viernes, 12 de julio de 2013

BRETÓN, CULPABLE

José Bretón escucha impasible el veredicto         Foto: RTVE
Hoy no quiero escribir con datos porque esos datos ya los están ofreciendo con precisión todos los compañeros que están en la Audiencia de Córdoba. José Bretón, culpable: intención de matar y alevosía. Ruth Ortiz, vestida de negro, escucha en la Sala y no podemos imaginar por más que hayamos compartido su dolor todos estos meses cómo debe de sentirse. Hoy solo quiero escribir con emociones. 

Leña, gasóil, pira funeraria, simulación con sus sobrinos, número indeterminado de tranquilizantes... se prevaleció de su condición de padre y de su fuerza, abusó de la confianza que esas dos criaturas tenían en las manos que les dieron biberones, el vaso de agua por la noche y les cambiaron alguna vez los pañales. 

De vacaciones oficiales escucho la lectura del portavoz del Jurado en mi casa y las palabras que va pronunciando me martillean y me transportan a decenas de momentos de los últimos veinte meses. Recuerdo cuando a la semana de la desaparición un policía me dijo que no tenía ninguna duda de que Bretón había hecho desaparecer a sus hijos y me lo definió como un "monstruo". "Cuando se sepa todo me entenderás". Recuerdo días y días pendiente de aquilatar el último dato en la redacción de ABC y en El Programa de AR, los encendidos debates con compañeros de Sucesos, las preguntas de mi hijo; su frase cuando un día al pasar por un pueblo de Córdoba vio el cartel de los niños después de oírme hablar horas y horas por teléfono sobre el caso: "Mamá, no preguntes más. Están en el cielo"...

Recuerdo a una policía que a primeros de diciembre había adelgazado más de 10 kilos por el trajín y la impotencia del caso, cómo consolaba a Ruth y le daba fuerza a diario. Ruth la llamó y le felicitó la Navidad cuando aún no sabía que los huesos que dormían en una caja eran los de sus pequeños, pero no tenía duda de que los había matado su todavía marido. "Le deseé feliz Navidad yo también, pero se me partió el alma imaginando su Navidad", me contó esa policía a la que admiro. 

Se agolpan recuerdos y se amalgaman momentos que no volverán a repetirse por circunstancias que nada tienen que ver con este, ya sí, doble asesinato por venganza y odio. Le arrancaría las entrañas con mis propias manos, pero eso no es periodismo ni Justicia, es solo emoción. Y la emoción ha de contenerse, aunque este sea uno de los casos que, como periodista y como mujer, más me han afectado. Solo un deseo. Es para Ruth. Ojalá encuentre la paz porque ya todo lo demás se lo han arrebatado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario