sábado, 25 de mayo de 2013

LAS "FEMINAZIS" SÍ DAMOS LA CARA


Hoy me he levantado "feminazi". Una palabra absurda e inexistente con la que ha tratado de desacreditarme durante años, como periodista y como mujer, la jauría rabiosa que se siente amenazada cuando escribes sobre violencia de género. Y si te atreves a poner rostro, nombre, datos concretos y
devastadores a esa violencia te saltan directamente a la yugular. Después de ganarles unas cuantas demandas, igual que antes, sigo dando la cara. Como tantos que no están dispuestos a mirar para otro lado cuando saben que estos asesinatos silenciosos y por la puerta de atrás no paran. Son responsabilidad de todos. Sí, sí, de usted también.

Es casi imposible que usted sepa que se va a cometer un atraco en su farmacia de toda la vida y pueda prevenirlo; que va a llegar una partida de cocaína y va a destrozar a los chavales de su barrio; que un desalmado va a violar a esa adolescente bellísima que camina confiada hacia su casa... Son delitos que se nos escapan. No podemos anticiparnos. Pero es más que probable que haya visto a su vecina, a una clienta del supermercado que conoce de vista, a su amiga o incluso a su propia hermana alicaída, esquiva o con un sospechoso moratón en la cara o en el brazo. Quizá, solo quizá, la vecina, la clienta, la amiga o la hermana pueden ser la siguiente de esa lista de la vergüenza que suma cruces en el cementerio como si fuera un designio divino. El único designio es el velo del silencio y la complicidad, que no empuñan el arma ni retuercen el cuello elegido por el verdugo, pero le ayudan.

El Gobierno prepara una estrategia nacional, un plan de cuatro años, con una batería de medidas importantes (otra cuestión es si luego llegará el dinero y la voluntad). Se han identificado cuatro grandes problemas y el primero es el SILENCIO. El 80 por ciento de las asesinadas no había denunciado. El porcentaje, como un aldabonazo en las conciencias, es casi un calco año tras año. Los expertos tienen claras la razones: no dar suficiente importancia al maltrato sufrido; miedo al maltratador; a perder a sus hijos, al proceso judicial, a no ser creídas (sobre todo en agresiones psicológicas y sexuales); a no tener dinero para sus hijos, a no encontrar empleo, a no querer perjudicar a su pareja o a "complicar más las cosas". Planea, además, como un pájaro oscuro la sensación de "algo he hecho mal para que haya sucedido esto" y las presiones familiares y del entorno no suelen ayudar. 

En la futura estrategia nacional se identifican más grupos poco o nada atendidos hasta ahora como los menores o las mujeres muy vulnerables a esta violencia (puede ser su madre o su abuela, esa vecina del pueblo, esa chica que vino en busca de un futuro y le ayuda con la casa y los niños...). El abanico se abre porque la jauría, el maltratador, el verdugo puede estar en cualquier lugar. Incluso en su casa. Mire con cuidado. A veces no es fácil reconocerlo si mira superficialmente.  





viernes, 24 de mayo de 2013

CARBALLO, ESCÁNDALO POR TURNOS



Jesús Carballo, durante una competición *Foto: ABC/Isabel Permuy 
El cóctel escándalo/deporte está servido de nuevo y como casi siempre el Consejo Superior de Deportes se aferra al silencio oficial.  El exseleccionador de gimnasia artística femenina Jesús Carballo, una institución internacional, ha sido acusado por una de sus pupilas, Gloria Viseras, de abusar sexualmente de ella cuando era menor, entre 1976 y 1980. El caso, desde el punto de vista judicial, está prescrito, pero ese detalle no ha impedido que el CSD aparte a Carballo de sus responsabilidades ni ha frenado la campaña de descrédito contra él.

Gloria Viseras denunció estos hechos el pasado diciembre en el Servicio de Atención a la Mujer (SAM) de la Jefatura de Policía de Madrid. Aportó los nombres de otras compañeras que, según ella, también habían sufrido abusos por parte del entrenador. Los agentes le tomaron declaración y hablaron con al menos otras cinco mujeres. Ninguna ratificó la versión de la gimnasta, que llegó a ser olímpica. No llamaron a declarar a Carballo en calidad de nada. ¿Por qué? Porque el delito, de haberse cometido, estaba prescrito. El plazo para los delitos contra la libertad sexual cometidos contra menores se computa desde que las víctimas alcanzan la mayoría de edad. Viseras cumplió 18 años el 9 de febrero de 1983, es decir, hace más de treinta y el mayor plazo de prescripción que prevé nuestro Código Penal (para las condenas más graves) es de veinte.

Con estos tiempos los policías trasladaron sus diligencias al juez (le correspondió al de Instrucción 11 de Madrid) que sobreseyó provisionalmente la causa con ese argumento de la prescripción el pasado 26 de febrero. Ya para entonces, el CSD había apartado a Carballo o "Fillo" como se le conoce de su actual puesto en el Centro de Alto Rendimiento. Tanto la gimnasta como la Abogacía del Estado, que representa al CSD, recurrieron el archivo de la causa, alegando que había víctimas múltiples y el delito había continuado en el tiempo, o lo que es lo mismo , que según ellos el entrenador siguió abusando durante años de otras gimnastas. El juez también desestimó ese recurso el pasado 10 de abril.

Su argumento es el siguiente: "Los eventuales delitos relatados por la denunciante están prescritos. Y aunque hizo referencia a otros posibles delitos cometidos contra otras deportistas, en la misma época, la investigación policial encomendada por este Juzgado no ha permitido concretar delito alguno, como la misma Policía refiere. No basta, pues, la referencia genérica a otos posibles delitos, sin concreción alguna y sin existencia de indicios para la continuación del procedimiento".

El auto es un varapalo a la gimnasta y al CSD. Aun dejando a un lado la prescripción, tampoco se han encontrado indicios (ninguna compañera reconoció los hechos ante la Policía) de que el delito se cometiese contra otras deportistas.

El archivo está pues justificado por parte del juez, pero la campaña contra Carballo, mediática, y por omisión del Consejo Superior de Deportes sigue adelante. Algunos investigadores señalan que, en privado, una gimnasta les habló de las ganas que tenía el CSD de "quitarse al entrenador de en medio". Pero esto tampoco es una prueba. Como no lo es (pese a su elocuencia) la carta de apoyo de los padres de gimnastas que estaban entrenando con "Fillo" en el Centro de Alto Rendimiento.

https://docs.google.com/document/d/1-e22s803DCPGy7o3VNMmvfoAlUCOofQtFpZa4X3Nig0/edit

"Nosotros no tenemos argumentos para saber si se cometió o no el delito aunque es extraño que una mujer tarde 30 años en denunciar. Podría entenderse que al principio tuviera miedo o recelos...sin embargo, es demasiado tiempo". Es la opinión de un viejo investigador de Policía Judicial. Pero esto tampoco es una prueba. Solo la voz de la experiencia.