a una hora intempestiva). Mañana les vuelvo a ver y si les interesa les vuelvo a contar. Se llama Periodismo, no lo olviden.      

martes, 18 de febrero de 2014

OSCURIDADES EN EL COLEGIO VALDELUZ



"Es como el hielo. No se inmutó. No dijo nada pese a la gravedad de las acusaciones". Son palabras de uno de los investigadores del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía que estos días han asistido a las víctimas de Andrés D. profesor del colegio Valdeluz, encarcelado por ocho delitos de abuso sexual aunque ya han denunciado quince chicas. "Es un pederasta de libro", señala la misma fuente. En el SAF están alarmados porque la edad de las víctimas ha ido bajando a medida que se recogían más denuncias (la más pequeña tiene solo 6 años) y porque existen indicios de que podría llevar actuando cerca de veinte años. De hecho, el profesor de música, antes fraile agustino, ha sido señalado por una alumna del centro musical de Majadahonda donde dio clases antes de recalar en el Valdeluz y montar la escuela de música anexa, lugar en el que supuestamente cometía los abusos.

Según el atestado policial, el docente cometió también una violación y un delito de exhibicionismo, si bien el juez no le ha imputado ninguno de estos dos delitos. "La lista de los abusos en caso de ser condenado ya acarrea una importante pena, quizá sea una forma de unificar", explican las fuentes, desarmadas ante la actitud del detenido tanto cuando se le comunicó el motivo de su arresto como en las dependencias policiales. Quien se derrumbó y no soportó el interrogatorio fue el jefe de estudios del colegio, este sí religioso. Declaraba como testigo cuando fue detenido. Reconoció que en 2007 una alumna y sus padres le hablaron de esos posibles abusos, que él lo comunicó al director Eustaquio I., pero nadie hizo nada. Ni entonces ni en los casi siete años siguientes. Sentía remordimientos. Una de las últimas denunciantes ha explicado a la Policía que hace dos años recurrió al director para denunciar lo que ocurría y la oyeron como al sonido de la lluvia mansa.   
   
Tampoco el CIASI, dependiente de la Comunidad de Madrid y concebido para ayudar a este tipo de víctimas infantiles, recurrió a la Fiscalía ni a la Policía pese a que sus psicológos dieron credibilidad a la chica de 17 años que acudió a este centro con sus padres en 2007. Tampoco se preocuparon de averiguar si había más víctimas. Hace unas semanas, tal vez meses, algunas de las niñas/adolescentes a las que Andrés persiguió se organizaron a través de un grupo de whatsApp. Tres días antes de ir a la Policía llamaron para ver qué pasos habían de seguir. Llegaron 17 personas de golpe, entre crías (algunas ya son mujeres), familiares y abogada. Y ahí empezó a encenderse algo de luz para alumbrar las oscuridades que habían quedado ocultas tras los muros del colegio y el silencio cómplice.   

No existe ningún indicio de que en el Valdeluz haya funcionado un trama pero lo cierto es que el director de este centro entre 1998 y 2001 Juan Carlos H. también fue arrestado en diciembre de 2012 por tenencia de pornografía infantil en el marco de la operación Espada en la que cayeron otros 347 hombres. Una empresa de Toronto (Canadá) Azov Films vendía las llamadas películas "soft", en las que aparecían niños desnudos y en posturas sexuales. Los investigadores canadienses concluyeron que se vulneraba la ley. 

Pese a que en estas cintas no había pederastia las pesquisas destaparon e identificaron a niños en Rumanía, Ucrania y Alemania de los que abusaban individuos antes y después de las grabaciones. En una operación internacional se detuvo e imputó a todos los clientes que habían comprado ese material y entre ellos estaba el ex director del Valdeluz que en ese momento daba clase en otro colegio de los Agustinos en Málaga (se le requisó gran cantidad de pornografía infantil encriptada) y que fue apartado de la docencia y del centro. 

Muchos alumnos del colegio madrileño sostienen que nunca sospecharon de Andrés D. y sienten que se está atacando al centro y generalizando respecto a una conducta individual. Pero no. La conducta pudo ser individual (la culpabilidad o no la determinará un juez en su momento), pero la omisión y el silencio que se impuso desde la dirección del centro traspasa ese límite. Vuelvo a las palabras del investigador del SAF, harto de ver desfilar por su mesa a todo tipo de desalmados: "Es un pederasta de libro" y los pederastas de libro no paran nunca. Si no los frenan, siguen cazando entre las presas más vulnerables. No sirve mirar a la acera de enfrente.    

jueves, 13 de febrero de 2014

HÉROES Y SICARIOS

Héroes y sicarios parecen términos incompatibles, pero en la pesadilla sufrida por la mujer y la hija del periodista Paco González se mezclan de manera asombrosa desde el primer minuto. Y esa mezcla afloró incluso cuando la vida de las dos mujeres pendió del cuchillo empuñado por dos individuos contaminados no se sabe bien de qué, si de locura, de odio, de envidia... Ese diagnóstico corresponde a otros, igual que las motivaciones y el preámbulo de la historia.

Los datos objetivos parten del 15 de septiembre. Ese día, un mendigo habitual de la Terminal 4 de Barajas conoció una historia por azar y, movido por una responsabilidad que ya podían hacer suya otros, actuó. Fernando acudió a la comisaría de Policía del aeropuerto. "Un individuo calvo y bizco de nacionalidad búlgara", explicó, "al que conozco como Palen y del que no puedo aportar más datos de identidad porque solo he mantenido con él alguna conversación esporádica me ha dicho que tengo que personarme en el domicilio situado en (aquí facilitó la dirección del periodista) donde tengo que informar a una mujer española, morena, de entre 40 y 45 años de que unos sicarios búlgaros pretenden asesinarla. Es importante que esté sola sin su marido".

Fernando siguió contando al agente de Policía Judicial que lo atendió los detalles que conocía. Palen le había mostrado fotos donde un individuo tomaba café mientras contrataba a los sicarios, así como la grabación con la conversación de esa siniestra cita en Madrid. Estaban los matones, el contratante (Iván Trepiana) y una mujer, la obsesiva Lorena Gallego, aunque ni ese policía ni el informador sabían de quiénes se trataba ese 15 de septiembre. El mendigo no tenía ni las imágenes ni la grabación, pero aseguró que podría conseguirlas, dado que Palen el búlgaro las conservaba en su teléfono.

El agente tomó nota. Fernando no sabía por qué Palen le había elegido a él como depositario de la historia, ignoraba el grado de implicación del búlgaro e incluso cuál era la veracidad de la misma. El policía trataría luego de localizar al misterioso búlgaro sin resultado. Tampoco Fernando respondió después al móvil que facilitó ni al correo electrónico. De hecho, no lo volvieron a ver por la terminal o así consta en la minuta o nota informativa que se envió desde esa comisaría a la Sección de Homicidios de la Jefatura Superior de Madrid. El informante salió de Barajas con la sensación de que no le habían creído.

La nota está fechada al día siguiente, el 16 de septiembre. Desde Homicidios de la Policía se envió a sus colegas de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid. La Policía no volvió a tener noticias de Fernando hasta que ya era demasiado tarde: el pasado día 5, horas después de que Iván Trepiana y Lorena Gallego asaltaran a la esposa y la hija de Paco González. Fernando estaba en en un bar de Badajoz (tiene familia en esa provincia) cuando vio en televisión lo ocurrido. Salió disparado hacia la comisaría de nuevo. Allí en la Jefatura Superior volvió a contar la historia. "Nos pareció un personaje estrambótico, pero tomamos nota de todo", relata un agente, "y, por supuesto, lo enviamos a Madrid. Estaba indignado porque decía que no le habían hecho caso, que él lo advirtió y que se podía haber evitado".

Sus motivaciones también son un secreto, aunque lo cierto es que él actuó con diligencia. No solo alertó a la Policía, sino que además puso sobre aviso al propio periodista y este a su vez acudió a denunciar en octubre ante la Guardia Civil. Los agentes lograron detener a Pavel, pero ¿qué sicario o aspirante a o delincuente a las puertas confiesa su pecado? Ninguno y sin pruebas no hay delito. A González y su familia se les hicieron vigilancias discretas. Nadie apareció. Unos días antes del intento de homicidio él mismo habló con los agentes y comentó que probablemente el tipo de la fotografía (Iván de quien solo se tenía una imagen) había desistido si es que alguna vez sus intenciones fueron reales...

La víctima, las víctimas, y los investigadores ignoraban que esos dos personajes contaminados de locura, odio, envidia...lo que sea seguían fraguando su chapucero aunque maquiavélico plan. Desconocían que probablemente mientras esa conversación se producía ellos acechaban cerca, camuflados en el anonimato, alimentados de nada. Maite y María, su hija, se salvaron gracias a su propio coraje y gracias a Jesús, que no dudó en frenar al escuchimizado Iván con la puerta del coche y con un golpe seco en la cara que lo devolvió a la vida real y al dolor y lo hizo huir. Ella, embozada y cobarde, cuchillo en mano, falló y le siguió. El héroe uno quizá sea Fernando, ese confidente capaz de romper el silencio. El dos, Jesús, que vio y oyó chillar a sus hijos paralizados por el miedo en su coche, mientras él se lanzaba contra dos donnadies crecidos con el poder de un arma blanca y las horas de la venganza. Ahora les ha llegado el momento de las horas a la sombra.  


miércoles, 12 de febrero de 2014

DÍAS PARA HOMENAJEAR


Levantarse tarde. Llegar tarde al colegio. Estropearse la calefacción y recordar que hasta los 21 años no tuve calefacción. Llamada de un viejo conocido que asusta. Responsabilidades. Desazón por lo que uno escribe y las consecuencias que tiene. Implicación. Toque de atención. ¿Hasta dónde llegas como periodista y hasta dónde como persona? Visitar una casa (la que fue tu casa). Sentir distancia. ¿Cuántas vidas somos capaces de atravesar, cuántas veces capaces de reinventarnos? Nos bombardean con el mensaje de acomodarse. No. Ese no es el camino. No pasa nada por perderlo todo ni por conseguirlo todo. Relativismo. Moral no. Del otro, todo. Enfermedad. La pareja de alguien a quien tengo gran afecto. Ver en su mirada las ganas de luchar. Recuerdos. La lucha propia. Ganar la partida. Vuelta a un barrio. Golpeado. La obviedad de que siempre pierden los de siempre. 



Comida con Pablo. La hermandad compartida durante 17 años. Recuerdos de tantas risas y tantos disgustos. Caminos separados pero paralelos. Criterio común. Enfoque en su lugar. Adiós a los tiburones. El trámite. Ellos investigan. Reconocimiento mutuo. "Palabra de vor" sigue siendo un referente para algunos. Orgullo. Escribir de madrugada y dormirse sobre el teclado. Horas y horas de insomnio forzoso y de aprendizaje. Saber contar. Saber vivir. Calma. 

Casa. Que te esperen. Que no te juzguen. Que te abracen. Que te cuiden. Él y mi hijo. Uno más uno igual a tres. Somos producto de nuestra lucha. Somos lo que elegimos ser. Nada está escrito. Si te vas a dejar arrastrar, que sea por las palabras más bellas, las elegidas con mimo. 

Hoy quería homenajear al día. El frío ya no me roza. Espero que lo entendáis. Hasta los suceseros tenemos un músculo debajo de la chaqueta. 

sábado, 8 de febrero de 2014

SANGRE DE PERMISO


Rafael Robles García, el asesino muerto durante su persecución


Este hombre, Rafael Robles García, ha muerto hoy en Plasencia. Pero antes ha llevado su ruido y su furia a dos familias y el pánico a una tercera. Desde el día 21 de enero, cuando salió de la cárcel con un permiso de cinco días, ha matado a dos hombres -a los que no conocía de nada- para robar un coche a cada uno y a punto estuvo de acabar también con la vida de un tercero y su bebé. Cincuenta agentes le han dado caza tras perseguirlo en su endiablada carrera hacia la nada. Tenía tres pistolas, una navaja, munición, medicinas, ropa... "No puedo respirar, no puedo respirar", les decía a los agentes que le pusieron las esposas cerca del cobertizo donde se refugió. Cayó fulminado. Ahora se investigará si de un infarto o de la herida de bala que ha visto la forense en su omóplato (sin salida) y que no dejó ni rastro de sangre. "No sabemos aún si hubo un tiroteo o si le ha alcanzado algún disparo", ha explicado el general de la Guardia Civil de Extremadura. 
    
Rafael Robles cumplía condena en Badajoz porque intentó matar a un hombre con el que acababa de tener una discusión de tráfico en 2001. Su lista de antecedentes (agresión con navaja, drogas...) se remonta a 1990. El "angelito" al día siguiente de salir de permiso, el pasado 22 de enero, encañonó a un joven en su garaje de Plasencia y lo obligó a que lo trasladara a la presa del Jerte. Quería llevarse el coche, en el que también viajaba el bebé de la víctima. Este aceleró y logró escapar aunque el delincuente disparó tres veces contra el vehículo. 

El siguiente episodio (aún en investigación) ocurrió una semana después en Cazalegas (Toledo). Allí fue asesinado a tiros otro joven de 28 años que estaba de caza con sus galgos. El asesino huyó con el Kia Sorento de la víctima, que apareció quemado dos días después cerca del tanatorio de Badajoz. Ayer, Robles volvió a actuar y mató a Manuel Tejeda, de 57 años, de un tiro en la nunca en Badajoz. Lo dejó moribundo y huyó con el Ford Focus de la víctima y su teléfono. 

