miércoles, 18 de diciembre de 2013

LA AMENAZA DE UN ASESINO MÚLTIPLE


"Le fascinaban las teclas del ordenador. Aporrearlas como si fueran un piano, deslizar las yemas de los dedos por ellas le provocaba un cosquilleo de felicidad recobrada. Siempre había sido así, desde la primera vez, con un teclado duro de muelle de máquina de escribir antigua. De ahí le quedó la costumbre de presionar con energía, más de la necesaria; de cuando en cuando dejaba de mirar a la pantalla y miraba las letras aunque no lo necesitara porque estaban automatizadas en algún lugar desconocido de su memoria. A veces escribía tan rápido, que le ganaba a la máquina y esta, desconcertada, se paraba repentinamente exigiendo su propio ritmo. Pensaba con frecuencia si era ese alfabeto colocado de forma aleatoria el que atizaba sus ideas o al contrario, como era más lógico, porque la palabra precisa o el argumento desarrollado aparecía también con un bolígrafo entre las manos; pero era distinto. Tenía otra cadencia, otro tempo sin necesidad de reescribir.
Ese amor a un objeto siempre idéntico, a una alineación de letras, números, espacios y signos ortográficos fue el que le dio la primera pista, el indicio tenue de que algo se estaba quebrando desde un lugar profundo, absolutamente lejano. La "L" y la "O" se escondían como si bailaran una danza secreta sin música que las guiara".

Este pequeño texto es lo máximo que logré escribir tras esos primeros días oscuros de hace cinco años cuando la amenaza de la Esclerosis Múltiple se presentó en mi puerta, en mi vida, en mi inestable equilibrio emocional y en mi más asentada posición profesional. En unas horas la palabra desmielinización lo arrasó todo, impuso el desconcierto, el miedo, la duda, una nube negrísima cubriendo mi horizonte vital. La parálisis física, el estancamiento, el aplastante dolor, las ganas de tirar la toalla y cerrar los ojos acostada en una cama mientras esperaba a que cesaran los movimientos involuntarios de mis extremidades, el cansancio paralizante, la boca con sabor a hierro consecuencia de la cortisona en vena, el punzante alarido de la columna vertebral traspasada por una aguja...todo eso. 

La fortuna del carácter no la elige uno; le acompaña desde que nace y se va forjando. Voluntad y carácter, apego vital, incapacidad para la rendición. Ese equipaje que condiciona tu evolución personal. Lo mejor de esos meses de travesía del infierno fueron las personas que me arroparon y me demostraron un cariño no sé si merecido. Fueron muchos y ellos saben quiénes son. Algunos ya no están cerca, pero mi gratitud hacia ellos se mantiene intacta. Me gustaría escribir y escribir sobre ese tiempo, recobrado de cuando en cuando, pero me siento incapaz de desnudarme más...

La amenaza del asesino es ahora pequeñita, casi inexistente... Sucede, sin embargo, que en mis recurrentes consultas a mi adorada neuróloga (vaya por delante mi homenaje y mi respeto a los profesionales del Hospital Gregorio Marañón a los que estaré eternamente agradecida) he visto a gente como yo, devastada, con su vida patas arriba, sacudida por un hecho inesperado. La esclerosis múltiple es aún una gran desconocida, afecta de manera distinta a cada paciente, apenas se puede predecir cómo va a evolucionar. Algunos pueden hacer una vida casi normal; otros se quedan en la cuneta. Sus víctimas suelen ser gente muy joven a las que parte en dos... Este texto, a corazón abierto, es mi pequeño homenaje a todos esos a los que querría mirar a los ojos y decirles que no tiren la toalla y hagan todo lo que esté en su mano para luchar y vivir. La actitud personal influye y mucho. Los abrazos y el cariño recibido, también. Mi abrazo cariñoso es para espantar a ese maldito asesino silencioso.    

miércoles, 11 de diciembre de 2013

TOGAS AL SERVICIO DE LA MAFIA




Alexander Ivanovich Romanov eligió Mallorca tras ser condenado en Rusia. Se le considera el blanqueador en España de la Taganskaya, una organización criminal que se dedica en esencia a los Raider: rapiñar empresas hasta apropiarse de ellas por la fuerza o asfixiando a clientes y proveedores. En su país, fue el artífice de una de estas operaciones en la que se movieron más de cinco millones de euros. En la isla empezó a montar su chiringuito societario y financiero a partir de 2010, fecha en la que compró a través de testaferros el hotel de Calviá "Mar i Pins". Como es habitual en este tipo de grupos mafiosos la familia trabaja unida: en su caso colaboran con él su mujer Natalia Vinogradova y sus suegros, Boris y Margarita, todos prestos a encubrir de dónde procede el dinero y cuál es su destino. 

Pero el apoyo más importante, en una habitualidad que empieza a ser más que inquietante, se lo ha prestado un despacho de abogados palmesano, que ha proporcionado el soporte legal tanto a la organización como a la empresa matriz "Natali Mar y Pins", a través de al menos de cuatro sociedades instrumentales. Las crearon y las liquidaron con la colaboración de otros tres testaferros. El bufete ha proporcionado toda la cobertura para defraudar a Hacienda, es decir, a usted y a mí, y ha contado con la inefable colaboración de otro español, en este caso el gestor financiero del grupo en España. 

La opacidad empezó desde el minuto uno. Quien participó en la compra del hotel fue la madre de una asalariada rusa del despacho de abogados, que en su carta de presentación se proclama como especializado en asesorar y dar cobertura legal en adquisición de inmuebles y en inversiones de extranjeros en España. 

El Servicio de Información de la Guardia Civil y la Fiscalía contra la Corrupción y el Crimen Organizado, tras investigarlos durante 20 meses y escucharlos, llegaron a la conclusión de que ese despacho era el bunker donde se custodia la documentación de todos los fondos ilícitos e, incluso, que el abogado, con el que también ha colaborado su hermano, guardó parte de esos comprometidos papeles en su propia casa. Hoy esos dos lugares han centrado buena parte de los registros llevados a cabo. 

De momento, hay ocho detenidos, acusados de un delito continuado de blanqueo y asociación ilícita, pero la lista delictiva que pende sobre ellos y que en buena parte encierran los papeles intervenidos es bastante más larga (falsedad documental, extorsión, amenazas, coacciones y revelación de secretos, entre otros). A la operación Dirieba le queda aún mucho recorrido, dado que esos papeles guardan el secreto.   

martes, 3 de diciembre de 2013

ASUNTA: UN MICRO "PARA ROMPER EL PACTO DE SILENCIO"

"La colocación de un micro no solo permitirá romper el pacto de silencio que actualmente reina de forma sorprendente entre ambos progenitores. Se dice que de forma sorprendente porque si no hubiera complicidad, el no implicado solicitaría explicaciones al otro. Dicho pacto de silencio no regirá entre ellos (...)" Esta es parte de la justificación que el juez Taín recoge en el auto en el que autoriza a la Guardia Civil a grabar las conversaciones de Alfonso Basterra y Rosario Porto en los calabozos de la Comandancia de La Coruña el pasado 25 de septiembre, solo cuatro días después de que apareciera el cadáver de su hija Asunta. La controvertida medida, utilizada con cierta frecuencia en detenciones de etarras para contrarrestar su estrategia de denunciar torturas policiales, a buen seguro recibirá contestación por parte de las defensas de ambos. No es habitual en este tipo de crímenes y solo se entiende a la vista de que el instructor está convencido desde el principio de que ambos actuaron de "mutuo acuerdo", "al menos uno con el consentimiento del otro en una sucesión de actos cuyo número y complejidad apuntan a la existencia de un plan preconcebido", tal y como señala en otro auto de 3 de octubre, que consta en el sumario.  
  



Esos actos se van desgranando a lo largo de los cinco tomos de la causa: unos a través de evidencias y otros traspasan las numerosas declaraciones que aparecen, tanto de profesores como de amigos, vecinos y muchos muchos profesionales de la medicina. Solo con estos últimos se puede elaborar un inquietante mapa vital de los últimos años de esta pareja, que se convierte casi en una radiografía si nos ceñimos al verano. Idas y venidas a psiquiatras, médicos de cabecera y farmacias..., especialistas que relatan otras visitas anteriores; pastillas y más pastillas, para dormir y para estar estar despiertos, o como sospechan el fiscal y el juez para acabar con la vida de su hija.

"Le puse un ejercicio musical conocido por ella y comprobé que empezaba a fallar en cosas que no eran habituales saltándose compases, confundiéndose con los dedos, la lectura y la ejecución (...) se tambaleaba y casi se cae (...) Me dijo que no veía bien, que veía doble, que la estaban engañando, que su madre le daba unos polvos" Este episodio ocurrió el 23 de julio en la escuela de música donde Asunta acudía a clases de violín. Solo se conoció tras el crimen. 

Poco después contó a una amiga y a la madre de ésta que el 5 de julio había entrado un individuo en su habitación y la había intentado estrangular. Su madre intervino con un cuchillo. Porto acudió a comisaría pero finalmente no denunció. Relató a los agentes el gravísimo episodio la noche en que acudió a denunciar la desaparición de Asunta, no antes. 

