sábado, 12 de octubre de 2013

LA BOLSA, EL POLÍTICO Y UN CRIMEN (HOMENAJE SUCESERO)



Esta semana he fantaseado con haber podido dar la noticia de que la gran Alice Munro ganaba el Nobel de Literatura, con escribir una pieza sobre sus cuentos despojados de irrealidad y traspasados de vida, de hundimientos y salvación. Pero no. Esta vez tampoco me tocaba redactar un texto sobre mi pasión por algunos escritores, sino intentar añadir algo de luz al espantoso y hermético crimen de la pequeña Asunta. Desde que ocurrió, cada información que tengo que contar sobre esta niña me remueve. Siento una extraña cercanía hacia alguien que pudo ser mi hija y a la que dibujo en mi imaginación con una asombrosa proximidad. Empatía o afinidad, no sé bien. La imagino leyendo, concentrada en su abultada agenda que a cualquier adulto le habría costado seguir, primorosamente dedicada a sus tareas de clase y con ese punto de lejanía que debía sentir al saberse distinta, especial...

Al hablar o escribir de su muerte, de esas circunstancias tan poco claras, ese punto de sordidez o intención que se intuye y se deduce de los autos de prisión de sus padres, intento adivinar qué sentía ella; si había cruzado ya esa frontera que condena la niñez y miraba asombrada hacia el acantilado de la compleja adolescencia. Hago un esfuerzo y orillo a Asunta en mi cabeza para centrarme en esas respuestas que esperan los lectores y los espectadores y que yo, como el resto de compañeros que se dedican a esta información, busco sin cesar. 

No sé si alguna vez se han detenido a pensar en que los suceseros andamos en permanente equilibrio inestable, como subidos a un alambre frágil e incapaz de quedarse quieto; con un pie en una comisaría y otro en un juzgado; con una oreja en la calle y la otra en un teléfono que nos confirme o desmienta. Nos pagan por ello y, además, creo que casi todos lo vivimos con pasión, casi como un sacerdocio porque creánme no hay otra forma de dedicarse a este negocio, si no es con entrega absoluta y sepultando el reloj en el cajón más lejano. Aun así, nos exponemos continuamente, cometemos errores de bulto que otros se ahorran. Sí, sí, se los ahorran porque el material con el que trabajan no es la vida y la muerte, la honra y el honor de las personas, la amenaza de la cárcel o el infierno de acabar en ella. Hay una diferencia sustancial entre contar que las acciones de Bankinter se desploman o que el ministro de turno lanza su última astracanada (con todos mis respetos para ambos tipos de información) y que un padre está imputado por matar a su hija, por volver al terrible caso.

La diferencia del material informativo no necesita más aclaración. Por eso estos días he sentido desaliento, estupor y en algún momento casi rabia al oír y leer las necedades de algunos periodistas que se dicen compañeros criticando de modo furibundo el trabajo de quienes nos dedicamos a los sucesos. Nos acusan de alimentar un circo, de sordidez, de revelar secretos, de actuar como jueces y de no sé cuántas sandeces, pero cuanto más lo pienso más llego a la misma conclusión: quizá solo nos acusan de hacer ese trabajo que ellos son incapaces de conseguir. La calle es dura; nuestras fuentes están abonadas a la desconfianza, pero una y otras son nuestro territorio natural y ahí deberían darnos las lecciones justas. 

(HOMENAJE a Pablo Muñoz, Manu Marlasca, Dani Montero, Mayka Navarro, Nacho Abad, Luis Rendueles, Mavi Doñate, Ángel Moya, Alfonso Egea, Malena Guerra, Fernando Lázaro, Jesús Duva, Carlos Hidalgo, Maria José Álvarez, Jorge Rodríguez, Mónica Ceberio, Ana Terradillos, Marino Holgado, Gema Martín, Roberto Ballesteros... y, por supuesto a mi adorado Ricardo Domínguez, allá donde esté, y a Don Manuel Marlasca Cosme, que sigue ejerciendo su magisterio en la sombra. La lista es más amplia, pero todo es finito)

2 comentarios:

  1. http://desdelpuente.blogspot.com.es/2013/10/carta-abierta-cruz-morcillo.html

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  2. Hola Cruz,
    Hoy sólo vengo a presentarme. He hecho un nuevo blog y quería invitarte para compartir contigo, si te parece bien.
    Aún no tengo amigos, jajaja, ando solo por el mundo todavía. Así que si te gusta también tendrás un nuevo amigo.

    Saludos,
    Jacob K

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