Esta mañana ha sembrado el pánico en las inmediaciones de Plasencia. Lo vio un policía nacional en el coche robado pasadas las diez, conduciendo como un loco. El temor es que el asesino se metiera en una urbanización, que secuestrara a alguien, que volviera a matar. Quería cruzar el río Jerte, pero iba tan crecido que no ha podido. Pasada la una y media de la tarde, tras horas de persecución de la Policía y la Guardia Civil, consiguieron pararlo. Era un permiso ordinario, pero en él dos familias han saltado por los aires. 

Estos han sido los hechos. Acarrean una intrahistoria paralela para mí. Mientras sucedían, necesitaba un pequeño favor (ajeno al asunto) de una de las personas que en esas horas se dejaba la piel y los nervios en busca del criminal. Enfrascada en otros sucesos, desconocía que se estaba produciendo esa persecución. Mi interlocutor, un viejo y querido conocido, con su calma habitual me ha respondido: "Ahora no puedo, Cruz. En cuanto tenga unos minutos hablamos". En menos de una hora tenía mi respuesta. No me ha mencionado ni una palabra sobre la tensión que vivían ni sobre el momento inconveniente de mi llamada. No ha postergado la gestión, solo he notado que tenía mucha prisa. 

La historia se remonta a muchos años atrás, a muchos sinsabores para ambos por la trinchera compartida en ocasiones. Quizá esa sea una de las marcas de identidad del periodismo de sucesos: la lealtad arrastrada en el tiempo; el hoy por ti y mañana ya veremos... Estas pequeñas intrahistorias son las que muchos días nos mantienen atados al oficio, las que otorgan sentido a algún sinsabor a deshora. Él no la leerá, pero eso qué importa. "(...) ya sabes cuánto hay de insuperable en esto de ser hombre"   



domingo, 2 de febrero de 2014

"A ASUNTA NO LE GUSTABA FALLAR EN NADA"




"A Asunta eso la hacía sufrir porque era una niña a la que no le gustaba fallar en nada y eso lo consideraba un fallo". Son palabras de la declaración ante la Guardia Civil de Gail L.B., la profesora de ballet de la pequeña asesinada en Santiago. Gail reveló que la actitud de los padres hacia el ballet había cambiado desde finales del año anterior, o más bien se había acentuado ese cambio porque desde la muerte de los abuelos de la niña, a quienes estaba tan unida, nada volvió a ser igual. "Se produjo una pérdida de comunicación y falta de colaboración por parte de ellos cuando en los cursos anteriores la implicación era total". La profesora explicó un ejemplo muy gráfico. Para el festival de fin de curso tenían ensayos; iban a representar entre otras una danza árabe y ella pidió a las alumnas unos crótalos para los dedos. Asunta llegó sin ellos, pero no por un olvido, la niña especial jamás se olvidaba, "sino porque no se los habían comprado sus padres". Eso para la pequeña era un sufrimiento. 

Desde el 30 de junio hasta el 14 de septiembre no la vio, aunque el 10 de julio la niña le envió un whatsApp preguntándole por las notas de los exámenes. La profesora se las había enviado por correo electrónico a su madre cinco días antes, pero la pequeña no lo sabía (cierto que Charo acababa de salir del hospital, rota según explicó al juez). Gail contó también que antes mandaba la información al padre y a la madre, pero dejó de enviarle correos a Alfonso Basterra. La razón, la explicó la docente con todo detalle en su declaración ante el juez. La actuación final fue el 30 de junio. Las alumnas llevaban varios trajes -danza escocesa, danza polaca, danza rusa, danza árabe y danza africana-; Charo estaba ingresada y la reacción de Alfonso no estuvo a la altura. 

La niña, el jueves antes de la actuación, dijo a la profesora que no encontraba el vestuario para el baile africano y su padre añadió que Asunta no iba a poder participar en esa coreografía, ensayada durante meses. Gail se ofreció a venderle uno nuevo. "No voy a pagar más dinero por un traje". La docente se lo prestó a la niña, pero cuando se lo devolvieron faltaba una falda de rafia. "Se la pedí educadamente a Alfonso por mail y él negó por completo que faltara alguna pieza. Cuando insistí, siempre de forma correcta, ya no me contestó". Gail dijo al juez que esto fue una continuación del cambio de actitud que había empezado tiempo antes. Fue el primer año (Asunta llevaba seis asistiendo a ballet) que no le hicieron reserva de matrícula, de manera que la docente creyó que en septiembre la niña ya no retomaría las clases porque tampoco siguió ningún curso en verano como era habitual. 

Se equivocaba. El 14 de septiembre, la pequeña volvió. Cuatro días después, Charo envió el siguiente mensaje a Gail: "Hola Gail, a causa de una medicación que Asunta tenía que tomar hoy no se encuentra en condiciones de ir a clase. Está muy preocupada por el papel que tenía que llevar hoy cubierto. Yo le he dicho que no hay ningún problema que te lo llevará el viernes. Disculpa las molestias y gracias x todo". Faltaban tres días para que la alumna aplicada y constante fuera asesinada. 

martes, 28 de enero de 2014

LA SELECTIVA MEMORIA DEL ASESINO




Antonio Losilla

Pilar Cebrián, Sonia Iglesias y Marta del Castillo jamás se conocieron. Tienen en común solo su trágico final y la perpetuación en el tiempo del dolor añadido para sus familias porque sus cadáveres no han sido encontrados. El asesino de Marta está en prisión, condenado en firme. El presunto de Pilar, su marido, también duerme entre rejas pero aún no ha sido juzgado y el que era esposo de Sonia disfruta de su libertad, aunque imputado por la desaparición de su pareja. Ninguno ha confesado dónde están los cuerpos de ellas. Su selectiva memoria les alcanza únicamente para zafarse de responsabilidad. Solo Miguel Carcaño, que mató a Marta, ha colaborado tras cambiar media docena de veces sus palabras. Pero esa cooperación tardía, incompleta tampoco ha servido. 
  
Imaginen a un grupo de policías (tres grupos en realidad) dejándose conocimientos, empeño y vida en buscar a esas víctimas, en devolver siquiera la dignidad de la sepultura conocida. Imaginen por un momento su desazón, su frustración, su impotencia... Imaginen, no es difícil, a los padres de la niña rubia de ojos azules tras cinco años de mentiras; a los de la vital y entregada madre de Pontevedra (Sonia), que fue a trabajar y nunca más volvió; imaginen a la familia (una parte) que no concibe la muerte de Pilar y mucho menos que se marchara con unas amigas, como sostuvo su pareja. 

Cuando la oscuridad ensombrece una investigación, si quienes están detrás responden como se espera de ellos buscan puertas, resquicios, cualquier hilo al que seguir aferrados. Me consta que en estos tres casos todos ellos cumplen esa condición. De ahí, la prueba que ya se ha llevado a cabo en uno de los tres crímenes y que se solicitará en los otros dos. Se trata del potencial evocado cognitivo (P300) en busca de la huella neuronal. En teoría hay una memoria acumulada sobre hechos relevantes. Al observar una foto o un texto clave se produce una respuesta cerebral y la altura de la onda es más grande. Si quien se somete al test ha estado en el lugar de un crimen o ha atacado a la víctima, en teoría esa onda se alterará porque el hecho ha quedado grabado en la memoria. Habla el cerebro sin que la persona despegue sus labios. 

Miguel Carcaño
No es una prueba de investigación criminal, sino de diagnóstico neuronal pero con posibilidad de ser aplicada a casos como los descritos. En Estados Unidos, por ejemplo, este análisis forma parte ya de numerosos procedimientos judiciales. Al marido de Pilar, que confesó haber matado y descuartizado a su esposa (luego lo negó), se le realizó en diciembre. Se le mostraron decenas de fotos con frases intercaladas para detectar variaciones. Los resultados analizados no se conocen, dado que el juez de Violencia de Género de Zaragoza que autorizó la prueba mantiene el secreto de las actuaciones. 

A esa misma esperanza se aferra la familia de Sonia Iglesias, que está decidida a solicitarla. En su caso, el hijo de la víctima convive con el imputado que jamás ha reconocido los hechos. Los investigadores solo le barajan a él como autor tras decenas de pesquisas. La juez no se ha pronunciado. Tampoco lo ha hecho, el magistrado que instruyó el crimen de Marta del Castillo. La Brigada de Policía Judicial de Sevilla no se rinde. Sigue investigando y sigue buscando el cuerpo de la menor. Ahora quieren que Carcaño se someta a la P300. Están convencidos de que por fin el autor no miente, pero no recuerda con claridad el lugar donde, según él, enterraron el cadáver él y su hermano (absuelto). 

Los abogados defensores cuestionan no solo la validez y pertinencia de la prueba sino su legalidad. "Rebuscar en el cerebro supone una intromisión que atenta contra un derecho fundamental", alegan. Quienes investigan, ven en cambio un atisbo de salida. "La investigación se complica cuando no aparece el cuerpo y se corre el riesgo de una absolución o una rebaja de la pena. Los cadáveres hablan. Si no los tenemos, el silencio puede cubrirlo todo".