El 18 de septiembre, solo tres días antes del crimen envió el siguiente sms a la profesora de ballet de la niña: "Hola Gail, a causa de una medicación que Asunta tenía que tomar hoy no se encuentra en condiciones de ir a clase. Está muy preocupada por el papel que tenía que llevar". Ese día tampoco fue al instituto Rosalía de Castro. Al siguiente, Porto envió una carta al tutor de la pequeña, con membrete del Consulado de Francia, justificando la ausencia: "Por motivos de salud para realizarle unas ineludibles pruebas médicas le prescribieron un fármaco que le ocasionó graves vómitos y mareos". 

Ese mismo día o al siguiente, la testigo no recuerda bien, Alfonso Basterra acudió a un herbolario y pidió unas pastillas para la alergia que dijo sufrir, igual que su hija, explicó. El episodio que contó con lujo de detalles dejó a las dependientas impactadas. Asunta, les narró, debido a su fuerte alergia se había levantado a las dos o las tres de la madrugada, se había vestido con la ropa del colegio y se había colgado la mochila para ir a clase. Ellas le recomendaron que la llevara a un especialista. 

Las señales estaban ahí y con ellas (hay más) han trazado los investigadores el recorrido de culpabilidad y premeditación de los padres; de hecho lo hicieron esa misma madrugada ante las reacciones de ambos. Por eso, la Guardia Civil antes de detener a Basterra pidió al juez (todo apunta a que de común acuerdo) autorización para sonorizar los calabozos. "Estando previsto practicar la detención de Alfonso Basterra en el día de hoy, una vez finalice el registro de la casa de Montouto, en el que se encuentre presente y estando previsto recibirle declaración en las próximas horas para el esclarecimiento de los hechos se solicita sonorización y grabación de los calabozos". Taín tardó diez minutos en conceder el permiso. El objetivo, aún no cumplido, era claro: "romper el pacto de silencio". 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

YUNCOS: EN BUSCA DE DE UNA 9 MM PARABELLUM

Román Gómez Maestre, guardia civil de 37 años, está consciente pero malherido. El pasado miércoles ingresó en la UCI del Hospital Nacional de Parapléjicos donde siguen evaluando si sufre una lesión medular. Lleva desde el 5 de octubre ingresado, con su vida pendiendo de un hilo. Tres atracadores le dispararon a quemarropa en el aparcamiento de un supermercado de Yuncos (Toledo) que acababan de asaltar. Una bala le entró por el cuello y le salió por la espalda. El botín: 1.500 euros y el pánico y la violencia sembrados a su paso. Los individuos lograron huir y desde ese día la Guardia Civil mantiene un dispositivo abierto para darles caza. Tienen algunas pistas, pero cuando se trata de un compañero herido la prudencia aconseja no errar, sorprenderlos y reunir las pruebas suficientes para que les condenen.

La semana pasada se difundieron las imágenes de los atracadores en plena acción. En una de ellas, se ve con cierta nitidez a un asaltante pistola en mano. Los investigadores recogieron en el aparcamiento seis casquillos de una pistola 9 mm parabellum a la que siguen la pista. Con ella dispararon tres veces a Román. Se les perdió la pista en Puente de Vallecas tras huir en el Seat Toledo que habían robado horas antes en Ciempozuelos.

"No han dado ni un paso en falso y eso es malo porque indica que son bragados. No es su primer palo ni mucho menos. Ningún atracador dispara a un agente a la primera. Hay que mover el avispero a ver si se ponen nerviosos", señalan desde la Guardia Civil. Saben que el botín fue exiguo, de manera que si se les detiene y no encuentran nada que les vincule con el asalto los investigadores corren el riesgo de que queden en libertad, mientras su compañero lucha por su vida en el hospital. Paciencia les sobra y oídos y ojos dispuestos a colaborar, también.

Fotograma de los tres atracadores difundida por la Guardia Civil

NINGUNA CÁMARA GRABÓ A BASTERRA

"Qué más quisiéramos que tener grabado a Alfonso Basterra. Pero no. Todavía ahora, dos meses después, se miran y se remiran las cintas por si se ha colado algún detalle". El juez Taín no tiene, de momento, elementos para situar al padre de Asunta ni en la finca de Teo, donde supuestamente la pequeña murió asfixiada, ni en la pista forestal donde se halló su cuerpo. Él declaró que, tras la comida del sábado 21 de septiembre, no salió de su casa de la calle República Argentina hasta que su exmujer lo llamó para decirle que había desaparecido la niña. El reloj ya había marcado las 21.30 de la noche.

Los agentes han repetido el recorrido del Mercedes de Porto desde Doctor Teixeiro hasta su finca una y mil veces. Han revisado las grabaciones hasta dejarse las pestañas y ni rastro de Basterra. Se barajó al inicio que el padre hubiera eludido dos cámaras que le habrían captado si hubiera caminado desde su casa hasta la de su exesposa. ¿Cómo? Adentrándose en un aparcamiento subterráneo con tres salidas que hay frente a su edificio. Se descartó. Ni un solo dato en ese sentido. De haber sido así, sería muy difícil que no hubiera quedado reflejado, minutos después, en la cámara de la gasolinera en la que madre e hija aparecen con nitidez y por la que pasaron, como se comprobó. De hecho fue esta grabación la que dio la primera pista de que Rosario mintió en su declaración inicial ante la Policía. 

Alfonso Basterra, padre de Asunta, poco antes de ser detenido     *ABC

En segundo lugar, por apurar posibilidades, los investigadores barajaron que Porto hubiera recogido a Basterra directamente en su portal, con Asunta en el asiento del copiloto y que él se hubiera camuflado en la parte trasera del coche. En ninguna cámara se tiene a foco esa parte (a pesar de que el coche carezca de cristales tintados, el espacio más reducido y la curva del techo provocan una menor iluminación. Esta posibilidad se investigó con más intensidad, pero tampoco ha sido fructífera. 

El juez, ni en el auto de prisión de Basterra, ni en el de levantamiento del secreto de actuaciones donde recoge un somero relato de hechos, sitúa a Basterra entre la comida (cuando en teoría la pequeña ingirió la dosis tóxica de pastillas) y el momento en el que ambos progenitores acuden a comisaría a denunciar (llegaron a las 22.17 e interpusieron la denuncia a las 22.31). Son horas cruciales, horas en las que la niña fue drogada y asesinada, según el fiscal y el juez. Ambos consideran de igual modo al padre presunto responsable del asesinato, pero las cámaras no le han grabado. Habría facilitado la investigación, pero como ironiza un agente con un rastro de desazón: "No está y lo que no vamos es a dibujarlo". 

martes, 12 de noviembre de 2013

CAROLINA, ASESINADA E INCENDIADA SU MEMORIA

La madre de Carolina solo piensa en venir a España para llevarse a Perú lo poco que queda de su niña: un tronco con su bebé de siete meses en las entrañas que la Guardia Civil desenterró de entre cal y cemento. Carolina, asesinada por su pareja en Cifuentes (Guadalajara) el 30 de septiembre, no tiene a nadie que la defienda. El padre de sus tres hijos la maltrató (hay en vigor una orden de alejamiento) y el padre del cuarto, José Miguel Batanero, la mató, la descuartizó, ocultó parte de su cadáver y mintió tanto que aún no se ha encontrado el resto del cuerpo de la joven. Los investigadores son pesimistas. "No tenemos muchas esperanzas. A saber qué hizo...", comentan escépticos espantando las elucubraciones. Los dueños de rehalas de perros de caza a los que el acusado dice que vendió las partes no halladas no pueden aportar más luz que lo que ya han declarado. Las mentiras a medias del autor han complicado el camino.
  
Conté la historia de Carolina Calderón el domingo en ABC -"Carolina acabó entre cemento, cal y fauces de perro"- y me dolió cada palabra que iba escribiendo mientras una bellísima mujer me miraba asomándose al imprevisible futuro. En Cifuentes, la peruana era una extranjera. Algunos deslizan comentarios de esos surgidos de las profundidades de pueblos anclados en el peso de la tradición, el nombre y el supuesto conocimiento vecinal. Esos no eran los lazos de Carolina. Aun así, sus pocos amigos le levantaron un pequeño altar en la puerta de la casa-carnicería en la que vivía con Batanero. Un sencillo jarrón con flores y unas velas. La frágil memoria agazapada en la endogamia y la tradición. Este fin de semana, alguien profanó esa memoria, lo único que queda de su rastro y prendió fuego al minihomenaje. Llamas para arrasar y para marcar territorio. 


Un amigo de Carolina me ha enviado esas fotos. Siente rabia, pero siente más el silencio cómplice del pueblo. Antes de irme: la madre de Carolina no tiene dinero para repatriar a su hija. Dudo que le alcance para volar hasta España. Sus tres nietos están con su padre, ese que no podía acercarse a la madre por maltrato. Fue a recogerlos cuando el asesino se lo pidió. Hasta entonces les había puesto la comida y cuidado con devoción como si la madre de las criaturas se hubiera fugado en lugar de estar sepultada unos metros más allá y quién sabe adónde más.    

P. D. No puedo olvidarme del último caso de violencia machista ocurrido hoy en Torremolinos. Una mujer ha sido asesinada por su pareja, que ya había maltratado a otra mujer con la que convivió. A la víctima se le habían concedido dos órdenes de alejamiento de otros dos hombres, una en 2004 y otra, en vigor, en 2011. Llevaba "sentenciada" casi una década.  










lunes, 11 de noviembre de 2013

NADIE MATÓ AL SEÑOR DE LA TOGA

Hay abogados que llevan el crimen escrito en la toga y no me refiero al de la defensa de sus clientes. Letrados que bordean el límite, con un pie permanente en el acantilado, que coquetean con narcos, con sociedades fantasma, con cuentas opacas... Algunos, incluso se ponen a sueldo de organizaciones criminales a cambio de cheques con menos límites de ceros que su ética profesional. Pero a veces el trabajo a caballo pasa factura. Llegan las amenazas, las vendettas o la muerte. No sabemos si este fue el caso del penalista Alfonso Díaz Moñux y probablemente nunca se logre esclarecer quien puso precio a su cabeza: 60.000 euros y una semiautomática redondearon el círculo. Sus temores (había denunciado amenazas de muerte ante la Policía) no eran infundados.


           Díaz Moñuz, primero por la izquierda durante un juicio               *ABC
Dos sicarios le esperaron el 18 de diciembre de 2005 cuando entraba en su garaje de Chamartín junto a su pareja, la también letrada Tania Varela, que fue novia del hijastro del capo Laureano Oubiña y que ahora sonreirá desde el lugar en el que se oculte (está en busca y captura tras ser condenada a siete años por narcotráfico). La Audiencia de Madrid juzga estos días a ocho sicarios, cuatro colombianos y cuatro españoles. ¿Pero quién les pagó? El fiscal reconoce en su escrito de acusación que la persona que encargó el crimen "sigue sin nombre y apellidos". La nómina de sospechosos da para un capítulo de novela (desde narcos gallegos hasta el jefe de la mafia georgiana Zakhar Kalashov pasando por condenados del 11-M, puesto que a todos ellos los asistió) y, sin embargo, cinco años después se celebra el juicio sin saber quién patrocinó el trabajo. Los asesinos a sueldo se enfrentan a penas que oscilan entre los 15 y los 24 años de prisión, pero aun así no abren la boca. 

Moñuz ya era un letrado conocido para la Policía. En los 90 defendió al histórico capo gallego Sito Miñanco. En 2006, con los clanes de la droga en plena reconversión, el letrado asume la defensa de David Pérez Lago, hijastro de otro peso pesado de las rías: Laureano Oubiña, y de una abogada supuesta novia de Lago: Tania Varela y socia junto a él en el negocio más rentable de Galicia. Estaban en prisión por un millonario alijo de cocaína. La relación profesional de las togas derivó en personal y Varela y Moñux se convirtieron en pareja. Meses antes de su asesinato, el abogado acudió a la Policía y a un juzgado madrileño. Contó que lo seguían, que tenía miedo y que Lago quería asesinarlo desde la cárcel. En ese momento se investigaba al abogado por un presunto delito de blanqueo y se trataba de determinar si había tenido alguna participación en el robo de una partida de cocaína a "señores de la droga" colombianos, de esos que anotan cada nombre de un traidor en su cuaderno hasta que arrancan la última hoja.


Moñux no se arredró y una semana antes de su muerte asumió una defensa compleja: la del "ladrón en la ley" georgiano Zakhar Kalashov, otro tipo poderosísimo que aún no estaba acostumbrado a no manejar a la Policía, los jueces y los fiscales a su antojo. Dada la coincidencia temporal, tras el asesinato saltaron las alarmas porque además en el intermedio aparecían otros dos "señores de la toga" abonados a los claroscuros. Los investigadores concluyeron que el mafioso no ordenó el crimen; curioso porque aun hoy se ignora quién lo hizo. Estos días los abogados de los sicarios insisten una y otra vez en su tesis: el testimonio de Tania Varela que escapó a dos asesinos a sueldo y al fragor de una semiautomática es clave. Pero nadie sabe dónde se oculta la letrada gallega, condenada a siete años y engullida por la tierra. Hay abogados, dice un investigador amigo, que llevan el crimen escrito en la toga.  
  
  

  

sábado, 26 de octubre de 2013

¡POLICÍA, LA CIA NOS ESPÍA!



Los diarios españoles llevan a la portada de sus digitales la siguiente noticia que mañana el semanario alemán Der Spiegel desarrolla a bombo y platillo: "EE.UU tuvo equipos de espías en Madrid y en otras capitales europeas". ¿Cómo que tuvo? ¿Acaso nos consideran ya tan ingenuos para intentar colarnos ese pretérito? Todos los servicios de inteligencia están diseñados para espiar a países y ciudadanos en el exterior que no sean los suyos. Es su base, el sentido de su existencia, sobre eso no hay discusión. Las oficinas no cuelgan el cartel de espionaje en su puerta ni se anuncian en el Segunda Mano, es obvio; pero igual de evidente es que están implantadas, consolidadas y consentidas por los Gobiernos correspondientes. Tienen agentes reconocidos con los que se trabaja de forma bilateral o multilateral en seguridad, terrorismo, crimen organizado o lo que toque, y agentes que se camuflan y pululan por las alcantarillas o las superficies deslizantes siguiendo las consignas recibidas.   

Con esta premisa me resulta pueril e inocente alarmarse porque la CIA nos espía. Agárrese amigo, porque no solo la CIA nos espía; nosotros también los espiamos a ellos. En el mismísimo corazón de Manhattan, el CNI, los nuestros, mantiene una oficina desde la que posiblemente espíen con atención y sin licencia de apertura a quien corresponda o se decida en ese momento porque constituya una amenaza para intereses españoles o bien porque pueda aportar claves económicas o políticas. En ella, me contaron hace un tiempo, trabaja un superviviente de un atentado sufrido por agentes españoles en el exterior, que sigue al servicio de la Casa. Todo muy peliculero, pero con suficientes dosis de realidad. 

Quizá la alarma suscitada por la noticia (Margallo ha convocado al embajador norteamericano en España) derive del nombre en la diana. No es lo mismo espiar al presidente de una empresa telefónica o de un banco -clientes habituales de los servicios de inteligencia- que apuntar directamente al presidente de un país, en este caso a la canciller Angela Merkel. Claro que de ser cierta la forma en la que grabaron su teléfono móvil (identificado supuestamente como "GE Chancellor Merkel") más valdría recurrir a John Le Carré y mandar a los chicos de la CIA a trabajos forzados.  




viernes, 25 de octubre de 2013

ENSAÑAMIENTO DE TETAS


Activistas de Femen protestan en el Congreso         *ABC/JAIME GARCÍA

Sí, ya sé lo de las tetas feministas en el Congreso ocurrió hace tantos días que la historia no sirve a estas alturas ni para envolver pescado, pero varias charlas con amigas me han devuelto al episodio surrealista. "¿Tú crees que la polémica habría sido la misma con imágenes de otras tetas?", me dispara una de esas mujeres con las que comparto vocación literaria. A., como yo misma, ya ha rebasado la barrera de los cuarenta lo que se traduce en un conflicto permanente entre la aceptación externa y la revolución interna; entre la mirada que una proyecta hacia sí misma y la que sospecha que refleja para los demás. Un lío. 

Somos, además, una generación a caballo en consignas y prácticas feministas. Un ensayo no acabado. Muchas nos debatimos aún entre una educación machista contra la que empezamos a rebelarnos desde que nos alcanza la memoria y una perpetuación de estereotipos que seguimos cumpliendo, casi siempre a nuestro pesar. Aumenta el lío y el caos interno. "No se nace con el carné de feminista ni la convicción de igualdad y ese aprendizaje supone un sobreesfuerzo y un agotamiento que a veces te coloca al borde de tirar la toalla", me razona otra mujer a la que admiro.

Con todos estos condicionantes y muchos otros que me reservo, reconozco que me desazonan esas protestas de las activistas de Femen con las tetas al viento (yo que estoy abonada a la crítica). Quizá tenga razón mi amiga A. y sienta envidia malsana ante esas anatomías cuasi perfectas que capta el objetivo o sufra el producto de una educación tradicional en la que el cuerpo propio se guarda para la intimidad. Ambas razones son posibles. Pero aun dándolas por buenas, lo que realmente me perturba es la exposición como objeto aunque sea deliberada y personal. Al fin, mostrar las tetas, ese ensañamiento (enseñamiento) tetero carece de argumentación, de solidez. Me resulta pueril, casi inocente en su aparente provocación. ¿Dónde está el mensaje? ¿Dónde el argumento de peso? 

Como provocación y llamada de atención funciona. Pero ahí se queda. Un mensaje de tinta negra tatuado sobre una piel firme y blanca con demasiada escasez de palabras, que son al fin las conductoras de ideas, las que cambian el mundo. Quizá sea esa disyuntiva en la que continuamente vivimos casi todas la que me condiciona. Sin embargo, miro y miro las fotos y sigo pensando que un párrafo reivindicativo de seis líneas, bien argumentando, barrería de un plumazo seis pares de tetas macizas.  
   

martes, 22 de octubre de 2013

EL COMISARIO EXPERTO EN EL QUIJOTE

Losada en su toma de posesión al frente de Policía Judicial
El currículum profesional del comisario José García Losada incide en que es un experto en delincuencia económica y financiera. Rigurosamente cierto. Como lo es en crimen organizado, en drogas y en salvajes atracadores y narcos a los que ha perseguido durante años. Losada es, en realidad, un especialista en todas las vertientes de "La Pringue", como se conoce a la Policía Judicial, la cuna de la investigación, que él mamó desde su ingreso en el Cuerpo (1973). 

Su currículum personal es menos conocido pero igual de admirable. Pocos saben que este hombretón, pegado a un paquete de cigarrillos negros, es un enorme conocedor de El Quijote, que lo ha estudiado a fondo y que ha diseccionado en varios escritos la delincuencia en el siglo de Oro español, la anatomía de los personajes que pululaban por las calles y los rasgos de trepas y chorizos que se han perpetuado hasta hoy. Su pluma es soberbia, precisa, rigurosa; no sobra ni falta un verbo o un adjetivo. 

Cuando le conocí, a finales de los noventa, Losada ya era todo un comisario, prestigioso y querido por sus hombres, al frente de la Brigada Central de Estupefacientes y yo una advenediza de los sucesos deseosa de aprenderlo todo sobre las organizaciones de traficantes. Fue él quien me explicó cómo funcionaban los circuitos de la "brown sugar" que seguía dejando cadáveres en sórdidos rincones, quién era el legendario Urfi Cetinkaya, alias "el Paralítico", y cómo antes o después atraparían a Francisco Javier Martínez Sanmillán, "Franky", que metió toneladas de cocaína en España y al que persiguieron durante 12 años. Era una de sus particulares bestias negras tras huir ya condenado por la "Operación Nécora" y cambiarse las huellas dactilares por las de los pies, ayudado por narcos colombianos. 

Losada es un tipo generoso en sus explicaciones sobre los resortes criminales, pero parco como nadie a la hora de revelar un detalle que pueda exponer a su gente. Lo saben ellos y lo sabemos quienes le hemos frecuentado menos de lo que hubiéramos querido. En 2002 el PP lo nombró comisario general de Policía Judicial y en dos años le dio la vuelta a ese templo de la investigación. Cuando Zapatero ganó y asoló, como hace cada Gobierno de turno, los puestos de responsabilidad de la Policía (eso que nunca pasa en la Guardia Civil), Pepe fue enviado al ostracismo, pese a su reconocida no militancia ni aproximación política. Aun así siguió en primera línea con su peculiar y entregada forma de entender la Casa. 

El PP lo rescató al ganar de nuevo y lo nombró director general del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado. Un puesto a su medida, que fue celebrado por algunos de los mejores investigadores de este país. Ya en ese momento todas las quinielas lo situaban de nuevo al frente de la Comisaría General de Policía Judicial, pero alguien movió el sillón y el puesto fue ocupado por otro comisario, Enrique Rodríguez Ulla, el más fugaz en ese destino en toda la democracia. Menos de medio año salpicado de dimes y diretes sobre el ático de Ignacio González, las investigaciones de delincuencia económica con atajos de corbata y trajes caros, y una situación insostenible que se resolvió con el nombramiento de Losada para el puesto, en julio de 2012.

Losada con el comisario Serafín Castro tras recuperase el Códice
Pepe volvió a la Judicial en la que tenían responsabilidades algunos comisarios, inspectores jefes, inspectores y policías con los que había trabajado en muchos momentos de su vida. Unos días después comparecía con Serafín Castro, tras recuperarse el Códice Calixtino. Ambos se remangaron y redactaron juntos las diligencias urgentes, un viernes de julio por la tarde, para que Rajoy pudiera devolver unas horas después la joya robada a la Catedral de Santiago. La vuelta ha sido efímera: poco más de un año de intensidad, disgustos (como el descubrimiento del error de la perito del caso Bretón) y grandes informes contra la corrupción (caso Palau, caso Bárcenas...) y el crimen organizado, llevados a cabo por su gente y rubricados con su firma. No gustó el del marido de Ana Mato, ni alguno de Bárcenas (quien pidió a sus antiguos amigos en el PP que pararan los pies a la UDEF); no gustaron los de Convergencia y el Palau y mucho menos que desde esa Comisaría General se negaran los falsos borradores, cocinados en las alcantarillas, y no por los auténticos investigadores. 

Hace unos días la cuerda se rompió, pese a que Rajoy ofreciera como "prueba de vida" en el Congreso, el pasado agosto, que policías, jueces y fiscales al frente de las investigaciones de Gürtel seguían en sus puestos. Bajo el paraguas de gran remodelación de los servicios centrales de la Policía, Losada se quedó en el cabo deshilachado de la cuerda. No estaba cansado del puesto, o eso creo yo sin preguntarle, sino de que el puesto sea utilizado para deshacer entuertos y corruptelas. La siguiente partida ya está servida. Eso sí con otros protagonistas del nuevo Quijote.       
  

sábado, 12 de octubre de 2013

LA BOLSA, EL POLÍTICO Y UN CRIMEN (HOMENAJE SUCESERO)



Esta semana he fantaseado con haber podido dar la noticia de que la gran Alice Munro ganaba el Nobel de Literatura, con escribir una pieza sobre sus cuentos despojados de irrealidad y traspasados de vida, de hundimientos y salvación. Pero no. Esta vez tampoco me tocaba redactar un texto sobre mi pasión por algunos escritores, sino intentar añadir algo de luz al espantoso y hermético crimen de la pequeña Asunta. Desde que ocurrió, cada información que tengo que contar sobre esta niña me remueve. Siento una extraña cercanía hacia alguien que pudo ser mi hija y a la que dibujo en mi imaginación con una asombrosa proximidad. Empatía o afinidad, no sé bien. La imagino leyendo, concentrada en su abultada agenda que a cualquier adulto le habría costado seguir, primorosamente dedicada a sus tareas de clase y con ese punto de lejanía que debía sentir al saberse distinta, especial...

Al hablar o escribir de su muerte, de esas circunstancias tan poco claras, ese punto de sordidez o intención que se intuye y se deduce de los autos de prisión de sus padres, intento adivinar qué sentía ella; si había cruzado ya esa frontera que condena la niñez y miraba asombrada hacia el acantilado de la compleja adolescencia. Hago un esfuerzo y orillo a Asunta en mi cabeza para centrarme en esas respuestas que esperan los lectores y los espectadores y que yo, como el resto de compañeros que se dedican a esta información, busco sin cesar. 

No sé si alguna vez se han detenido a pensar en que los suceseros andamos en permanente equilibrio inestable, como subidos a un alambre frágil e incapaz de quedarse quieto; con un pie en una comisaría y otro en un juzgado; con una oreja en la calle y la otra en un teléfono que nos confirme o desmienta. Nos pagan por ello y, además, creo que casi todos lo vivimos con pasión, casi como un sacerdocio porque creánme no hay otra forma de dedicarse a este negocio, si no es con entrega absoluta y sepultando el reloj en el cajón más lejano. Aun así, nos exponemos continuamente, cometemos errores de bulto que otros se ahorran. Sí, sí, se los ahorran porque el material con el que trabajan no es la vida y la muerte, la honra y el honor de las personas, la amenaza de la cárcel o el infierno de acabar en ella. Hay una diferencia sustancial entre contar que las acciones de Bankinter se desploman o que el ministro de turno lanza su última astracanada (con todos mis respetos para ambos tipos de información) y que un padre está imputado por matar a su hija, por volver al terrible caso.

La diferencia del material informativo no necesita más aclaración. Por eso estos días he sentido desaliento, estupor y en algún momento casi rabia al oír y leer las necedades de algunos periodistas que se dicen compañeros criticando de modo furibundo el trabajo de quienes nos dedicamos a los sucesos. Nos acusan de alimentar un circo, de sordidez, de revelar secretos, de actuar como jueces y de no sé cuántas sandeces, pero cuanto más lo pienso más llego a la misma conclusión: quizá solo nos acusan de hacer ese trabajo que ellos son incapaces de conseguir. La calle es dura; nuestras fuentes están abonadas a la desconfianza, pero una y otras son nuestro territorio natural y ahí deberían darnos las lecciones justas. 

(HOMENAJE a Pablo Muñoz, Manu Marlasca, Dani Montero, Mayka Navarro, Nacho Abad, Luis Rendueles, Mavi Doñate, Ángel Moya, Alfonso Egea, Malena Guerra, Fernando Lázaro, Jesús Duva, Carlos Hidalgo, Maria José Álvarez, Jorge Rodríguez, Mónica Ceberio, Ana Terradillos, Marino Holgado, Gema Martín, Roberto Ballesteros... y, por supuesto a mi adorado Ricardo Domínguez, allá donde esté, y a Don Manuel Marlasca Cosme, que sigue ejerciendo su magisterio en la sombra. La lista es más amplia, pero todo es finito)

martes, 8 de octubre de 2013

UN POLICÍA NUNCA ABANDONA



Antonio del Castillo, durante la anterior búsqueda  Foto: ABC

"No somos optimistas, pero no vamos a dejar de intentarlo nunca. ¿Abandonar? Eso no lo hace un policía". La retroexcavadora, las palas y los uniformes han vuelto a la Majaloba, una finca entre Sevilla y La Rinconada en la que ya todos sabemos que se cultiva maíz, se respeta el tiempo de barbecho y, lo importante, se busca el cuerpo de Marta del Castillo en una zanja. El único condenado por ese crimen, el desmemoriado Miguel Carcaño, asegura que la enterraron ahí él y su hermano y, aunque la Justicia no le crea, la Policía insiste y sigue adelante tirando de los pocos hilos a los que agarrarse. El informe del georadar elaborado por Luis Avial ha sido entregado esta mañana a la Policía. Unas horas después, los agentes de la Policía Judicial de Sevilla ya estaban en marcha, en busca de las anomalías marcadas primero por la termografía aérea y después mediante la prospección con el georadar en el terreno que hasta hace unos días cubrían las plantas de maíz.   

El padre de Marta, Antonio del Castillo, y su abuelo, José Antonio Casanueva, ese hombre incansable y sereno, corrieron hacia el lugar como cada vez que una mínima esperanza llama a la puerta de su casa. Como los agentes, ellos nunca abandonarán, pese a la ferocidad de tener que creer la palabra mendaz del único condenado por asesinar a su niña. La experiencia de los policías más veteranos del caso apunta al escepticismo, producto de la desconfianza lógica hacia el delincuente y la coraza que va aumentando de grosor a cada año profesional cumplido. Los más jóvenes, que no inexpertos, se ilusionan con una tenue posibilidad de acabar de una vez y devolver la paz que no el consuelo a una familia partida en dos una madrugada de enero.  

Hace solo unos días, con la incertidumbre de una nueva búsqueda dilatada por el cruce de escepticismo y realidad, Eva Casanueva la madre de Marta se sobresaltaba con la noticia de que Carcaño había progresado de grado, gracias a la decisión de una juez. En su cabeza bullía la idea de que el asesino de la niña pudiera obtener un permiso pasado no mucho tiempo, en cuanto cumpla un cuarto de su condena. No parece probable que nadie le conceda ese permiso, mucho menos sin que aparezca el cuerpo de su víctima. Mientras, se le ha concedido el segundo grado y ha sido trasladado a la cárcel de Herrera de la Mancha. Allí, convivirá con otro reo, Miguel Ricart asesino de las niñas de Alcasser, a quien jamás se ha autorizado una salida pese a los años cumplidos. El sistema es imperfecto, pero a veces su maquinaria resulta implacable para quienes han traspasado todos los límites. En ninguno de estos dos casos la desidia ha llamado a la puerta. ¿Abandonar? Como recuerda el baqueteado investigador la Policía no se da por vencida nunca. En el caso de Marta el lazo afianzado entre familia y agentes es inquebrantable. 

lunes, 19 de agosto de 2013

BECARIOS DE RAZA

Fiesta con mis exbecarias y alumnas. Todo no iba a ser trabajo 
Empieza el verano y un becario se acerca tímidamente a tu mesa para ofrecerte ayuda. Una mirada, la forma de revisar las montañas de papeles que se amontonan junto a tu ordenador, las preguntas sobre el teletipo que no deja de revisar, las salidas que propone, los temas que busca aquí y allá... pequeñas pistas que delatan al becario de raza, al que sabes con certeza que será un periodista de raza. Percibes que le mueve la misma adrenalina que a ti en cuanto una noticia huele a noticia y sientes, una vez más, la certeza de la elección, la magia que te lleva año tras año de la mano por el oficio más bello (o quizá eso pensarán todos los que aman el suyo). 

Nunca he entendido a esos compañeros que reniegan de los becarios. Yo lo fui, me siento orgullosísima del trabajo que hice y fue esa entrega la que me abrió las puertas de ABC para convertirme en la redactora que soy hoy. La calle es la que te proporciona el andamio, la que te fragua, pero sin haber atendido al maestro, al compañero que fue generoso y compartió su oficio contigo el esqueleto no es el mismo. Ahora ya casi no hay tiempo para enseñar y guiar a los que llegan; todo es prisa, Internet, primicia (demasiadas me parece a mí para ser reales), temor a que te muevan la silla y, sin embargo, cada verano, se renueva la savia de una redacción. Cada año aparecen uno o varios aprendices dispuestos a dejarse el pellejo, a entregarse a su gran reportaje como al primer novio; a quedarse hasta que se cierra la última página y se supervisa cada párrafo aunque pierdan el último autobús o su firma no aparezca ni en los títulos de crédito de la fotocopiadora... A mí estos periodistas, amantes de las palabras, me siguen emocionando igual que el primer día.

Vuelvo hoy de vacaciones y mi negociado sigue pendiente del desgraciado caso de Marta del Castillo y los testigos del accidente del tren de Santiago. Pero mañana es 20 de agosto y se cumplen cinco años del espantoso siniestro de Spanair en Barajas. Inevitable acordarme de esos cientos de familias partidas por el dolor, de la dureza de acero de esos días, de las jornadas de trabajo agotadoras y cómo no, de los becarios. Gracias a ellos, unos cuantos en especial que ya son grandes redactores, pudimos sacar adelante el periódico. La redacción estaba más diezmada que nunca, la sección de Nacional igual; se preveía una semana tranquila pero a las tres de la tarde empezó la movilización general. 

Casi ninguno había cubierto un suceso; por supuesto, ninguno había escrito sobre una tragedia, cuya gestión de comunicación (con la ministra Magdalena Álvarez al frente) fue la peor que recuerdo en toda mi carrera. No importó. Los becarios suplieron el oficio que les faltaba con dedicación absoluta y logramos entre todos (ese año también había becarios de raza) que resultara un trabajo digno. Algunos lloraban al volver de los lugares donde siempre anida dolor, pero se sentaron en el ordenador y escribieron sin parar. Hace menos de un mes la historia se volvió a repetir con el tren de Santiago, aunque agosto aún no nos había estallado en las manos y en las vacaciones y la redacción mantenía un pulso superior.

Algunos de todos estos becarios de los que hablo han sido alumnos míos en los últimos cuatro años. Cuando escriben una buena pieza o logran que mi trabajo sea más fácil y más grato los miro a los ojos en busca de la raza. Y la sigo encontrando. Agosto se convierte entonces en un voto de amor renovado a esta maravilla de oficio: el de los contadores de historias.      

lunes, 22 de julio de 2013

VIOLENCIA DE GÉNERO Y DE NÚMEROS





Una radiografía exacta del maltrato machista. Esa es la pretensión del Ministerio de Sanidad con el anuncio de incorporar a las estadísticas de violencia de género a las mujeres ingresadas en un hospital tras recibir una paliza de su pareja o expareja. El anuncio, que no es tal puesto que está recogido en la Estrategia Nacional para la erradicación de la violencia sobre las mujeres, ya aprobada por las Comunidades Autónomas y por las asociaciones del Observatorio estatal (todos aquellos actores que tienen voz), se ha transformado en un auto de fe, un proceso inquisitorial alentado en las redes sociales. Esto no es un alegato ni a favor ni en contra del Gobierno ni de ninguno de sus representantes, pero las víctimas, esas mujeres invisibles tantas veces, mercancía tantas otras, pasto de titular en muchas ocasiones no se merecen más falacias. 

Hasta hace menos de diez años no había estadísticas fiables. Nadie sabía con certeza cuántas mujeres eran asesinadas por sus verdugos, por los padres de sus hijos... y mucho menos cuántas se sorbían los mocos y la rabia llorando en silencio en el infierno de su casa. Llegó una ley, la primera del Gobierno de Zapatero, consensuada con todos los grupos políticos y ya para entonces se había creado en el seno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el Observatorio contra la violencia doméstica y de género. Casi al tiempo nació la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, que ha ido cambiando de Ministerio en estos años pero no de impulso. Desde entonces hay dos tipos de estadísticas con las que cualquiera puede saber con bastante precisión la magnitud de esta lacra que debería avergonzarnos a todos.

Una actualizada permanentemente en el siguiente enlace  http://www.msssi.gob.es/ssi/violenciaGenero/portalEstadistico/home.htm en la que se da cuenta de las mujeres asesinadas, si habían denunciado o no y si tenían medidas de protección en vigor. Además, recoge las características de las víctimas, el ámbito geográfico del crimen y las características del agresor. Permite esa tabla comparar año a año la evolución desde 2003. Si el caso no está confirmado, se especifica que se encuentra en investigación (no es la primera vez que un suicidio parecía violencia machista o al contrario). La otra estadística fundamental es del CGPJ. Esta más exhaustiva aún incluye además los casos de violencia doméstica (ocurridos en el ámbito familiar, pero no del hombre hacia la mujer en una relación, que es lo que la Ley considera violencia de género) y el balance final del año, así como todas las denuncias presentadas, las órdenes de protección solicitadas, las acordadas, las absoluciones, las condenas y un largo etcétera. Son los dos termómetros esenciales para la radiografía. 

