lunes, 8 de abril de 2013

"ME GUSTA EL GIN TONIC": GUERRERO Y LANZAS (II)

Guerrero y su exabogado, Fernando de Pablo  *Juan José Úbeda/ABC
"Sé cuánto vale un paquete de Marlboro y un gin tonic y ya está. En mi vida me ha dado por comprar un porro, no me ha hecho falta. Soy fumador y me gusta el gin tonic, lo he dicho en miles de ocasiones (...)" Aunque lo parezca no es una charla entre amigos, sino parte de la declaración del ex director general de Trabajo de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Guerrero, ante la comisión de investigación de los ERE fraudulentos creada en el Parlamento andaluz. La comisión política, como casi todas las que llevan esta etiqueta, no clarificó ni un punto de la investigación de la Guardia Civil y la juez Mercedes Alaya.

 Guerrero se mostró con esa campechanía que tan buenos réditos proporciona a algunos dirigentes en España. Si la Guardia Civil no tiene dudas sobre el dispendio de dinero público al que el alto cargo se abonó durante casi una década, tampoco él ha dejado resquicios sobre su condición de "bon vivant". Hace unos días poco antes de saber que la juez lo enviaba por segunda vez a prisión bromeaba con los periodistas en la puerta de los Juzgados de Sevilla fumándose un Marlboro. La primera vez que iba a ingresar en la cárcel fue más lejos y ante el asombro de mis colegas sacó unas invitaciones del "Luisiana", un bar de copas de su barrio que frecuenta, y se las dio a su abogado con desparpajo: "Fernando, tómate unos gin tonic a mi salud que yo donde voy no podré gastarlas", le dijo sin asomo de preocupación poco antes de salir esposado.

 La anécdota retrata al personaje, el que hasta ahora ha actuado como cortafuegos de otros responsables políticos de la Junta de Andalucía, aunque todo apunta a que ese parapeto se derrumbará de un momento a otro. Con Juan Lanzas, el conseguidor, haciéndole compañía entre rejas, y Antonio Albarracín, el que fuera director de la consultora Vitalia. Los dos se han enriquecido con las sobrecomisiones escandalosas (hasta de un 20 por ciento), expoliadas a las arcas andaluzas. Trece millones se ha embolsado el primero y 3,7 millones, el segundo, según la juez. Y eso sin contar el patrimonio amasado. No son los únicos, y pronto se comprobará cuando siga el desfile de imputados (sorprendente que no hayan sido detenidos) por el despacho de Alaya.

Los autos de los ERE son claros en cuanto al dinero malversado y quiénes lo cobraron. Otra cuestión es si están todos los quiénes y adónde ha ido a parar el dinero de los prejubilados andaluces. Hemos sabido de los 82.000 euros escondidos en la alcoba de Juan Lanzas, para dejárselos a su familia por si entraba en la cárcel, según él. También de los dudosos 50.000 euros con los que la exmujer de su cuñado Ismael (testaferro) hizo frente a la fianza en tiempo récord. La Guardia Civil sospecha que esa fianza procede de la misma saca y que queda mucho dinero escondido. "Hay muchos zulos posibles...no será fácil", aventura uno de los investigadores. Casi nadie apuesta por una aparición súbita, desde luego no antes del siguiente golpe de mano que llegará en la línea de Alaya en la semana de la Feria de Abril. A la juez estrella, al contrario que a Guerrero, parece que ni el fino ni los gin tonic le cambian el paso.

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