Desde principios de este año se atendió además a una vieja reivindicación de las asociaciones de mujeres, que llevan años batallando por centrar el problema: incluir como víctimas de la violencia de género a los niños que se quedan huérfanos tras un asesinato de este tipo. Y como tal aparecen ya reflejados en la citada información al alcance de cualquiera. El siguiente paso es sumar a las mujeres que tienen que ser hospitalizadas tras sufrir agresiones de sus parejas. Naturalmente, figuran en las denuncias y los hospitales emiten sus partes de lesiones de forma habitual y tasada, pero aún siguen sin aparecer en estas tablaas informativas que acabo de citar. 

Los malos tratos, la violencia machista aún tienen enormes zonas de penumbra, resquicios donde es casi imposible llegar y la prueba es que solo el 17 por ciento de las 29 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año habían denunciado a su asesino. Si vieron que su vida corría peligro, tuvieron miedo. O quizá ni siquiera pudieron deshacerse de esa venda envuelta de supuesto amor, protección, seguridad para los hijos y mucha, mucha hipocresía familiar y social. El objetivo de esta nueva medición es arrojar un poco más de luz, quizá mínima, pero cada paso cuenta. Si una estadística ayuda a salvar una vida o a meter a un maltratador en prisión, me doy por satisfecha.   

viernes, 12 de julio de 2013

BRETÓN, CULPABLE

José Bretón escucha impasible el veredicto         Foto: RTVE
Hoy no quiero escribir con datos porque esos datos ya los están ofreciendo con precisión todos los compañeros que están en la Audiencia de Córdoba. José Bretón, culpable: intención de matar y alevosía. Ruth Ortiz, vestida de negro, escucha en la Sala y no podemos imaginar por más que hayamos compartido su dolor todos estos meses cómo debe de sentirse. Hoy solo quiero escribir con emociones. 

Leña, gasóil, pira funeraria, simulación con sus sobrinos, número indeterminado de tranquilizantes... se prevaleció de su condición de padre y de su fuerza, abusó de la confianza que esas dos criaturas tenían en las manos que les dieron biberones, el vaso de agua por la noche y les cambiaron alguna vez los pañales. 

De vacaciones oficiales escucho la lectura del portavoz del Jurado en mi casa y las palabras que va pronunciando me martillean y me transportan a decenas de momentos de los últimos veinte meses. Recuerdo cuando a la semana de la desaparición un policía me dijo que no tenía ninguna duda de que Bretón había hecho desaparecer a sus hijos y me lo definió como un "monstruo". "Cuando se sepa todo me entenderás". Recuerdo días y días pendiente de aquilatar el último dato en la redacción de ABC y en El Programa de AR, los encendidos debates con compañeros de Sucesos, las preguntas de mi hijo; su frase cuando un día al pasar por un pueblo de Córdoba vio el cartel de los niños después de oírme hablar horas y horas por teléfono sobre el caso: "Mamá, no preguntes más. Están en el cielo"...

Recuerdo a una policía que a primeros de diciembre había adelgazado más de 10 kilos por el trajín y la impotencia del caso, cómo consolaba a Ruth y le daba fuerza a diario. Ruth la llamó y le felicitó la Navidad cuando aún no sabía que los huesos que dormían en una caja eran los de sus pequeños, pero no tenía duda de que los había matado su todavía marido. "Le deseé feliz Navidad yo también, pero se me partió el alma imaginando su Navidad", me contó esa policía a la que admiro. 

Se agolpan recuerdos y se amalgaman momentos que no volverán a repetirse por circunstancias que nada tienen que ver con este, ya sí, doble asesinato por venganza y odio. Le arrancaría las entrañas con mis propias manos, pero eso no es periodismo ni Justicia, es solo emoción. Y la emoción ha de contenerse, aunque este sea uno de los casos que, como periodista y como mujer, más me han afectado. Solo un deseo. Es para Ruth. Ojalá encuentre la paz porque ya todo lo demás se lo han arrebatado. 

jueves, 11 de julio de 2013

EL JUEZ AMANTE DE LA LITERATURA

      El magistrado del caso Bretón, Pedro Vela Torres         *Foto: ABC


El juez Pedro José Vela Torres revisará el veredicto del Jurado y decidirá si hay algún error que subsanar. A continuación redactará su sentencia del caso Bretón, consciente de que será examinada con lupa tanto por juristas como por aficionados. Quizá pensará que sus palabras pasarán por microscopios adiestrados y otros profanos y se afanará en elegirlas con la mayor precisión. Es probable que no le cueste demasiado porque el presidente de la Sección Tercera de la Audiencia de Córdoba desde 2006 no tenía claro estudiar Derecho, atraído como estaba por la Literatura y la Historia. Esas eran las dos carreras que barajaba cursar cuando era alumno de Bachillerato, tal y como explicó a un compañero del Diario Córdoba en una entrevista en 2007. Pesaba eso sí la tradición familiar (su padre fue juez y también lo es uno de sus hermanos). 

La figura del magistrado, un juez anónimo como era Vela hasta que le eligieron para presidir este Tribunal, no suele concitar la atención mediática. Reconozco que me llamó la atención desde que le oí la primera frase en la Sala. Primero fue el reconocimiento de las vocales semiabiertas que se disimulan con dificultad reveladoras del origen, pero rápidamente me encandiló su firmeza traspasada de humanidad y la solemnidad con la que se aplicó en sus palabras. "Señora, tiene usted la obligación de declarar porque ya no es legalmente la esposa del acusado, pero intentaré hacerle pasar este trance de la manera menos dolorosa posible". Más o menos así se dirigió Vela a Ruth Ortiz, quien pese a comparecer en la Sala vestida de rosa asalmonado, debía de tener el alma varios tonos más oscura que todos los presentes juntos.

Vela permaneció atento cada minuto. Escuchó con concentrada atención el desgarro contenido de una madre y disimuló con dificultad el fastidio que aparentemente le producían fragmentos del relato aprendido o interpretado, o ambas cosas, de Bretón. "Cuando asistía a levantamientos de cadáveres siempre tenía cierta sensación de estar fuera de lugar, porque ni era especialista en la materia (como el forense o la Policía Judicial) ni podía compartir el sentimiento de drama y pérdida que flotaba en el lugar. Y lo que no pude superar nunca fue cuando el cadáver era el de un niño". Al recuperar ese pensamiento del magistrado de la citada entrevista, entendí por qué me había gustado ese juez desde que comenzó a hablar en Sala.

El juez, experto y apasionado por el Derecho Mercantil, que a la postre sirve para ordenar una parte del mundo, ha sido en estas tres largas semanas el elemento más objetivo y el que mejor ha desempeñado su papel en esa Sala. Lejos de las salidas de tono de ambos abogados, entrenados en lides quizá menos farragosas y emocionales; lejos del insoportable abaniqueo de la fiscal hurgando en detalles personales que se antojaban casi en las antípodas del objeto de juicio, más lejos del ruido que ningún miembro de ese Tribunal y más cerca del dolor de lo que a veces estamos acostumbrados. 

No permitió que a Bretón le quitaran las esposas mientras su exmujer, su exsuegra y su excuñado testificaban a menos de tres metros. "Son testigos sensibles", le indicó a su abogado; cortó en seco al acusado cuando quiso dar lecciones de abogado al Jurado con explicaciones técnicas aprendidas en sus horas al sol en el talego y sobre todo fue decisivo ante la tropelía de una mujer, la perito Lamas, que se "iluminó" en Sala para desacreditar miles de horas de trabajo, no solo de sus compañeros del Cuerpo, sino también del hombre, el profesor Etxeberría, que un rato antes le había tendido un puente hacia la dignidad. Vela, con un visible disgusto, le pidió a la testigo, a quien un día fue perito, que concretara sus acusaciones con nombres o apellido o de lo contrario le deduciría testimonio por tres supuestas mentiras.  

El juez ejerciendo de juez y de profesor, el magistrado que ama la Literatura y elige las palabras. El aficionado a la historia. Ese bagaje será su mejor herramienta para redactar una de las sentencias más esperadas, la que lleva en su sello judicial, bajo la tinta la dulce imagen de Ruth y José. 

jueves, 4 de julio de 2013

LA PERITO, LAS COPAS Y EL JUEZ (I)


      La perito 161 muestra una foto de los restos     Foto: ABC/Valerio Merino

"Sí, es cierto que en la comisaría de Canillas se oyó que los huesos se fueron de copas. Fue un rumor bastante extendido que a Etxeberría le mostraron los huesos en un bar entre el 26 de julio y el 2 de agosto". Josefina Lamas, la perito 161, la que dictaminó el 11 de noviembre de 2011 que todos los restos estudiados de la hoguera de Las Quemadillas eran "de naturaleza animal y distintos tamaños (roedores, pequeños carnívoros, pequeños herbívoros y omnívoros"; la misma que estampó su firma donde había escrito "en esa hoguera no se ha producido la incineración de ningún cuerpo o resto humano", podía haber tenido ayer una actuación elegante, digna y a la altura de la gravedad del caso. Podía haber desplegado su aprendizaje médico y sus años pasados en los laboratorios de Científica. Podía haber recogido el capote que le abrió el profesor Etxeberría tras su magistral exposición disculpando el error de su colega. Pero en lugar de eso optó por la soberbia y la indecencia y se erigió en la portavoz de los rumores de pasillo que rodean cualquier investigación de esta trascendencia.

Lamas olvidó que se estaba dilucidando el doble asesinato de dos criaturas, víctimas del Mal sin paliativos. Dijo que iba a contar verdad, pero no la contó o la contó a medias y cuando la fiscal y el juez le pidieron explicaciones sobre la "juerga" de los huesos reculó y no supo precisar más allá de endosar el cotilleo a un policía de Científica de Córdoba. El magistrado Pedro Vela le comunicó que deducirá testimonio contra ella; veremos si entonces, ante un juez y como imputada echa mano de comentarios indemostrables. ¿O tendrá por escrito que los huesos estuvieron en "El Pirata", el bar de cañas junto a Canillas?

No se libró de su venganza casi ninguno de sus "compañeros", la mayoría policías de verdad, de los que se dejan los años y los sueños en los escenarios del crimen. El comisario Piedrabuena, el comisario Pacheco, los investigadores de Homicidios y de Científica, los patrulleros...todos mintieron salvo ella. Porque es la única que asegura que la hoguera "fue manipulada" (aunque no escribió al respecto en su pericial) ni dio detalles de esa remoción de las cenizas en su declaración el día 28 de septiembre del año pasado ante el juez instructor, cuando tuvo que reconocer que se había equivocado ante la rotundidad de los informes de todos sus colegas: cuatro pericias distintas que la dejan como una ignorante o una descuidada en su oficio, que no ha tenido más consecuencias disciplinarias que un cambio de destino dentro del mismo complejo policial donde trabaja de forma muy cómoda.

Lamas cometió uno de los errores de Científica de más bulto en los últimos años; alentó una desconfianza generalizada hacia una Comisaría General que se consideraba ejemplar y lo más importante: alargó con su "rotundidad científica" (de forma involuntaria, de eso no hay duda) el dolor sin paliativos de una madre a la que le han arrebatado todo y tuvo en vilo a media España que seguía con el corazón en un puño la búsqueda de los pequeños. La perito mintió ayer en algunos detalles. Me los contaron hace casi un año y los publiqué de forma discreta, intentado no cebarme con un error profesional. Ayer me repitieron de nuevo esa conversación, cuyas notas conservé. En el siguiente post,  reproduciré hasta donde crea correcto. Pero hay una frase que le dijo al profesor Etxeberría mientras él analizaba los huesos en Canillas (no en un bar) que es muy elocuente: "Ya habrá alguien que desempate". Su colega le acababa de ofrecer que se quedara con él en un despacho de Homicidios mientras realizaba el análisis para ir comentando juntos el trabajo. Generosidad del antropólogo. Ella, airada y prepotente, se negó. El desempate ha llegado. El juez también; las copas tendrá que demostrarlas.



             El profesor Etxeberría durante su declaración en Sala   Foto: ABC/Valerio Merino

Aquí dejo el enlace de la noticia que publiqué en ABC tras conocerse el escandaloso error. http://www.abc.es/20120828/espana/abci-error-policial-informe-201208281301.html

martes, 18 de junio de 2013

BRETÓN NO ES UN SUICIDA



José Bretón lleva veinte meses en la prisión de Alcolea, 600 días incluido en el protocolo de prevención de suicidios. Pero si algo dejó claro ayer el acusado de matar a sus hijos es que no tiene ninguna intención de quitarse la vida, pese a su paripé de sollozo ahogado (a saber cuántas veces habrá ensayado en la celda) y su imagen de padre roto por la ausencia. "Quiero a mis hijos con locura. Yo ahora no tengo vida", proclamó mirando al Jurado en busca de un asentimiento de padre o madre que no le devolvió ninguno de las once personas allí sentadas. 

Bretón sigue teniendo un preso de apoyo y restringidos sus movimientos  porque el psicólogo de la prisión sostiene que existe riesgo de suicidio. La sensación tras oírlo durante cuatro horas, sentada a su espalda y a menos de dos metros de distancia, es que si algo le importa a Bretón en la vida es su propia vida. A duras penas contuvo sus ramalazos de desprecio hacia su exmujer; no los controló en absoluto cuando la fiscal lo acorralaba con argumentos irrebatibles (informes periciales) o con frases demoledoras que le señalan directamente como a un asesino cruel capaz de drogar y asesinar a sus niños y se le desataron, casi con furia, cuando la letrada de Ruth Ortiz iba a tomar la palabra. La llamó mentirosa y pretendió entablar un diálogo con ella que el presidente de la Sala cortó de raíz. 

"Usted no es el abogado", le reconvino. Porque por momentos, varios, parecía serlo, dominar el espacio e impartir doctrina a sabiendas de que se ha estudiado el sumario, de que se ha escabullido hasta ahora, de que su letrado le ha aleccionado bien o él ha aleccionado a su letrado... 

Dicen los médicos que tiene un cociente intelectual de 121. Intentó no parecer muy listo ayer porque sabe que no le conviene, pero si la inteligencia tiene que ver con el autocontrol Bretón se reveló como un avezado maestro. Ni una sola vez exhibió sus manos, apoyadas en el regazo. Ni una sola se giró para mirar al público y los periodistas que abarrotábamos la Sala; ni una bajó la mirada. No es fiero, pero causa pavor imaginarlo junto a la hoguera en la que, según la acusación, vertió más de 270 litros de gasóil. 


lunes, 17 de junio de 2013

BRETÓN: "LA FORENSE HA SIDO PRESIONADA"

José Bretón, en el primer día de juicio

"José es rencoroso y es de los de ojo por ojo y diente por diente con todos los que le hagan algo. Es un psicópata, frío y calculador". Son palabras de Ruth Ortiz, que estuvo casada con él nueve años y le dio dos hijos. "Es celoso, envidioso, obsesivo, machista, intolerante, nada comprensivo, no es cariñoso, no es atento, no es detallista, percibe perfectamente los defectos y debilidades de las personas y los destaca". Así describió en una carta Ruth al que todavía era su marido legalmente. Pero no es la única.

Los primeros días, tras la desaparición de los pequeños Ruth y José, cuando todo apuntaba a que los niños estaban muertos pero aún planeaba la cautela y la esperanza, los investigadores más avezados se mostraban sorprendidos. "No me he encontrado a un individuo como este en mis años de policía. Raro es poco. Hablas con él y parece que estás hablando con una puerta. Luego te suelta unas barbaridades tremendas y a ella (Ruth) la odia. Eso es lo que más nos preocupa. Pinta a venganza". 

Yo insistía e insistía en que si había alguna posibilidad de que los niños estuvieran vivos. Las miradas de los agentes eran pura elocuencia. "Ojalá", era la respuesta como una consigna. "¿Pero está loco, tiene algún trastorno?", volvía a la carga. "No está loco. Es malo. Es capaz de eso y más". 

Hoy hemos visto de nuevo a José Bretón, que carecería de cualquier encanto a ojos públicos incluso si no estuviera acusado de asesinar y quemar a sus hijos. Con su camisa primorosamente planchada (sus padres le visitaron el domingo en la cárcel), su pelo de raya marcada y su ganancia de peso gracias al buen rancho de prisión el tipo no movió un músculo sabiéndose observado y odiado por media España. 

Cada vez que lo veo o escucho no puedo evitar la frase del curtido investigador: "Capaz de eso y más". La relectura de algunas partes del voluminoso sumario del caso me causan escalofrío. "La forense ha sido presionada para cambiar el informe", les dijo en octubre pasado al doctor Jaquotot, coordinador de Psiquiatría del Hospital Reina Sofía de Córdoba y al doctor Sáez, forense del Instituto de Medicina Legal de esa provincia. Lo habían examinado diez meses antes: "Ya no se muestra tan atento ni tan amable, ni colabora en la misma medida en la entrevista. Por el contrario, se muestra suspicaz, desconfiado y duda abiertamente de la imparcialidad de estos peritos". 

Bretón duda de todos: juez, policías, forenses, psiquiatras... "no sé qué mentes están detrás de todo esto", les dijo. Los médicos estudiaron la posibilidad de que tuviera una alteración del pensamiento. Pero no: "tras un análisis minucioso se descarta cualquier tipo de psicopatología en este sentido". Tampoco tiene afectado su nivel de conciencia o memoria. No está loco, no... Así que vuelve a recobrar su posición la frase del policía que miró a Bretón a los ojos y supo que mentía.

martes, 4 de junio de 2013

DELINCUENTES CON TOGA


Giuseppe Polverino, jefe del clan Camorrista, y su lugarteniente Raffaele Vallefuoco 

Un centenar de detenidos. Esa es la cifra que se puso sobre la mesa en una reunión mantenida hace dos semanas en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Los anfitriones recibieron a sus colegas italianos, a dos fiscales antimafia de Nápoles, a otros dos españoles y al juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco. Una cita "curiosa", como la define uno de los asistentes. Los objetivos en España eran veinte y ya están los guardias civiles trasladándolos por tandas y había otra docena de delincuentes que viven aquí y a los que Italia pidió capturar. Están los dos lugartenientes del clan Polverino, Camorra napolitana en estado puro de esa que intenta poner el Estado a sus pies. Controlaban las rutas de la droga al milímetro, a los proveedores marroquíes, a los transportistas españoles, a los receptores italianos... Y una vez que la droga había hecho el viaje de ida, las toneladas de dinero de ganancias volvían a España para colarse en el ladrillo y las sociedades opacas.

Entre la lista de detenidos españoles hay uno que dará que hablar. Un abogado de Fuengirola (Málaga) Juan G. B. que está considerado no solo el letrado de la organización criminal para defender a los detenidos (algunos tienen un largo historial), sino que participaba de forma activa en el tráfico de drogas poniendo dinero de su bolsillo para comprar el hachís y haciéndose cargo de la pasta en efectivo que regresaba a España para volver a adquirir más y más estupefaciente. Ya en el año 1995 fue condenado en Málaga por falsificación de documento público y tiene otras dos condenas más recientes por írsele la mano. 

Los agentes de la UCO han comprobado de nuevo esta mañana lo amiguito que es del jefe mafioso de la paranza o célula de Málaga, Massimiliano D'Aria, con quien acabó la noche de juerga en compañía de dos prostitutas en la casa de San Pedro de Alcántara de las chicas. No sé cómo reaccionó cuando los guardias civiles entraron en tromba en la vivienda hace un rato pero está claro que no se lo esperaba o habría regresado a dormir a su casa o a otro lugar... http://www.abc.es/espana/20130604/abci-mafia-camorra-marbella-201306041031.html

Sus relaciones con los hombres de Polverino vienen de atrás. De hecho, empezó a trabajar con Fabio Allegro, que ya fue arrestado y sustituido por D'Aria y Doménico Panella, este último reclutador oficial de españoles y suramericanos. 

Una vez más, y de forma evidente, la toga aparece al servicio del crimen organizado. Son ya muchos. Hablamos de ellos en "Palabra de Vor. Las mafias rusas en España" y seguimos escribiendo en ABC casi todas las semanas. No son abogados que defienden a criminales (legítimo derecho), sino abogados que ejercen como un miembro más de la organización. Son españoles y quizá hasta le han defendido a usted. 


sábado, 25 de mayo de 2013

LAS "FEMINAZIS" SÍ DAMOS LA CARA


Hoy me he levantado "feminazi". Una palabra absurda e inexistente con la que ha tratado de desacreditarme durante años, como periodista y como mujer, la jauría rabiosa que se siente amenazada cuando escribes sobre violencia de género. Y si te atreves a poner rostro, nombre, datos concretos y
devastadores a esa violencia te saltan directamente a la yugular. Después de ganarles unas cuantas demandas, igual que antes, sigo dando la cara. Como tantos que no están dispuestos a mirar para otro lado cuando saben que estos asesinatos silenciosos y por la puerta de atrás no paran. Son responsabilidad de todos. Sí, sí, de usted también.

Es casi imposible que usted sepa que se va a cometer un atraco en su farmacia de toda la vida y pueda prevenirlo; que va a llegar una partida de cocaína y va a destrozar a los chavales de su barrio; que un desalmado va a violar a esa adolescente bellísima que camina confiada hacia su casa... Son delitos que se nos escapan. No podemos anticiparnos. Pero es más que probable que haya visto a su vecina, a una clienta del supermercado que conoce de vista, a su amiga o incluso a su propia hermana alicaída, esquiva o con un sospechoso moratón en la cara o en el brazo. Quizá, solo quizá, la vecina, la clienta, la amiga o la hermana pueden ser la siguiente de esa lista de la vergüenza que suma cruces en el cementerio como si fuera un designio divino. El único designio es el velo del silencio y la complicidad, que no empuñan el arma ni retuercen el cuello elegido por el verdugo, pero le ayudan.

El Gobierno prepara una estrategia nacional, un plan de cuatro años, con una batería de medidas importantes (otra cuestión es si luego llegará el dinero y la voluntad). Se han identificado cuatro grandes problemas y el primero es el SILENCIO. El 80 por ciento de las asesinadas no había denunciado. El porcentaje, como un aldabonazo en las conciencias, es casi un calco año tras año. Los expertos tienen claras la razones: no dar suficiente importancia al maltrato sufrido; miedo al maltratador; a perder a sus hijos, al proceso judicial, a no ser creídas (sobre todo en agresiones psicológicas y sexuales); a no tener dinero para sus hijos, a no encontrar empleo, a no querer perjudicar a su pareja o a "complicar más las cosas". Planea, además, como un pájaro oscuro la sensación de "algo he hecho mal para que haya sucedido esto" y las presiones familiares y del entorno no suelen ayudar. 

En la futura estrategia nacional se identifican más grupos poco o nada atendidos hasta ahora como los menores o las mujeres muy vulnerables a esta violencia (puede ser su madre o su abuela, esa vecina del pueblo, esa chica que vino en busca de un futuro y le ayuda con la casa y los niños...). El abanico se abre porque la jauría, el maltratador, el verdugo puede estar en cualquier lugar. Incluso en su casa. Mire con cuidado. A veces no es fácil reconocerlo si mira superficialmente.  





viernes, 24 de mayo de 2013

CARBALLO, ESCÁNDALO POR TURNOS



Jesús Carballo, durante una competición *Foto: ABC/Isabel Permuy 
El cóctel escándalo/deporte está servido de nuevo y como casi siempre el Consejo Superior de Deportes se aferra al silencio oficial.  El exseleccionador de gimnasia artística femenina Jesús Carballo, una institución internacional, ha sido acusado por una de sus pupilas, Gloria Viseras, de abusar sexualmente de ella cuando era menor, entre 1976 y 1980. El caso, desde el punto de vista judicial, está prescrito, pero ese detalle no ha impedido que el CSD aparte a Carballo de sus responsabilidades ni ha frenado la campaña de descrédito contra él.

Gloria Viseras denunció estos hechos el pasado diciembre en el Servicio de Atención a la Mujer (SAM) de la Jefatura de Policía de Madrid. Aportó los nombres de otras compañeras que, según ella, también habían sufrido abusos por parte del entrenador. Los agentes le tomaron declaración y hablaron con al menos otras cinco mujeres. Ninguna ratificó la versión de la gimnasta, que llegó a ser olímpica. No llamaron a declarar a Carballo en calidad de nada. ¿Por qué? Porque el delito, de haberse cometido, estaba prescrito. El plazo para los delitos contra la libertad sexual cometidos contra menores se computa desde que las víctimas alcanzan la mayoría de edad. Viseras cumplió 18 años el 9 de febrero de 1983, es decir, hace más de treinta y el mayor plazo de prescripción que prevé nuestro Código Penal (para las condenas más graves) es de veinte.

Con estos tiempos los policías trasladaron sus diligencias al juez (le correspondió al de Instrucción 11 de Madrid) que sobreseyó provisionalmente la causa con ese argumento de la prescripción el pasado 26 de febrero. Ya para entonces, el CSD había apartado a Carballo o "Fillo" como se le conoce de su actual puesto en el Centro de Alto Rendimiento. Tanto la gimnasta como la Abogacía del Estado, que representa al CSD, recurrieron el archivo de la causa, alegando que había víctimas múltiples y el delito había continuado en el tiempo, o lo que es lo mismo , que según ellos el entrenador siguió abusando durante años de otras gimnastas. El juez también desestimó ese recurso el pasado 10 de abril.

Su argumento es el siguiente: "Los eventuales delitos relatados por la denunciante están prescritos. Y aunque hizo referencia a otros posibles delitos cometidos contra otras deportistas, en la misma época, la investigación policial encomendada por este Juzgado no ha permitido concretar delito alguno, como la misma Policía refiere. No basta, pues, la referencia genérica a otos posibles delitos, sin concreción alguna y sin existencia de indicios para la continuación del procedimiento".

El auto es un varapalo a la gimnasta y al CSD. Aun dejando a un lado la prescripción, tampoco se han encontrado indicios (ninguna compañera reconoció los hechos ante la Policía) de que el delito se cometiese contra otras deportistas.

El archivo está pues justificado por parte del juez, pero la campaña contra Carballo, mediática, y por omisión del Consejo Superior de Deportes sigue adelante. Algunos investigadores señalan que, en privado, una gimnasta les habló de las ganas que tenía el CSD de "quitarse al entrenador de en medio". Pero esto tampoco es una prueba. Como no lo es (pese a su elocuencia) la carta de apoyo de los padres de gimnastas que estaban entrenando con "Fillo" en el Centro de Alto Rendimiento.

https://docs.google.com/document/d/1-e22s803DCPGy7o3VNMmvfoAlUCOofQtFpZa4X3Nig0/edit

"Nosotros no tenemos argumentos para saber si se cometió o no el delito aunque es extraño que una mujer tarde 30 años en denunciar. Podría entenderse que al principio tuviera miedo o recelos...sin embargo, es demasiado tiempo". Es la opinión de un viejo investigador de Policía Judicial. Pero esto tampoco es una prueba. Solo la voz de la experiencia.